chapter 10

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Los días últimamente parecían más aburridos que nunca. La estación parecía siquiera haber cambiado, pues el sol seguía entrando por la ventana cada día directo a su rostro, y aunque el color de los árboles había cambiado un poco el ambiente, extrañaba las lluvias de cada noche que el invierno traía, con la briza refrescante que le congelaba la nariz por las mañanas, tornando sus mejillas rojas, creando contraste con el hermoso cielo azul, a veces casi negro, avisando que una tormenta se avecinaba en unas cuantas horas.

Con la mirada fija en el techo lanzó un suspiro muy fuerte, dándose cuenta de cuánto faltaba para que el invierno y las cortas vacaciones por las fiestas llegaran. Se suponía que este año iba a ser el mejor de su vida en todos los ámbitos, pero sentía que todo estaba decayendo de a poco, sólo deseando poder tener un descanso ya.

Nunca le había pasado esto porque siempre tenía su vida en orden, pero desde inicios de septiembre su corazón había experimentado tantas emociones a la vez, que sus latidos eran desenfrenados y sentía esa presión en el pecho tan horrible que le anunciaba que su ansiedad estaba al tope. Lo peor, que no siempre podía identificar qué es lo que causaba esa preocupación.

Quitó las mantas de encima suyo para pasar a cambiarse de ropa. El colegio iba bien, eso es lo único que tenía seguro. Aunque lo que hizo el viernes no fue con motivo de causar revuelo, sino más bien algo para sí mismo, obviamente todos habían estado rumoreando de por qué hizo eso y por qué antes del primer mordisco le regaló una pequeña y discreta sonrisa a Ashton.

Y pasando a él, los rumores tan sólo se dirigían a los dos, en conjunto. No importaba si hacían algo por separado, siempre encontraban una forma de unir los hechos para relacionarlos. Un mes atrás eso le había puesto los pelos de punta, y estaba a nada de gritarles a todos que se callaran y dejaran de hacer suposiciones sin nada de sentido. Pero, ahora, le daba igual.

Bueno, no, no le daba igual.

Cada vez que escuchaba a un grupo de personas hablando acerca de ellos hacía que en su pecho se produciera una presión en el pecho, pero una buena. Como una de satisfacción y alegría, una con la que se sentía cómodo y le daban ganas de sonreír. Y, en cambio, cuando personas afirmaban que nunca podrían estar juntos porque eran muy diferentes y hablaban mal de alguno de los dos, no evitaba carraspear un poco para que se den cuenta de su presencia, con una expresión que les invitaba a seguir hablando si aún tenían el valor, logrando una reacción de vergüenza en las personas.

Diet, dance and love » CashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora