chapter 1

658 69 91
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

7:28 a

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

7:28 a.m.

Las campanas de la iglesia sonaron, anunciando la primera misa de ese nuevo día. Al vivir tan cerca de esta, se podía escuchar el murmullo de la gente entrando y saludándose entre sí.

Siempre le gustó ver eso desde su ventana. Le recordaba a las películas de los años sesenta con las señoras en trajes extremadamente elegantes y sombreros muy adornados. La única diferencia, era que los niños ya no se veían tan felices de ir a la iglesia a sentarse una hora un domingo por la mañana.

Se alejó de la ventana suspirando y con una sonrisa en el rostro. Empezar los días así le parecía realmente agradable, aunque todos le decían que tal vez debería dormir más, es decir, ¡vamos, era domingo!

De todas formas, odiaba dormir de más. Todo tenía un horario y debía ser cumplido al pie de la letra para él. Incluso ya había perdido demasiado tiempo asomándose a ver qué pasaba afuera.

Se vistió con unos pantalones deportivos y una camiseta de mangas cortas cualquiera. Ya tenía claro lo que tenía que hacer y no iba a perder ni un minuto más.

Además, era su última día de vacación, y quería aprovecharlo al máximo. Mientras bajaba para realizar su tan amado jugo de manzana verde con avena, empezó a pensar en cómo serían las cosas este nuevo año escolar.

Último año escolar, pensó. La idea lo emocionaba y lo ponía triste a la vez. No es que amara a todos sus compañeros, pero ciertamente les tomó mucho cariño y sería difícil dejarlos. Bueno, al menos tendré más tiempo con la danza.

Minutos después salió a correr, dejando un poco de jugó en la licuadora por si algún integrante de su familia lo quería.

Una de las cosas que más le gustaba luego de la danza era, definitivamente, salir a correr. Especialmente los domingos, sin casi nadie en las calles a excepción de vecinos paseando a sus adorables cachorros. Era refrescante, satisfactorio y se sentía libre.

Diet, dance and love » CashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora