Page 14

129 24 10
                                    

Mamá y papá al día siguiente nos preguntaron porqué no llegamos a reunirnos con ellos, sin embargo, mi padre insistía en preguntar que habíamos hecho.

- ¿Estaría mal decirle que su hijo me sometió todo el día y que en la madrugada nos tomamos un café como buenos amigos? -me preguntaste casi en susurro una vez que mi padre se apartó de nosotros para seguir a mamá hacia la plaza de verduras.

- También dile que nos tomamos unas cervecitas -conteste.

Ambos reímos y sutilmente me diste una palmadita en el hombro. Tenía las manos guardadas en los bolsillos y por alguna razón, me dieron ganas de enlazar una de ellas con una tuya, pero me resistí.

- Hyun Joong hyung, ¿irás con nosotros a Jeju?

Mi respuesta quedó en el aire al escuchar un grito casi ahogado de una mujer.

- ¡¿Young Saeng-ah?!, ¡Young Saeng-ah!, ¡¿eres tú?!

Vi todas las fases de tu reacción. Primero tragaste saliva, luego abriste un poco la boca, como si se te hubiese secado; seguido abriste los ojos y frunciste el ceño, tú piel perdió un poco de color y finalmente, tras temblar y titubear un poco, te diste vuelta con lentitud.

- ¡Oh, Young Saeng-ah! -escuche tacones viviendo hacia nosotros y no pude evitar girar a ver quien te llamaba con emoción.

Una mujer no mayor de 55 años te abrazo por los hombros dejándote un poco aturdido e inmóvil. Ella soltó un sollozo y se escondió en tu cuello, al cabo de unos segundos le devolviste el cálido gesto con pesadez.

- Mamá... -soltaste en un murmullo.

Desvíe mi vista más y encontré a un hombre muy parecido a ti, por su cara súper que estaba atónito. Sus ojos no eran más que el reflejo de enojo. No podía negar que su rostro se me hacía familiar y no era porque te parecieras a él.

- ¡¿Donde te habías metido?! -la voz de tu madre me hizo dejar de ver a tu progenitor para enfocar mi vista en ustedes de nuevo- ¡¿Estuviste todo este tiempo aquí?! -se separó para detallarte.

- Si son sus padres, es mejor que nos vayamos -papá había aparecido tras de mi, susurrando- Vamos.

Pero no me moví ni un poco cuando mi padre me tomó de la mano para irnos.

- ¿Por qué estás en estas fachas? -la mujer te preguntó sonriendo- ¿Donde están tus abrigos y tus zapatos?, ¿tus joyas?

Era cierto. Cuando te conocí dabas el perfecto aspecto de niño rico y además de que vivías casi en una mansión.

- Heo Young Saeng -la voz de tu padre me hizo estremecer y se fue acercando.

- Hyun Joong, en serio, vámonos -mi padre también noto lo intimidante que era el tuyo- Tu mamá nos está esperando.

- Pues que espere, porque no me voy de aquí sin Saengie.

Al soltar aquellas palabras que para tu madre sonaron egoístas, me miró con enojo.

- ¿Que no piensas responder las preguntas de tu madre, Young Saeng? -hizo énfasis en tu nombre y supe que lo hizo por mi. Tú solo desviabas la mirada de un lado a otro para luego ir soltando a tu progenitora lentamente.

Me quedé detallando al señor Heo y por fin di con quien era. Él iba al bar, siempre sacaba tema con alguien y después de unas copas se quejaba de lo marica y cobarde que era su único hijo.
Era extraño ver a alguien adinerado como él en un bar de mala muerte como en el que trabajaba. Varias veces tuve que ayudarlo a tomar un taxi.

- Te vienes con nosotros, Young Saeng, tenemos muchas cosas de que hablar.

Sentí miedo por ti y mi padre insistía en halar de mi mano para irnos; pero yo seguía sin hacerle caso.

- Saengie -susurré.

Vi como tomabas una gran cantidad de aire casi derrotado por tus emociones. No sabía que eras tan sensible y tan fácil de leer.

- Mis abrigos los regalé a personas que viven en la calle. Los zapatos de vez en cuando los uso y mis joyas las vendí por ahí para poder pagar la matrícula de mi universidad. No son fachas, mamá... es ropa normal, ropa cómoda, ropa, es solamente ropa -había cierta autoridad en tu voz.

Tu madre tenía una expresión de indignación y tu padre dejó pasar tu repuesta, pero con voz ronca volvió a hablar.

- Tenemos mucho de qué hablar, vámonos ahora mismo -te exaltaste seguramente con miedo.

- Papá... -lo llamaste ahogado.

No quise tomar tu mano con miedos sueltos, tampoco quise tomarla mientras yo temblaba. No quería sujetarla delante de personas que sobraban.

Pero lo hice, tomé tu mano entre la mía.

- No vayas Saengie... quédate, quédate conmigo.

KHJ

Hyung Jun quiso echar un chillido de emoción. Era una auténtica historia de amor que había cautivado su corazón en todos los sentidos.

Leyó más abajito donde había una pequeña nota final escritor por Young Saeng que decía lo siguiente, "Gracias por sujetar mi mano para nunca más soltarla. Eres un hombre de luz, un hombre maravilloso. Mi hombre."

Kim ahora si dejó escapar el chillido de emoción y tomó su teléfono para llamar a su prometido.

- Acabó de irme, ¿ya me extrañas? -Jung Min contestó.

- ¡Creo que llamaré a la señora Hye Soo para devolver el diario!

- ¡¿Qué?!, no hemos terminado de leerlo.

- Se me acaba de ocurrir una gran idea, Min.

- ¿Cuál?

- Voy a ir a entregarlo personalmente.

- Ajá...

- Y así poder escuchar la historia siendo contada por los Kim, ¿qué opinas?

- Mi bebé es muy inteligente -el mayor sonrío.

El Diario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora