Page 24

130 23 12
                                    

- La boda, los preparativos... todo fue una verdadera locura -la voz de Hyun Joong llegó a Hyung Jun cautivando la atención del joven, que dejó su bebida listo para escuchar una vez más al señor Kim- Soy feliz de tener buena memoria a pesar de mis largos años, joven Kim. ¿Puede creer que aún recuerdo el olor del perfume que se aplicó Saengie el día de nuestro matrimonio?, todavía tengo la mente fresca de cuando él entro a la capilla hermoso, elegante para luego decir: "¡Paren la música, se me desató la agujeta de un zapato!"

Hyung Jun soltó un ronroneo de risa y Hyun Joong sonrió al escucharlo.

- Le cuento para que pueda irse tranquilo, joven Kim.

Todo parecía perfecto en nuestras vidas. Habíamos conocido nuestro país de punta a punta y por fin yo había dado el primer paso a una vida eterna y merecida junto al hombre que más amaba.

- Si no te casas conmigo serás infeliz por el resto de tu vida -le dije temblando, parecía más una amenaza que un comentario gracioso, el cual quería que sonara de la última forma porque Young Saeng estaba impactado y yo llevaba con el anillo extendido más de dos minutos viéndole la cara enrojecida y escuchando como balbuceaba cosas que no entendía principalmente porque eran inaudibles.

- ¿Qué? -por fin contestó.

- Que si te quieres casar conmigo, Saeng.

- No, eso no. Lo otro que dijiste, ¿qué? -sus pómulos se elevaron y dejó la vista a su hermosa sonrisa para después dejarme escuchar su escandalosa risa.

- ¿Que si no te casas conmigo serás infeliz por el resto de tu vida? -alce una ceja a la par que cambiaba de rodilla para apoyarme en el piso porque ya me había cansado.

Él asintió divertido, frunció los labios y preguntó- ¿Por qué lo dices?

- Porque estoy seguro que soy tu alma gemela -contesté al segundo de su pregunta- Estamos destinados a estar juntos queramos o no, así que... ¿me vas a dar el sí?

Young Saeng se lanzó haciendo que fuéramos a dar en el suelo, me besó sutilmente y chilló poniéndose en sus rodillas a la par que me mostraba su mano izquierda para yo poderle poner el anillo.

- Sí y un millón de veces sí -sonrió.

Le devolví el beso, le devolví la sonrisa y puse la sortija en su dedo, escuchando como el personal del café Blue aplaudía y alzaban la voz en júbilo felicitándonos.

Mamá lloró con la noticia, papá solo nos abrazó y rezó por nuestra felicidad, Young Joong hyung prometió encargarse de la comida. Los padres de Saeng al menos nos dieron la bendición para finalmente volver a desaparecer de nuestras vidas y para siempre... recuerdo que ni siquiera mi bebé le dio importancia de que ellos faltaran a su gran día, bueno, nuestro gran día.

Nosotros nos encargamos de los preparativos solitos. El mismísimo Young Saeng hizo nuestros trajes y no pude quedar más satisfecho con el trabajo.

- Bien, te tomaré las medidas -él se puso de pie y tomó el metro que estaba en la mesa, dejó un beso en mi mejilla y me hizo extender los brazos.

Luego siguió midiendo de hombro a hombro, después la parte alta de mi pecho, mi cuello y de ahí pasó a mi cintura. Más tarde a mi pelvis y finalmente midió el largo de mis piernas. Cuando lo vi tomar los apuntes de mis medidas, sentí como mi piel se erizaba, sabía que era el correcto porque nadie más logró ponerme de tal forma.

- Tus piernas no son tan largas que digamos, eh -comentó.

- Ay Dios -reí- Dame eso -le quite el metro e hice lo mismo con él. Sus medidas eran perfectas, elegantes y pares, tal como es Young Saeng.

Admito que me excedí un poco cuando lo vi tan concentrado anotando otras cosas en el papel y yo se lo rapé para que me besara. Las telas, la cajita de alfileres, la silla de la máquina de coser y el dichoso metro quedaron en el suelo igual que nuestra ropa y lo que más recuerdo fue que me dijo: "Tu y yo somos para siempre." Y así ha sido, es un para siempre hermoso.

La boda la realizamos en una capilla que mi padre consiguió, un amigo de mamá hizo el honor de casarnos y ahí estaba yo, ajustándome mi gemelo cuando la música nupcial empezó. Pensé que iba a desmayarme, no fui capaz de mirar a mi chico hasta que el sacerdote me dio un leve bibliazo en el brazo; al verlo sentí magia. Young Saeng brillaba, el pequeño ramo de flores lo apretaba con fuerza y cuando hizo contacto visual conmigo bajó la mirada de inmediato.

- ¡Ay no! -casi gritó deteniéndose, aún tenía la cabeza abajo- ¡Esto tiene que ser perfectoooo!, ¡paren la música, se me desató la agujeta de un zapato!

Reí como nunca ante eso. Él se agachó dejando el ramo en el suelo para amarrarse el cordón y una vez lo hizo, se paró tomando las flores y se dio vuelta.

- ¡Hagan de cuenta que no me vieron y fijen esa bonita y sincera sonrisa que me dieron cuando entré!

Los invitados rieron y finalmente la nutria de mi vida salió para volver a entrar, pero estoy seguro de que miro el piso para asegurarse de que sus agujetas estuvieran bien.
Cuando llegó a mi no pude describir la felicidad que sentí, sólo atiné a llorar como un niño pequeño durante toda la ceremonia y solté un sollozo al escucharlo decir: "Acepto."
Heo Young Saeng me aceptó cuando yo sentía que no era digno para él, pero aún así se aventuró a una vida conmigo.

Aquel día bailamos sin parar, comimos, bebimos y jugamos a las atrapadas en medio de nuestra celebración. Nos escondimos tras los invitados y mi familia para evitar ser tocados y perder la jugada.

- ¡Te tengo! -Young Saeng me abrazó por la cintura y dejó un beso detrás de mi oreja.

- La luna está hermosa, ¿no crees? -dije finalizando el juego.

- Oye sí, no me había dado cuenta que para esta fecha habría luna llena.

Brillante como mi esposo y admirable como el dueño de mi vida.

- Gracias por casarte conmigo, Saengie.

- Gracias a ti por elegirme como tu esposo.

No dijimos nada más por un rato y lo maravilloso de nuestra unión no fue la noche de bodas. Lo maravilloso fue cuando él se acostó a mi lado después de uno de los mejores días de mi vida.

- Te amo -me dijo cuando apagó la luz del cuarto.

- Te amo más -le respondí casi quedándome dormido.

- Pues yo te amo el doble... porque estoy embarazado -se rió.

Hyung Jun sonrió enternecido y tomó las manos de Hyun Joong sobre las suyas, pudo acariciar el anillo de bodas del anciano mientras que el mayor detalló la sortija de compromiso que tenía el chico.

- Me alegra saber que es feliz, Hyun Joong.

- A mi me alegra también, jovencito. Y me alegra más el hecho de que usted podrá experimentar esa felicidad en carne propia.

El Diario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora