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- ¿Sigo? -Park preguntó.

Hyung Jun, entre dormido y despierto le respondió que sí, mientras fingía que le ponía atención pero en realidad estaba siendo arrullado por la voz de su prometido.

- Mi corazón...

Mi corazón latía exageradamente para mi gusto, cuando el maestro Lee llamó para que pasara a recibir mi diploma. Aún cuando les dijeron que podían aplaudir solo hasta el final de la ceremonia, papá, mamá y tú echaron unos aplausos fuertes que incitaron a mis compañeros a hacer lo mismo.

"Realmente lo mereces, Hyun Joong-ah."

"Tienes el talento para esto."

"Eres todo un poeta."

Fue lo que más escuche por mis iguales mientras me acercaba al auditorio a recibir mi diploma.

- ¡Bien hecho, hyung!

Tú voz sonó provocando que te mirara para sonreírte. Terminé de subir las escaleras, tomé el diploma y en cuanto lo tuve en mis manos, lo alcé mostrándolo ante ustedes.

La ceremonia fue algo larga, pero no tanto como el pequeño pasillo de personas y sillas que tuve qué pasar para llegar a ti.

- ¡Ay, mi bebé! -mamá me abrazo besando mi mejilla sonoramente.

La abrace por los hombros y me quedo viéndote. Estabas muy lindo ese día... Aunque bueno, todavía te ves muy lindo.

- ¿Y bien?, ¿qué quiere hacer el graduado? -papá se hizo frente a mi, tapándote casi por completo.

- Comer -sonreí- Muero de hambre.

- No se diga más -mi progenitor dio un brinquito- Ve a entregar tu toga y birrete mientras tú madre y yo vamos a buscar algo por aquí cerca.

Asentí dándole el título a la par que me deshacía del birrete. Recuerdo a ver despeinado mi cabello moviéndome un poco para encontrarte tras papá mordiéndote el labio inferior.

- ¿Me acompañas, Saeng? -te pregunté.

Me miraste desconcertado y solo atiné a sonreír.

- A entregar la toga y el birrete.

- Ah, sí, sí -aceptaste sin siquiera pensarlo.

- Los esperamos afuera entonces -mamá avanzó unos pasos hacia la salida.

- Bien.

Tome tu muñeca para jalarte a mi lado y una vez te tuve donde quería, te solté. Salude a uno que otro maestro y compañero.

- Hace calor, ¿no crees? -en vez de sonar en forma de pregunta, sonaba más a queja.

Te miré.

- Pareces un tomate de lo rojo que estás.

Automáticamente te tocaste ambas mejillas con las manos.

- Estoy ardiendo.

- Vaya que sí, Young Saeng-ah, porque ese traje te queda muy bien.

Ni siquiera respondiste, pero escondiste tu cara bajándola para dejarla fuera de mi vista. Apuesto a que tú cara se sonrojó aún más.

Y justo al borde de la hoja habían unos pequeños hangul diferentes a los de Hyun Joong. Jung Min supo que eran los de Young Saeng porque ya los había leído y visto antes.

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