Capitulo 24 (Un verdadero día de locos)

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La gente nos dice que siempre hay que enfrentar nuestros miedos, y que nunca debemos huir de aquello que nos aterra ¿Cierto? Bueno pues yo invito a toda esa gente a meterse su consejo por donde no le da el sol...

¿¡Qué clase de persona cuerda, va y se encara con su mayor temor!? Si tú le tienes miedo a las arañas, no vas y te metes en un cuarto donde hay mil de ellas, y si le temes a las agujas no vas y te haces un examen cada cinco minutos, y si le tienes miedo a las chancletas no vas y haces enojar a tu mamá, entonces... ¿Por qué, yo sí tenía que ir a la playa?

Ya, hablando en serio tener una fobia no es un juego. Es una sensación angustiante que te lleva a tener ataques de pánico. Algo como lo que le pasó a Danna aquella vez que Noah nos encerró en el armario ¿Lo recuerdan? Bueno, exactamente así. Existen muchas cosas que causan fobias, eso ya depende de las personas, hay personas que le tienen fobia a las alturas, o fobia a los animales, fobia a la lana... En fin, en lo particular yo le tengo fobia a las enfermedades y a los gérmenes; que eso englobe muchas actividades más, es sólo parte de esta tragedia que llamo vida.

Mi mente no podía crear otra excusa para evitar ir a la playa ¡Ya lo había intentado todo! Y cuando digo "Todo" es todo. Inventé que tenía diarrea, que tenía dolor de cabeza, hasta inventé que me había cortado un dedo de la mano... Todas terminando igual, con los chicos gritándome. En este momento me encontraba terminando de arreglarme para bajar a desayunar. Ya había aceptado e internalizado que no habría poder humano que me sacara de esta, sólo quedaba aceptarlo y tratar de no morir en el intento.

-¿Abby ya estás lista? –preguntó una fastidiada Elaine.

-Ela... Linda y preciosa Ela.

-Adularme no te sacará de esta, terroncito tramposo –señaló.

-¡Pero Ela! –me quejé.

-Pero nada, mejor termina para poder bajar. Mi estómago está a nada de empezar a hablar.

Con un suspiro de frustración me di la vuelta para tomar mi bolso y poder salir de una vez por todas. Llegamos al comedor y ya todos se encontraban allí... Y desayunando ¡Cuerda de ingratos, no me esperaron!

-¡Oigan! No nos esperaron –reclamó Elaine.

-¡Ja! Viste Matt, Abby sí bajó, me debes 20 dólares – Celebró Wesley extendiendo su mano hacia Matt.

-¡Diablos! ¿No se te ocurrió una buena excusa pequeña flor? -reprochó Matt, poniendo los 20 dólares en la mano de Wesley.

-Chicas lo lamentamos... A decir verdad no esperábamos que bajaran –señaló Danna.

-Es bueno saber que mis amigos me tienen confianza –ironicé.

-Oh Abby no los culpes –anunció mi padrino dándome un abrazo – Nosotros tampoco creíamos que bajarías, y somos tu familia.

El comentario de mi padrino se llevó varias risas de los que estaban en la mesa, y una mala mirada de mi parte. Y así transcurrió el desayuno, con bromas hacia mi persona, comentarios de los demás acerca de lo emocionados que estaban por ir a la playa, y por último, quejas de mi parte por tener que ir. Al terminar el desayuno todos salimos del hotel en camino a los autos; el viaje fue corto, pues la playa estaba a solo unos minutos del hotel.

La playa... Un extenso terreno lleno de tierra y agua. Para muchas personas la playa es un sitio de paz y tranquilidad, para mí era todo lo contrario. Mi mente aun no podía procesar ¿Qué era lo que a la gente tanto le llamaba la atención de este lugar? Es decir, te bañas en la misma agua que todo el mundo, la arena se te mete en tus partes más íntimas, el sol te irrita la piel ¿Puede alguien explicarme qué es lo genial de la playa? Porque no lo entiendo.

¡No Digas La Palabra Con "H"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora