Hyung Jun abrió los ojos con pereza y luego bostezo buscando el celular en la gran cama. Cuando por fin lo encontró, sin dudarlo dos veces lo tomó y entrecerró los ojos viendo la hora, el reloj marcaba las 3:10 a.m. lo cual significaba que sólo había dormido 4 horas después de terminar la llamada con Jung Min. El diario que iba dedicado al tal Young Saeng seguía sobre su pecho, así que, se retiró las pocas legañas que había adquirido durante sus pocas horas de sueño, prendió la luz y abrió las memorias.
La primera vez que te vi fuera del bar, fue cuando terminaba mi turno. Estabas justo en la esquina del local y parecías estar de mal humor... como casi la mayoría del tiempo.
Recuerdo haber caminado a zancadas y sentía que las piernas no me daban basto, pero cuando estuve frente a ti no pude evitar sonreír.- Pensé que te irías a tú casa -te dije.
- Lo hubiera hecho pero no tengo dinero para regresar -me miraste.
- ¿Te gastaste tu dinero en licor? -pregunté acomodando mi vieja mochila.
- Me atracaron saliendo del jodido bar -tu respuesta fue dada con una fuerte exhalación.
Automáticamente empecé a detallarte para ver si estabas herido, más solo encontré la ausencia de tu abrigo, tu reloj y hasta de tus zapatos.
- Que lindos calcetines -dije al ver las medias del oso Yogui.
Echaste una risita y murmuraste un "Gracias". Que linda sonó tu voz.
- Pues yo tampoco tengo dinero para devolverme a casa, porque vivo a 6 cuadras de aquí -te dije- Sin embargo, me niego a dejar a una bella dama a la mitad de la noche, sin abrigo y sin zapatos.
- Bella dama tu abuela, mesero.
- Hyun Joong -hablé- Me llamo Kim Hyun Joong.
- Saeng -dijiste guardando las manos en tus bolsillos.
- Un gusto -sonreí.
- ¿Lo es?
- Si.
Parpadeaste rápidamente para luego sonreír... y seguramente fue allí, cuando el aleteo de tus pestañas dejaron mi corazón cautivado.
- ¿Vives lejos? -te pregunté.
- A dos barrios de aquí.
- No es mucha la distancia -y mire mi reloj- Si nos damos prisa, seguramente estaremos en la puerta de tu casa en 30 minutos.
- Así es.
Te miré y noté el choque entre sus dientes, me retire la mochila, la dejé a mis pies y me saqué la chaqueta para luego entregártela.
- Quizá te quede algo grande -dije, pues nuestras estaturas y contexturas son un poquito diferentes- Pero al menos te guardará del frío.
Vi la duda en tus ojos, pero aún así tomaste mi fiel corta vientos y la pusiste sobre tus hombros.
- Eres muy amable, mese... Hyun Joong-ssi.
Asentí y tomando su cintura para que avanzaras finalmente te dije.
- Hora de ir a casa, Saeng.
El camino fue silencioso, pero dejó de serlo cuando hiciste que me detuviera en una casa inmensa. Un silbido de sorpresa salió de mis labios y recuerdo que tu risa fue algo escandalosa al oírme.
- ¿Que? -dijiste.
- Es inmensa.
- Y solitaria también, Hyun Joong-ssi -y la miraste- Pero me conformo.
Y después de 5 años de aquello, me pregunto si tú tenías idea alguna de que dejarías esa mansión que tus padres te habían dado, por un hogar más pequeño, cálido y acogedor que es mi ser... mi cabeza es tu techo, mis ojos las ventanas, mis brazos las paredes y mis piernas el suelo.
Me encanta cuando dices que soy tu hogar, me hace sentir afortunado y realmente feliz de tenerte.
KHJ
El corazón de Hyung Jun estaba derretido por tanto amor, no pudo evitar abrazar el diario y echar un chillido de adolescente enamorado. Aunque claro, enamorado si estaba.
Apago la luz dispuesto a dormir, pero al no conciliar sueño, no tuvo de otra que tomar el celular y con ansias fue a sus contactos para marcar el primer número que tenía allí.
- Dios, Jun... harás que me quiten esta porquería que tanto insististe en que trajera... -Jung Min habló bajito y adormilado- No puedes llamarme a estas horas, cielo, me van a regañar si me pillan con...
- Te amo mucho, hyung -fue lo único que dijo Hyung Jun.
- Yo también, hasta más tarde -respondió el otro con miedo.
- ¡Espera!, solo... solo escúchame -el menor trago saliva y volvió a hablar -Hyung, eres mi hogar.
- Lo sé, amor.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque tú también eres el mío, Junnie.
La llamada fue cortada y Kim quedó con una linda sonrisa en el rostro.
- Sé de que hablas cuando dices que te sientes feliz y afortunado de tener a alguien, Kim Hyun Joong -pensó en voz alta.
Y cerro los ojos para dormir.
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El Diario
RomanceKim Hyung Jun tuvo la suerte de encontrar un diario, y el privilegio de leer la historia de Kim Hyun Joong y Heo Young Saeng.