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Hyung Jun sonrió antes de colgar con la llamada con Jung Min y volvió a abrir el diario, le dio vuelta a la página encontrándose con unos dibujitos elaborados por un infante. Recordó que Hyun Joong había dicho que él y su amado tenían una pequeña, la sonrisa volvió a adornar su rostro y nuevamente dio vuelta a la página para ver una caligrafía diferente a la que sus ojos ya se habían acostumbrado.

Eres pésimo escondiendo cosas. Ya encontré tu cursilería, solo me queda decirte que soy feliz a tu lado, que te amo demasiado y que agradezco tu inmenso e inigualable amor.

Eres el mejor.

Young Saeng.

Hyung Jun guió sus ojos unos renglones más abajo y siguió leyendo.

No pretendía esconder esto de ti. Pretendía más bien que lo vieras para que corrieras a mi y me dieras unos besitos por ser tan lindo.

Ese era Hyun Joong, no había duda de eso.

- Cursi -Hyung Jun murmuró.

El siguiente texto que estaba por la hoja, eran separados por otros renglones, no dudó en seguir leyendo.

Ay por favor... ya viste que no fui a tus brazos.

Hyung Jun soltó una risotada imaginando a Young Saeng. Se notaba que era alguien de orgullo.

- Oh bueno, eso es porque estás en mis brazos desde tiempo atrás, dulzura -leyó el joven en voz alta- Rayos, Kim Hyun Joong -y sonrió.

Querrás decir que tú eres el que está en mis brazos, Hyun Joong-ah.

El joven se preguntó si Young Saeng era temperamental; se preguntó que clase de personas eran los autores de tan atrapadora historia.

Deja de tomar mi diario y ven a besarme, Young Saeng.

Los ojos de Hyung Jun seguían de renglón en renglón, no hubo respuesta a ese mensajito y quiso creer que Young Saeng si fue a los brazos de Hyun Joong para besarlo como éste lo había pedido. Dio vuelta a la hoja y detalló la letra deforme y colorida junto con un tierno dibujo de palitos, pudo identificar que eran dos hombres y una pequeña.
Volvió su vista al texto colorido y leyó los nombres.

Kim Hyun Joong.

Heo Young Saeng.

Kim Hye Soo.

Cerró el diario frunciendo los labios, el nombre se le hacía conocido.
El timbre de su casa lo desprendió de sus pensamientos un poco y se paró para ir a abrir la puerta.

- Kim Hye Soo, Kim Hye Soo... -dijo mientras caminaba a la principal.

Al abrir la puerta fue recibido por el cálido abrazo de su madre. Le devolvió el acto con gusto y la dejó pasar mientras el nombre de Hye Soo seguía en su mente. Tomaron café y hablaron un poco a la par que Hyung Jun le informaba acerca de los nuevos detalles de la boda y de los cambios que le haría a la casa una vez estuviera su futuro esposo.

- A todas estas, ¿qué piensa Jung Min de la casa amueblada, cariño? -la señora Kim tomó de su café.

- Le gustó -respondió- Pero ya sabes qué hay cosas que no fueron de nuestro total agrado, como unos cuadros que guarde en el ático.

- Si claro -dijo ella.

El silencio reinó y segundos después, de la nada, Hyung Jun pegó un brinco.

- ¡Woah! -casi gritó, exaltando a su madre- ¡Kim Hye Soo es la mujer que nos vendió la casa! -chilló poniéndose de pie.

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