chapter 11

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Las dos semanas se estaban por acabar, y los días se habían pasado más rápido que nunca con risas de por medio y una agradable sensación en el pecho cada vez que se encontraban nuevamente. Se había sentido como una nueva rutina a la que se apegaron en cuestión de tan sólo unos días y sin ningún perjuicio de por medio.

A Calum le había gustado tener ese amigo con el cual poder hablar de cualquier cosa después de tanto tiempo, y había aprendido tanto de Ashton que sentía que lo conocía de toda la vida. Este le había contado tanto cosas tan pequeñas —como que le gustaban los animales, pero era ligeramente alérgico a los perros y gatos y ya era demasiado trabajo el cuidar a sus hermanos —como cosas que tenían más significado para él— como que había dado su pequeño aporte para comprar ese piano de cola con pequeños trabajos que realizó durante su preadolescencia—.

Lo único que lo tenía pensando cada vez que volvía a su casa con una sonrisa en su rostro y alegría en su pecho, haciendo desaparecer esa sensación de a poco, era que nunca hablaban de nada más... profundo. Esos detalles le parecían muy tiernos y claramente significaban algo para él, pero ninguno daba un paso más para hablar de, precisamente, lo que estaban sintiendo.

No era tonto, y aunque estaba consciente que todos los adolescentes se enamoraban y se ilusionaban demasiado rápido, podía sentir que ahí había algo más. Los roces ocasionales en las manos, las miradas que puede que significaran algo más, los susurros por llamadas en la noche y secretos que decían no haber contado a nadie más. Todo es tenía que significar algo más.

El día anterior, jueves, Calum lo convenció de hacer una receta de galletas de avena y yogurt, sin ningún tipo de azúcares. En su cabeza de inmediato había pasado la imagen de ellos riendo y lanzándose harina, tal vez cayendo uno encima del otro por el desastre que se ocasionaría en el piso y finalmente terminarían besándose. Descartó la idea sabiendo que ninguno se atrevería a hacer eso y, más que todo, por el hecho de que la receta no tenía harina, y lanzarse avena le quitaba todo el toque cliché a la escena.

Diet, dance and love » CashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora