Hye Soo miró a su padre a la par que pasaba fuertemente la mano por la boca; Hyun Joong tenía una expresión dura y mirada sombría, su linda y alegre aura había cambiado por una fría, distante.
- Esto tiene que ser una pesadilla, Soo.
- Papi...
- No, no -el viejo negó con la cabeza también- Me tienen que estar jodiendo -se paró de golpe de la silla en la cual su hija lo había sentado para que esperara mientras ella buscaba el diario entre la caja de sus libros.
- Debe estar en alguna parte, no te desesperes -Soo le tomó sutilmente del hombro, causando que Hyun Joong lo moviera para que no lo tocara.
- ¡Soo, no está, no está!, ¡mi diario no está! -se veía muy afligido- ¿Sabes lo importante que es esa autoría?
- Por supuesto que lo sé, papá -ella frunció el ceño.
- Tenemos que hacer algo -el mayor avanzo para salir de la nueva oficina de Soo- Es obvio que no está acá en la casa.
- ¿Y que quieres que hagamos? -la chica lo siguió, sobando una de sus sienes.
- ¡Como fue tu marido el que lo perdió, ponlo a que llame a la empresa de los camiones de mudanza que trajeron nuestras cosas! -infló los mofletes molesto.
- Papi, subí millones de veces al camión para sacar cosas y jamás vi nada tirado. Aparte, las cajas estaban bien selladas y eres testigo de eso.
Hyun Joong bajo las escaleras cual adolescente rebelde, con una preocupada Hye Soo tras él.
- Baja con cuidado que te vas a partir la cadera, papá.
- Si no se quedó en el camión de la mudanza, debe estar entonces en la casa. Llama al jovencito ese, al que le vendiste la casa, Kim Hye Soo.
La mujer suspiró y con eso hizo que su padre la viera inmediatamente.
- No tengo el número del joven Kim -fue la respuesta que le dio.
- ¡¿Qué, qué?! -gritó Hyun Joong- ¡Soo, cielo!, ¡¿cómo que no tienes el número de ese niño?!
- Papi, con el joven Kim quedamos en que si necesitaba algún cambio o lo que fuera, él me llamaría a mi.
Hyun Joong apretó la mandíbula y totalmente herido dejó salir una mirada de tristeza.
- Iría a tocar el timbre de MI casa -explotó- Pero soy un viejo estorboso... ya no estoy para aguantar 6 horas de viaje de aquí hasta Seúl...
- Papá, no digas esas tonterías... -la impaciencia florecía en Soo.
- Papá nada, y no son tonterías. Esto es inaudito, Soo -él negó- Vendiste la casa de Young Saeng que también era mi casa. No sabes lo duro que trabajamos para tenerla...
- Estás sentim...
- Me iré a dormir -dejo la discusión que él mismo estaba creando hasta ahí.
Hye Soo no respondió y dejó que su padre se fuera, escuchando como éste azotaba la puerta del cuarto.
- Perdón por el ruido, Saengie -el mayor reposo la frente en la cama de su habitación- Pero estoy de muy mal humor.
•••
Hyung Jun lamió sus labios mientras escuchaba a su madre por la línea.
- Sí, sí mamá. Lo dejaron venir a casa mientras acaba su incapacidad -dijo entrando al cuarto- Bien, le daré tus saludos... bien... sí... cuídate tú también, adiós -bajo el teléfono y miro a su novio- Hey hyung, mi mamá te manda saludos.
- Gracias -respondió vagamente.
Dejó el teléfono a un lado y al regresar la vista a su prometido lo vio con el diario entre las manos, con la mirada pegada a las páginas y con la boca abierta igual que sus ojos.
- El papá de Young Saeng era un loco.
- ¿Verdad que sí? -se echó a la cama en diagonal, viendo a Jung Min.
Espero a que el mayor terminará de leer y entender la historia, para luego acomodarse a su lado. Park rodeó el delicado cuerpo de Hyung Jun con uno de sus brazos a la par que éste descansaba su cabeza en el hombro ajeno.
- ¿Lees tú? -pidió el más joven.
- Claro -el otro sonrió ante la petición- Yo había...
Yo había intentado decirte también que te quería al finalizar alguna de nuestras llamadas, pero no podía.
Siempre decía lo misma: "Cuídate y saluda a mi padre de mi parte. Hablamos después." Pasaron meses para que yo pudiera expresarte un poco de mi amor... Aunque todavía me pregunto si no lo habrás sentido cada vez que te enviaba la letra de alguna nueva canción que componía...Creo que era la timidez lo que impedía muchas cosas. O al menos eso decía mi madre.
- ¿Y bien?, ¿cuando es el grado entonces? -papá se oía feliz.
- El 7 de febrero -respondí.
- ¡Ah~ ya eres músico, hijo!
- ¿No es increíble? Hace nada me decías que esa carrera era para vagos y...
- Hyun Joong-ah, si continuas... papá se pondrá a llorar.
- Era una broma -sonreí.
- ¡Oh!, ¡bienvenido Saengie!
El corazón me bombeó más sangre y sentí mi cara enrojecer. Las manos me empezaron a sudar, era como si prácticamente estuvieras frente a mi, como si estuvieras sonriendo para mi.
- Ven, ven Saengie -papá te hablo- Hyun Joong-ah ha llamado para contarnos que se va a graduar en un mes, ¿no es eso fantástico?
Ese ruidito que normalmente haces con tu nariz al oír alguna noticia buena o algo que te sorprenda, pude escucharlo claramente. También escuche como te acercabas y seguramente le quitabas el teléfono de las manos a mi papá.
- Hyung, ¿es en serio?
- Si...
- ¿Podemos ir a la ceremonia?
La boca se me secó y otro saltó dio mi corazón. Mis ojos parpadearon y en una gran sonrisa pude responderte que si.
- ¡Iremos! -dijiste al instante en que contesté tu pregunta.
- Pe-pero Saeng... tus pad...
- Estaremos allí sin falta, hyung -cortaste mi oración- Es una promesa.
¿Por qué me sentía tan bien al escucharte decir eso?, rayos...
- ¡Te... te daré un regalo, hyung! -tu voz era dulce.
Mi regalo era que estuvieras presente en mi grado... aplaudiendo a quien seguramente cantaría en algún bar, o quizá debajo de un puente, o en alguna estación de tren. Tú eras mi regalo.
- Yo también... -sonreí.
- ¿Eh?
- Yo también te quiero, Young Saeng, realmente te quiero.
ESTÁS LEYENDO
El Diario
RomanceKim Hyung Jun tuvo la suerte de encontrar un diario, y el privilegio de leer la historia de Kim Hyun Joong y Heo Young Saeng.