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Caminaba apresuradamente por todos los pasillos, revisando brevemente cada aula y pasando por las puertas de la cafetería, en busca del chico rizado. Había buscado en la biblioteca, en la secretaría, en el teatro y en el campo de gimnasia. No había tenido suerte en ninguno de los lugares, pues no había rastro del chico.
Frustrado porque ya había perdido un considerable tiempo del receso —y este no podía acabar sin que haya cumplido su "misión"—, regresó a la cafetería para encontrarse con su grupo de amigos, los cuales, para su sorpresa, tampoco se encontraban en la mesa que siempre ocupaban.
Con un suspiro totalmente exagerado, reflejando su cansancio, caminó sin ganas de nuevo entre los pasillos, decidiendo entre ir a comer con Luke y Michael, o volver al aula hasta que la campana suene y continuar con su horario de clases.
A punto de, una vez más, dirigir sus pasos hacia la cafetería, recordó el lugar en el que sus amigos le habían dicho que estarían, y, probablemente, también Ashton: el patio trasero.
Caminó frenéticamente en dirección a la puerta trasera, tratando de no parecer tan ansioso como se encontraba —fallando en el intento—. Cuando finalmente llegó, divisó una mesa cercana con sus amigos en ella, tal como le habían dicho. Los saludó brevemente, para luego dirigir su vista en busca de la cabellera castaña, encontrándolo en el árbol más lejano del patio. Oh, ese árbol, pensó.
Contrario a su emoción anterior, caminó con pasos delicados y lentos hacia el chico. El tránsito que dio fue tan silencioso entre el bullicio de los demás estudiantes, que el contrario no levantó la vista de su libro ni un segundo hacia él.
—Hola— finalmente saludó, luego de unos minutos de dubitación. Indeciso nuevamente, se preguntó si debería sentarse junto a él o hacer la conversación corta y quedarse parado.
Ashton levantó la mirada rápidamente, sorprendido por la presencia repentina. Cuando se dio cuenta que era Calum de quién se trataba, sonrió plácidamente—: Hey.
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Diet, dance and love » Cashton
FanfictionCalum es simplemente perfecto. Todo lo que hace es con completa delicadeza, firmeza y elegancia. Camina de puntillas, nunca se encorva. Practica ballet desde los seis años y su vida es completamente disciplinada. Tanto como en los horarios para hace...