Capitulo 35 (Es momento de jugar)

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Un fuerte dolor de cabeza y un gran mareo fue lo primero que sentí, intenté abrir los ojos pero la pesadez en estos no me lo permitió. Un fuerte suspiro salió de mi boca y poco a poco los recuerdos invadieron mi mente: la fiesta, Rupert en el escenario, Dan a punto de llorar con la noticia, yo secuestrándolo, la sala de quimioterapia, la pregunta, su teléfono sonando, los pies bajo la puerta, la carta, la entrada de la clínica, alguien poniendo algo en mi nariz... Alguien poniendo algo en mi nariz ¡Demonios! Con ese último recuerdo mis ojos se abrieron de golpe dándome así una gran puntada en mi cabeza; me senté de manera brusca en lo que ahora sé, es una cama. Tardé un poco en enfocar todo a mi alrededor, al parecer esto era una habitación, había una cama, un escritorio, una tv y tres puertas.

Fruncí el ceño debido a la confusión, pero aun con el miedo latiendo en mi sistema, decidí levantarme de la cama y ver qué había detrás de las puertas. Quizás, con algo de suerte, alguna sería la salida. Llegué a la primera y la abrí; esta era un armario. Con la decepción latente en mi cuerpo seguí con la próxima, se abrió y me dejó ver un baño... Bien, sólo quedaba una, esa tenía que ser la salida. Con la esperanza naciendo en mi interior, me dirigí hasta la última puerta y giré la perilla, sin embargo, a diferencia de las anteriores, esta no abrió. Pestañeé varias veces por la sorpresa y lo volví a intentar, pero obtuve el mismo resultado. Ya a este punto el pánico se estaba apoderando de mí ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Cuánto tiempo llevaba aquí encerrada? Y lo más importante ¿Quién me había encerrado aquí? Como sabía que mis preguntas no se responderían solas, hice lo primero que se me ocurrió.

-¡Auxilio! ¡Ayuda! –Grité fuerte al mismo tiempo que golpeaba la puerta -¡Estoy atrapada!

Sin embargo, mis gritos no sirvieron de nada, grité muchas veces pero en cada oportunidad obtenía lo mismo... Silencio. Intenté buscar mi celular, pero a diferencia de Dan yo había dejado mi celular en la mesa para evitar que nos interrumpieran. Y la imagen de él vino a mi mente, Dan... ¿Estarás buscándome? ¿Ya habrán notado mi ausencia? Y sin poder contenerlas más, las lágrimas comenzaron a salir, tenía que admitir que sentía mucho miedo... Miedo de no saber a qué me estoy enfrentando, hasta donde yo sabía no tenía enemigos, y ahora resulta que alguien me secuestra.

-¿Cómo se te ocurre seguir las indicaciones de un desconocido Abby? –me reprendí -¿Acaso no has visto Discovery ID?

Con ese auto reclamo llegó una imagen muy clara de la posible culpable de este secuestro... ¡Claro! ¿Cómo no lo pensé antes? Este era el plan de venganza de Margot Hurt, el que la haya visto el otro día maltratando a Wes tuvo que haber sido el detonante para que actuara de una vez por todas ¡Diablos! Ella debió mandar todas esas cartas para que me enterara de la verdad y entendiera el motivo de todo esto...

-Juro que cuando te vea entrar te daré un buen golpe Margot –susurré para mí misma.

Y como si de un milagro se tratase, la tercera puerta comenzó a sonar, y antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, esta se abrió mostrándome a la última persona que espera ver... Mis ojos se abrieron a más no poder, y el latido de mi corazón pareció hacer una pausa y lo único que salió de mi boca fue:

-¿Wes? –El mencionado esbozó una sonrisa, y el sentimiento de felicidad recorrió mi cuerpo – Dios Wes... Que alegría me da verte, vienes a sacarme de aquí ¿Cierto?

-No Abby... No puedo hacer nada contigo hasta que Dan me lo ordene –dijo Wes.

-¿Dan? –pregunté, completamente confundida.

-Sí Abby... Dan ordenó tu secuestro –aclaró.

El mundo se me vino abajo. Luego de aquella confesión la habitación comenzó a dar vueltas, mis ojos se llenaron de lágrimas y la respiración comenzó a fallarme. No fue hasta que escuché unas fuertes carcajadas, que decidí prestarle atención a mi entorno de nuevo.

¡No Digas La Palabra Con "H"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora