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Hyung Jun le sonrió a la chica mientras asentía repetidas veces, tomaba apuntes y juraba que en vez de escribir hangul, estaba haciendo garabatos, garabatos que la pobre de Yuri tendría que descifrar después.

- ¡Así quiero mi vestido! -finalizó la joven.

- En orden -Hyung Jun puso punto final y se paró- Vamos a tomar medidas entonces.

Su clienta sonrió y también se puso de pie para que Kim pudiera hacer su trabajo. Compartieron la emoción de estar comprometidos y de estar con las personas correctas.

- ¿Como se llama tu futuro esposo? -el joven quiso saber.

- Hyun Joong -ella sonrió.

Fue casi imposible no evitar pensar en el diario que estaba olvidado justo en su mesa de noche por culpa del trabajo atrasado. Hyung Jun sonrió tontamente.

- Lindo nombre.

- ¿Y tú prometido como se llama, oppa?

- Su nombre es Jung Min.

- ¡Se llama igual que mi hermano menor! -informó.

Siguieron hablando y finalmente salieron juntos del negocio, Hyung Jun dio por terminado su trabajo por ese día y se fue a pie, no sin antes hacer una reverencia a la dulce joven que había atendido.

Los pasos de Kim fueron lentos y se detuvo a comprar una que otra cosa. Una cuadra antes de llegar a su casa, sacó las llaves y apresuró el paso cuando recordó que debía leer el diario. Entró sin quitarse los zapatos, dejó las compras regadas en la mesa comedor y prometió organizar todo después. Corrió prácticamente al cuarto en donde lo esperaba la cama desatendida; se echó al colchón mientras se quitaba los zapatos y tomó el diario para después ponerse las cobijas encima, soltó un suspiro antes de ponerse a leer.

Cuando Julio estaba finalizando, tuve que llegar tarde al trabajo porque mamá había enfermado, sin embargo, cuando llegué al bar a eso de las 19:00, tú ya estabas ahí... ebrio, muy ebrio.

- Dios santo, Young Saeng-ssi -exclamé poniéndome el delantal detrás de la barra- Apenas es lunes y bebes como si fuera viernes.

Levantaste la cabeza con un hipido, el sonrojo de tus mejillas y el chupetón que te había hecho días atrás en medio de nuestra borrachera, eran parte de ti sin vergüenza alguna. Recuerdo haber tragado saliva sonoramente ante la intensidad de tu mirada, ante la intensidad de ti.
Sonreíste con amargura y lamiste tus labios para después agachar la cabeza nuevamente.

- Ojalá fuera viernes, Hyun Joong-ssi -me dijiste.

Me quedé viéndote y pude detallar cómo apretabas la cerveza que reposaba en tu mano derecha y en la barra.

- ¿Sucede algo? -pregunté.

- Sucede todo -engaste con la cabeza y nuevamente la alzaste. Tus ojos filosos se encontraron con los míos una vez más y tuve que sonreír para romper la tensión que habías creado en mi.

- La noche hasta ahora comienza, puedes contarme que te pasa -para mi suerte, el bar estaba casi vacío y los clientes que estaban en el lugar ya habían sido atendidos.

- Pasa que mañana es mi boda -soltaste.

- ¿Que dijiste Young Saeng-ssi?

- Lo que escuchaste -y le diste un sorbo a la cerveza- Papá adelantó esa mierda y es gracioso... me dejaste lleno de chupetones y no podré tener una noche de bodas digna.

El corazón se me había subido casi a la garganta, podía jurar que los ojos se me iban a salir en cualquier momento y lo único que salió de mi boca fue.

- ¿Y tú te quieres casar?

- Por supuesto que no -respondiste rápidamente- Es un anciano que luchó con mi papá en la II guerra mundial, Dios... esto es horrible, no sé en qué está pensando mi padre.

- Huye de aquí -te dije.

- ¿Qué? -negaste- Me encontrarían, ésta ciudad no es lo suficientemente grande para un soldado de élite como mi padre.

- ¿Te quieres casar si o no? -me apoyé en la barra para quedar un poco más cerca de ti- Saeng -te llame al no escuchar ninguna respuesta.

- Ya te dije que no, Hyun Joong-ssi.

- Entonces huye de aquí. Yo costeare todo, pero vete.

- ¿Por qué?

- Ya no estamos en una época en donde te pueden obligar a casarte. Debemos aprender a dejar a los tutores de lado y pensar por nosotros mismos, decidir por nosotros mismos, sin importar que pase.

- Bien, acepto... huiré.

Sonreí lleno de alivio y de la nada, juntaste tus labios con los míos.

- Pero solo si vienes conmigo, eres la única persona a la cual le confiaré mi vida.

Y no solo me confiaste tu vida, sino que también tu futuro. Fue allí cuando se desató nuestra historia, fue allí donde empezó todo y fue con ese beso que me diste, donde unimos nuestras vidas para siempre.

KHJ

Hyung Jun se quedó sin aire y justo su celular sonó. Hizo maniobras para sacarlo de su bolsillo y contestó.

- ¿Estás seguro de casarte conmigo, hyung? -ataco con la pregunta.

Jung Min rió.

- Si, Junnie.

- Bien, yo también quiero casarme contigo.

Siguió hablando con su prometido, anhelando que cortara con la llamada pronto, porque quería saber qué ocurrió después de tan profundas palabras.

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