Capitulo 33 (Noticias importantes...)

134 32 124
                                    


Angustia, impotencia y preocupación, esos era los sentimientos que dominaban mi cuerpo en estos momentos, lo que vi en la casa de Wes me ha dejado impactada a niveles catastróficos. La única razón por la que no tomé alguna medida, es porque unos minutos luego de salir de aquella casa, una llamada de Wesley entró en mi teléfono; no me dijo mucho, sólo me pidió que no hiciera una locura como llamar a la policía o decirle a alguien lo que vi y que le diera una oportunidad, que él mismo me explicaría todo lo que acababa de presenciar...

Así que llevo casi una hora encerrada en mi habitación, caminando de un lado a otro con el Jesús en la boca ¿Será que hice lo correcto al salir huyendo de allí? Tal vez pude ayudarlo... El peso de conciencia no me dejaba en paz, así que busqué mi teléfono para marcarle, pero mis planes se vieron interrumpidos cuando alguien llamó a la puerta. Con la esperanza de ver a mi amigo del otro lado, abrí la puerta, pero sólo me encontré con el rostro de Clare.

-Oh... Clare –dije decepcionada.

-¡Oye! No soy tan genial, pero tampoco es para que me recibas así –exclamó ofendida.

-Lo siento Clare, esperaba a otra persona –aclaré.

-Sí, eso pude notar –afirmó –Te venía a decir que Wesley está esperándote allá abajo...

No la dejé terminar. Luego de escuchar "Wesley", mis pies corrieron en dirección a la entrada, el corazón prometía salirse de mi pecho y por mi mente sólo pasaba una cosa: "Por favor que él esté bien". Justo cuando bajé el último escalón para adentrarme en la estancia, lo vi... Estaba allí de pie junto a la entrada; él tardó unos segundos en darse cuenta de mi presencia, pero en cuanto lo hizo, una lágrima rodó por su mejilla. Ese fue el detonante para correr a su encuentro.

-Demonios Wes –dije, fundiéndonos en un abrazo -¿Estás bien? Por favor dime que estás bien – indagué, buscando en su rostro algún daño.

-Abby... Yo... Yo no – No pudo continuar, porque los sollozos se lo impedían.

-Tranquilo Wes–consolé llevándolo hasta el sofá – Llora todo lo que quieras, aquí estas a salvo.

Y así lo hizo, no sé cuánto tiempo estuvimos sentados en aquel sofá, él acostado en mi regazo mientras yo le brindaba consuelo, pero fue lo suficiente para que Wes se calmara un poco. Ver a mi amigo así me rompía el corazón, y no saber qué hacer para ayudarlo me destrozaba la mente ¿¡Cómo diablos lo podía ayudar, si no sabía qué era lo sucedía!? Una vez que sentí que no había más lágrimas, la pregunta salió de mi boca:

-Wes ¿Qué diablos pasó?

-Abby antes de contarte algo, quiero que me prometas que lo que te diga no se lo dirás a nadie más –exigió- Ni siquiera a los chicos, muchos menos a Dan.

-¿Estás seguro? Wes entre todos podemos ayudarte con lo que...

-Promételo Abigail, si no, será imposible contarte algo –sentenció.

-De acuerdo, lo prometo –accedí.

-Lo que viste en mi casa fue un castigo –comenzó –Cuando no hago lo que mi madre quiere, o cuando suelo arruinar sus planes, ella me castiga.

Yo fruncí el ceño. Les juro que intenté entender aquello que Wesley estaba diciendo, pero mi cerebro estaba en Off. Poco a poco las tortugas que tengo por neuronas comenzaron a juntarse, y la imagen que me estaba proporcionando no me gustaba para nada.

-¿Un castigo? ¿Me estás diciendo que esa señora te estaba electrocutando por un castigo? – Indagué furiosa, a lo que él asintió -¡Pero qué demonios le pasa a tu madre! Encerrarte en tu cuarto, quitarte el celular, prohibirte salir... Esos son castigos ¡No darle descargas eléctricas a tu hijo!

¡No Digas La Palabra Con "H"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora