Capitulo 25 (Grandes Hallazgos)

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Cinco minutos... Llevamos casi cinco minutos buscando el infeliz archivero y al parecer se lo tragó la tierra, se lo tragó junto con mis esperanzas. El sabor amargo de la derrota se había instalado en mi paladar, es increíble como aun con todos los recursos posibles, me iré de aquí sin ese expediente. Con la felicidad enterrada diez metros bajo tierra, abrí la boca para decirle a Matt que era momento de irnos, cuando su grito me interrumpió:

-¡Abby! ¡Lo encontré!

Con la esperanza renaciendo de las cenizas cual fénix, corrí a donde Matt se encontraba. El mencionado estaba de pie frente a un gran archivero, me acerqué para verificar el código y efectivamente sí, era este, con los nervios a flor de piel abrí el primer cajón. Los expedientes estaban acomodados en orden alfabético; en el primer cajón estaban desde la A hasta la J, cerré este y abrí el siguiente.

-Vamos, vamos –murmuré -¡Bingo!

Había encontrado la N, comencé a buscar el nombre de mi madre, y luego de 6 expedientes lo encontré.

-Expediente médico de Nicole Dorty –comenté para mí misma - ¡Oh por Dios! Matt es este¡ Este es el expediente! –chillé emocionada.

-Sí, sí pequeña flor, me encantaría unirme a tu celebración pero hay que salir de aquí cuanto antes –señaló.

Mi momento de felicidad había nublado mi razón por un momento, debíamos salir de inmediato, aún no sé cómo había hecho Dan para fingir por tanto tiempo. Asentí para hacerle saber que tenía razón y con una gran sonrisa en mi rostro comenzamos a caminar hasta la puerta, una vez que saliéramos de aquí conocería la verdad de una vez por todas. Mi felicidad se vio opacada por el sonido de la perilla de la puerta, alguien estaba a punto de entrar, repito ¡Alguien está a punto de entrar!

Con mis ojos abiertos de par en par observé a Matt, y él estaba igual o peor. Un golpecito al hombro de mi parte pareció traerlo de vuelta al planeta tierra. En un movimiento rápido y algo brusco, Matt arrebató el expediente de mis manos y lo guardó en su espalda, ocultándolo con la chaqueta. Mi mente trataba de idear una buena forma de excusar nuestra presencia en este lugar pero nada bueno venía a mi mente, observé a Matt en busca de ayuda. Como si de un foco que prende con una idea nueva se tratase, los ojos de Matt brillaron de una manera extraña, y en sus labios se formó una sonrisa pícara.

-Lo siento Abby, es por la causa.

Mi mueca de confusión debía ser gigante, y así sin decir más, sus labios se estamparon con los míos. Mis ojos se abrieron como dos pelotas de playa, y en un intento de alejarme solo conseguí que sus manos fueran directo a mi trasero ¡El muy infeliz tenía sus manos en mi trasero! Antes de que pudiera zafarme y darle una buena patada que lo dejara sin descendencia, la puerta se abrió.

-¡Ahg! Otra vez no – exclamó una mujer haciendo que nos separáramos –Ya estoy cansada de encontrar pubertos calenturientos en cada habitación de este hospital –aclaró la que ahora sé que es una enfermera.

-Lo sentimos mucho –se disculpó Matt.

-Sí, sí claro –comentó fastidiada –Aunque tú ya no eres tan puberto –señaló directamente a Matt – ¿Es legal que andes con esta niña?

-El amor no entiende de leyes –afirmó el mentiroso.

-Cursi... Bueno ¿Qué esperan? Salgan de aquí ¡Ya, ya! –gritó la enfermera.

Con una sonrisa de parte de Matt y un sonrojo de la mía, salimos corriendo de aquella habitación; en la sala de espera no había rastros de Dan y sólo me quedó rezar porque no lo hubieran sedado o algo parecido. Mientras caminábamos hasta la salida de hospital únicamente podía pensar una cosa... Lo logré, logré robar el expediente ¡Lo hice de verdad!

¡No Digas La Palabra Con "H"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora