Capitulo 15 (Esperanza rota)

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El dolor en mi cuerpo era fuerte ¡Diablos sí que duele cuando te operan! Con razón la gente no lo hace seguido, o por lo menos yo espero no tener que hacerlo más. Poco a poco volvía a recobrar los sentidos. Aun no podía mover mi cuerpo, ni si quiera he podido abrir mis ojos. Pero ya estoy comenzando a tomar sentido de mi entorno. Una sonrisa apareció en mi imaginación ¡No morí! Eso es un gran alivio. Los sonidos comenzaron a hacerse más fuertes y más claros, pronto pude notar que había voces. No podía entender bien qué decían o a quiénes les pertenecían, por lo que trate de agudizar más el oído. Y funcionó.

-Es terrible –se lamentó Elaine.

-Sí –afirmó una voz que no reconozco.

-No puedo esperar que despierte y Dan le diga que tiene cáncer –anunció Jeanne.

-Jeanne ¡Quieres callarte! –Gritó Elaine –No tiene cáncer.

-¡Claro que sí Elaine! Hallaron metástasis hay que aceptarlo tiene cáncer.

Estaban hablando de mí... Tengo cáncer. Desesperada abrí los ojos. El dolor seguido de aquella acción repentina fue indeseable, el dolor en mi cabeza era tan intenso que casi era palpable y el ardor en mis ojos era algo que no desearía a nadie. Haciendo un esfuerzo sobrehumano pude enfocar la vista y noté que en la habitación se encontraban Elaine y Jeanne junto a una mujer que no conozco. Traté de hablar, pero no lo logré; el dolor de mi garganta no me lo permitió. Un sonido proveniente de una de las máquinas comenzó a hacer estruendo por todo el lugar. Con la poca fuerza que tenía trate de agarrar a alguna de las chicas pero no me lo permitieron. Pues no sé en qué momento el cuarto se había llenado de enfermeros. Todos estaban corriendo de un lado a otro pidiendo que me calmara. Lo último que sentí fue un pinchazo antes de sumergirme en un sueño profundo.

De nuevo ese dolor insoportable. Pero a diferencia de la primera vez, ahora la habitación está en un profundo y absoluto silencio. Igual que la vez anterior, los sentidos fueron llegando a mí poco a poco, pero esta vez pude abrir mis ojos más rápido. Luego de varios intentos, logré abrirlos completamente, confirmándome así lo que mis oídos me habían dado a entender: estaba sola. Me pareció extraño tomando en cuenta que todos me habían asegurado estar aquí cuando despertara. Pero dado el acontecimiento anterior, puede que se los hayan prohibido. Lo que me hace pensar ¿Cuánto tiempo he estado dormida? ¿Me desmayé o me durmieron?

Muchas preguntas invadieron mi mente. Bastaron unos minutos para recordar el por qué me alteré y el dolor de mi pecho comenzó a opacar el dolor en mi cuerpo. Tenía cáncer, y ya no era una probabilidad, era una afirmación. Lagrimas comenzaron a salir de mí.

Esperanza, muchas personas me dieron esperanza, una esperanza que se acababa de romper. El recuerdo de Elsa burlándose de mí aquella vez llegó a mi mente. Una risa amarga escapó de mi garganta, logrando que esta comenzara a doler. Cómo quisiera decir "Te lo dije" a cada una de las personas que me dijeron que tenía que ser positiva, decirles que observen cómo ser positiva no sirve de nada.

No sé por cuánto tiempo lloré, pero sé que fue mucho. Tanto, que aun sintiéndome destrozada ya no salían más lágrimas de mí. Ya con la cabeza fría podía pensar mejor. Tenía que escuchar lo que mi padrino me iba a decir. Quizás ellas no estaban hablando de mí. Antes de poder moverme, la puerta de la habitación se abrió, dando paso a Dan, que traía un vaso de café en su mano.

-Abby –susurró al notar mis ojos abiertos –despertaste.

El alivio en su voz era difícil de pasar por alto.

-Qué... ¿Qué me pasó? - pregunté con dificultad.

-Shh. Tienes que descansar ya habrá tiempo de hablar.

¡No Digas La Palabra Con "H"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora