Max y su secta salieron a una discoteca por la noche, yo no quise acompañarlos, me encontraba indispuesto. Además, no podía beber nada y, después de ver a Joshua, lo que más deseaba era perder niveles de consciencia o desmayarme. Me quedé en casa de Max, con la única compañía de la anciana fantasma. Para no aburrirme me la pasé haciéndole preguntas como si en serio pudiera responderme.
—¿Por qué de la nada Joshua vuelve a aparecerse?
Me encontraba acostado en la cama, viendo al techo y lanzando una pelota de esponja hacia arriba.
—¿Debería desbloquearlo?
Como era de esperarse, nadie respondió.
Me estiré para tomar el móvil y abrí la lista de contactos bloqueados. Lo de la anciana solo era una manera de hacerme el estúpido, yo en realidad quería desbloquearlo porque creí que sería una forma de demostrarme a mí mismo que ya no me importaba tener su número ahí, que él podría seguir en la memoria de mi teléfono sin que me viera tentado a buscarlo.
Lo desbloqueé de WhatsApp y cerré los ojos con fuerza, pensando que me encontraría con sus mensajes, sin embargo, el chat estaba vacío. Karen se encargó también de borrarlos. Su conversación se quedó abierta y yo medité un rato si decirle o no algo. Terminé por arrepentirme, bloqueé el aparato y lo lancé al piso. Este hizo un ruido fuerte y me asusté porque creí que lo averié.
Di un salto al suelo y fui por el móvil, lo desbloqueé y todavía prendía, solo que la pantalla se cuarteó de un lado. Me di una palmada en la cara y me insulté un montón de veces, de paso también a Joshua porque fue su culpa por haberse aparecido otra vez. Era muy probable que él siguiera en Nueva York; estábamos en el mismo continente, en el mismo país y respirando el aire contaminado de la misma ciudad.
«Tan cerca y tan lejos de ti», pensé.
Le marqué a Joshua, porque según yo quería decirle adiós y advertirle que no volviera a buscarme, todo un absurdo, pueden reír si quieren o amenazar con golpearme. Fue de las ideas más estúpidas que he tenido, lo admito, pero en ese momento de debilidad, creí que sería una forma de cerrar el ciclo.
En el lapso que tardó en responder, caí en cuenta de la estupidez que cometí, el sudor frío empezó a bajar de mi frente y mis manos a temblar. Pensé en la forma de poder salir de aquello, pero el tiempo se acabó.
—¿Chris? —preguntó Joshua, su voz era de claro desconcierto.
Me asusté y le colgué al instante, maldiciéndome por mi imprudencia, sin embargo, no me dio tiempo de regañarme, ya que él me regresó la llamada. Como si diera un paso adelante y dos atrás, le respondí.
—¿Joshua? —Mi voz temblaba y mis manos también, el corazón me latía con fuerza y era consciente de mi respiración.
—¿Por qué? —Estaba tan nervioso como yo.
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El retrato de un joven lúcido | ✅ |
Teen FictionChristian intenta reprimir, sin mucho éxito, sus deseos por el nuevo profesor de arte. Además, lidia con los daños psicológicos que le dejó el abandono de su padre y el acoso escolar en su viejo instituto. 🎨🖌🎨 Cuando Chris descubre el secreto de...