Narrador omnisciente
12/07/20
Sofía terminó de cerrar la mochila y miró a Grecia, no la veía desde su cumpleaños ya que la morocha ni se había molestado en venir estos días, le había mandado varios mensajes y Grecia los ignoraba.
- ¿Todo bien por casa? - Sofía se le acercó y está levantó la cabeza de su celular, las ojeras están muy marcadas.
- Estoy del orto. - Grecia se sorbió la nariz. - No duermo hace banda y para colmo me siento horrible.
- ¿Que te paso? - Se apoyó en un árbol, ya que estaban en la plaza de enfrente del colegio.
- Probe algo que me hace sentir bien, que me hace sentir alegre, pero cuando su efecto se va soy todo lo contrario. - Se auto señaló. - Como ahora.
Sofía no lo podía creer, no lo quería creer su amiga había caído en el vició, ese vicio que te arruina poco a poco, el que se hace sentir muchas emociones y cuando se va, se las lleva con el.
- No me digas, Grecia ¿Sos pelotuda? - Sofía se enderezó. - ¿Con quien probaste? No me mientas.- Sabia que Grecia no lo iba a agarrar sola, alguien la tuvo que haber impulsado para hacerlo.
- No te voy a decir. - Grecia le mantuvo la mirada.
- Decime Grecia, ya me decís. - Sofía la miró a los ojos.
- Ezequiel, me dijo que si no lo hacía me pegaba, te juro que yo no quería- bajo la mirada y sintió como Sofía y sus pasos se alejaban apurados.
- ¿Sos pelotudo? - Sofía lo giró de un solo empujón a Ezequiel haciendo que esté casi se caiga.
- ¿Que te pasa, pelotuda? - Ezequiel se limpió donde Sofía lo había tocado. -
- ¿Te crees piola? ¿Te pensaste que no me iba a enterar?
- No se de que hablas, flaca. - Negó con soberbia, haciendo que el enojo de Sofía aumente más.
- ¿Qué? ¿No tenes el polvito? Por eso no sos machito.- Sofía se arremangó la campera y se ajustó la colita.
- Loca, ándate antes de que te mate. - Le dijo entre dientes.
- Drogadicto, pelotudo y machito, la lista completa tenes vos. - No era la primera vez que peleaba con un hombre y no le daba miedo.
- Sofía, no me caes bien y todos lo sabemos, pero te tengo compasión así que ándate antes que te pegue.
- ¡JA! Vos a mi no me tocas ni con un palo, flaco. - Puso sus manos a los costados de su cintura.
- Baja la voz. - Le susurró entre dientes.
- ¿QUÉ? ¿NO QUERES QUE SE ENTEREN? ¿NO QUERES QUE SEPAN QUE EL NENE DE PAPÁ Y MAMÁ TERMINÓ SUENDO TERRIBLE MACHIRULO Y DROGADICTO? - le grito y varias miradas se posicionaron en ellos.
- Hasta acá llegaste wacha. - Ezequiel le pegó una piña en el cachete.
- ¿A SÍ? Ahora sos pollo. - Sofia de un salto se le subió y le empezó a pegar piñas. Lo tiro al piso y se le subió encima, cuando se cansó se levantó y le empezó a pegar patadas. - Para que aprendas que a las mujeres no se las toca, putito. - Le escupió en la cara.
- ¿Estas bien? - Grecia corrió hacia ella y está asintió.
- Mejor que nunca. - le sonrió y después de despedirse camino hacia sus casa.
🏙🏙🏙
Grecia se encontraba caminando sola, era de noche, las calles estaban frías y oscuras, pero lo necesita, necesitaba ese polvo blanco, necesitaba la magia que este le transmitía, necesitaba ser feliz.
Había aprovechado que su madre no estaba y había salido en busca de este, le había hablado a su tranza y este le dijo que ahora no tenía soldaditos disponibles, que ella lo tenía que ir a buscar, Grecia en desespero agarro su campera y salió en busca de este.
- ¿Cuanto era? - Le pregunto cuando esté le extendió los tres bollitos.
- 520, te hago descuento mami. - El traza espero paciente a que está le entregará la plata y después de despedirse le cerró la puerta.
Grecia volvió a caminar hacia su casa, cuando llegó abrió la puerta y la cerró tras ella, camino hasta la cocina y de el fondo de la heladera sacó el termidor, agarro una jarra de metal, le puso hielo, un poco de manaos de pomelo y el vino, lo llevo a su pieza y sé encerró.
Se sentó en el piso y le dio un sorbo a la bebida, lo dejó a un costado y del bolsillo de su campera sacó los tres bollitos, agarro uno y a los otros dos los volvió a guardar.
Su celular empezó a sonar por toda la pieza, lo agarro el número de Sofía aprecio por su pantalla, lo ignoro y de la funda sacó su documento. Agarro el bollito, lo abrió y puso e polvo sobre la pantalla de su celular, hizo tres lineas, las miró, ¿Que le hacía otra raya más al tigre? Se pregunto y aspiro una de las líneas. Tiro su cabeza hacia atrás sintiendo como ese polvo le hacía arder, su celular volvió a encender, pero con una llamada de Manuel, rápidamente y con cuidado, volvió a poner la cocaina en su papel y después de limpiarse la nariz, atendió.
- Grecia. - la voz de Manuel se escuchaba dura. - Estoy en la puerta, abrime.
Está abrió rápidamente sus ojos y corrió hasta adonde había dejado los bollitos de coca, los cerró bien y los escondió abajo de la almohada, se volvió a mirar en el espejo y salió de la pieza con su jarra en mano.
- Arruinada es poco. - Manuel entró a la casa y encaró para su pieza.
- ¿Que haces acá? - Grecia se paró en el marco de la puerta y Manuel se tiro en la cama.
- ¿No puedo ver a mi mejor amiga?- Manuel la miro y está asintió.
- ¿Que haces? - Grecia abrió sus ojos cuando Manuel metió las manos bajo su almohada por comodidad.
- Me estoy poniendo cómodo. - Sonrio, pero lo dejó de hacer cuando tanteó algo.- ¿Qué es esto? - Sacó los tres bollos y los abrió.
Grecia negó y contuvo las lágrimas, sabía que ahora se le venía una y no era nada linda.
- ¿Qué mierda haces con esto, Grecia?
-¿Se lo guardo a un amigo?- Trató de sonar tranquila, pero le salió más como una pregunta, bajo la vista a su celular.
- ¿Hace cuanto? - Manuel se sentó y Grecia levantó la vista de su celular.
- Casi tres semanas, pero te juro que yo no quería.- Hablo rápido, haciendo que Manuel apenas entienda.
- ¿Qué queres decir?
- Que Ezequiel me obligo, me dijo que si no lo hacía me pegaba. - Bajo la cabeza y Manuel se levantó de la cama enojado.
-¿Por qué mierda no nos dijiste? - Manuel llevó sus manos a su nuca y se tiro del poco pelo, estaba muy enojado.
- Porque ustedes tienen su vida, tienen sus problemas y no los quería molestar. - Grecia se sentó en la cama y las lágrimas no tardaron en aparecer.
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Quisiera poder terminarla o hacer algo más piola, pero no me sale.