epilogue

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14:53

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Caminaba desinteresadamente por un jardín del cual no tenía idea su nombre, pero las lilas y rosas blancas eran definitivamente atrayentes, transmitiéndole felicidad de forma instantánea. Sonrió, y bebió un poco del agua tibia de su termo mientras admiraba el lindo lugar.

Probablemente, iba demasiado temprano, pero prefería, como siempre, ser precavido. Además, era un día importante, así que no podía dejar que nada saliera mal.

Luego de unos minutos más de caminata, sacó su celular, comparando la foto enviada con la fachada del edificio frente suyo. Una de las paredes era tan sólo vidrio grueso, algo opaco, mostrando el estudio de danza dentro. Guardó su celular de nuevo y entró, pensando que el lugar era inconfundible con una estructura como ésa.

Hoy se reuniría con el señor Evan Peters, in agradable señor de piel morena quien era el dueño del edificio en el que enseñaría, el director de la academia, y quien lo había contratado. A pesar de que sí tuvo un considerable reconocimiento como bailarín, y daba al menos ocho presentaciones al mes en Nueva York, o en otros países, pensó que tal vez necesitaba algo más. Con un talento tan conocido y grande como el suyo, no fue difícil que alguien lo contratara.

También, quiso cambiar un poco su ambiente. Ahora, se había mudado temporalmente a París. Aún le faltaba mucho en cuanto a su conocimiento de calles y plazas, y su acento no era del todo bueno —la verdad, era bastante mediocre, y su vocabulario era muy escaso, pero aún se encontraba aprendiendo y practicando—, pero aún así decidió tomar el riesgo y llegar a la hermosa ciudad del amor, o de las luces, o del arte.

La verdad, todo Francia le fascinaba de una manera gigantesca. Tan conocida por ser uno de los países en que podías venir a cumplir tus sueños como artista, especialmente en la moda y el dibujo y pintura —especialmente, en París—, la ciudad le provocaba un aire de esperanza y tranquilidad. Era lindo despertarse con un pequeño pichón en tu ventana todos los días, teniendo la oportunidad de ver la torre Eiffel desde donde vivía, y admirarla incluso con más plenitud por las noches, con todas esas hermosas luces resaltando la estructura, y en sí, a toda la ciudad.

Diet, dance and love » CashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora