008|Frank Obsesivo Compulsivo

285 42 63
                                    

¡Muchas gracias por las 100 estrellitas! Me conmueven. :)

++++

g.

¿Bullying en la universidad? Supongo que solo a mí me pasa.

Desde que me levanté y escuchaba el barullo de todos felices abajo desayunando, sentí que algo andaba raro. Creen que soy raro. No les interesa hablarme o integrarme a las conversaciones. Por no tener sexo y ser completamente virgen, descartan mis opiniones. Sería muy extremo que solo por eso me sacaran de la fraternidad, así que solo se limitan a ignorarme.

Mierda. Ahora mírenme. Sintiendo rechazo en la universidad porque mis compañeros de fraternidad no me hablan, es patético. Ahora estoy fumándome un porro en el patio; eso solo lo hago cuando estoy preocupado. Es increíble que no encaje en ningún sitio nunca.

El tic en la pierna vuelve. La hora no pasa rápido, son las 7:28 de la tarde y me está entrando una ansiedad terrible.

- No les hagas caso – ese es Ryan, parándose a mi lado, viendo en la misma dirección que yo en el patio – escucha, yo sé que lo de tu pene no funcionando apesta, en serio..., yo te apoyo. No sabía que los chicos eran tan... malos... - su rostro se ensombrece.

- Mi pene funciona – volteo mi rostro para verlo y dejo salir el humo del cigarrillo casero – solo que no me entran ganas.

Ryan me quita el porro asintiendo y le da una calada. Me lo regresa y me mira decidido, con los ojos entrecerrados, saboreando el humo y exhalándolo como si le ardiera, después tose haciendo una mueca graciosa. Recordé la primera vez que fumé hierba, me ahogué y me ardió la garganta como si se me estuviera incendiando en llamas; al día siguiente desperté con escalofríos y gripe.

- No sabía que le entrabas – señalo el porro.

- Bueno, hay muchas cosas que la gente no sabe de mí – exhala el humo torciendo sus labios hacia un lado para evitar que me pegue el humo – debo arreglar mi pene pronto – susurra, pero lo hace más para sí mismo que para ambos, así que finjo no escucharlo.

Aunque siga siendo de vibra relajada, Ryan luce un poco preocupado para mí. Tanto porque sus cejas se fruncieron y porque ya se adueñó de mi porro y se lo está echando como si fuera cosa rápida. Después de intentar salirse de su cuadro ansioso, sonríe y me mira.

- Eres como... ¿hermafrodita o algo así? – pregunta de la nada y yo siento que mis mejillas por fin se ensanchan un poco. No había sonreído en un buen rato.

Aviento una carcajada. No había reído en un buen rato. La última vez que eso pasó (que reí), estaba viendo galaxias en medio de una carretera desierta de Nueva Jersey en la madrugada con dos estampas de LSD metidas en la lengua. Pude haber muerto atropellado o algo así, lo sé.

Revuelvo su cabello, que de por sí ya está hecho mierda por el viento que hace aquí y él se ríe también. Esto es a lo que me refería cuando lo vi por primera vez: que sería mi amigo (aunque no supiera cómo hacer amigos propiamente) (aparte de que no me interesa mucho pues siempre termino ahuyentando a la gente de mí), y aun no lo siento así, pero el camino va por ahí. Le regalo el porro (lo poco que queda de éste) y niego ante su estupidez de "hermafrodita".

Salgo de la casa y mientras me encamino a mi "terapia", en modo automático (porque ni yo sé por qué estoy yendo), miro mis pies. Siento mis manos moverse impacientes dentro de los bolsillos de mi abrigo.

No... no necesito mis putos medicamentos.

+++

¿Será muy apresurado tocar la puerta si falta un minuto para las 8? Estoy frente a su puerta, son las 7:59... no, ya son las ocho. No me siento bien quedándome en un lugar fijo y solo estando de pie. Acomodo mi peso sobre una pierna y luego lo hago con la otra, impaciente. Mi rostro se siente apagado de nuevo, y hacia abajo. Bufo.

Psicólogo Frank [Frerard] Y [Ryden] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora