Capitulo 22 (Plan en marcha)

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Santa Fe... Una ciudad ubicada en el condado de Santa Fe en el estado de Nuevo México siendo capital de la misma, la ciudad conocida como la capital más antigua de los Estados Unidos. Quedando a unos 102 kilómetros al noreste de Albuquerque y contando con una población de 67.947 habitantes.

En Santa Fe, los coloridos mercados al aire libre, los edificios antiguos, las galerías de arte y los museos se encuentran al lado de restaurantes elegantes, entretenidos clubes nocturnos y hoteles modernos. La plaza en el centro de Santa Fe está repleta de tiendas de todo tipo que están situadas al lado del mercado de arte de nativos americanos.

En fin... Esta ciudad es una perfecta armonía entre cultura y modernismo, una balanza equilibrada en cuanto a historia y actualidad, una ciudad donde encontrarás desde cañones y colinas con petroglifos hasta tiendas Gucci y Luis Vouiton.

Una ciudad a la cual más de sesenta siete mil personas consideran su hogar... Incluyéndome. O al menos eso pensaba yo, este era mi hogar hasta hace unos días, hasta que de repente me llegara la última carta junto con la posibilidad de que ese pensamiento no fuera más que una gran mentira.

Las respuestas eran escasas y cada vez se volvían más necesarias. Es por eso que junto a Dan, ideamos un plan para poder trasladarnos hasta Miami, pero debíamos ser astutos. Nuestro plan se basaba en hacerle creer a todos que yo quería salir, viajar y conocer. Nunca he salido de la ciudad por mi temor a contagiarme de algo, ni en mis más locos sueños habría pensado en tomar un avión ¿Tienen idea de cuantos gérmenes tienen esas cosas con alas? ¿No? Pues son muchos. Pero situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas.

Así que aquí me encontraba, en la fase uno del plan: convencer a mi padrino y mi abuela de que me dejaran ir. Hablamos de ir al otro lado del país, hablamos de irme a 2.687 kilómetros de aquí, así que por más que a ellos les guste esta nueva faceta mía que es libre y sale de su hogar, aun no estoy segura de cómo será su reacción al decirles que quiero ir a Miami. Aun con todas mis dudas decidí sacar el valor que tenía guardado no se en dónde y comencé a caminar hasta el jardín. Ambos estaban allí, como la mayoría de las tardes tomando café; empecé a imaginar los millones de escenarios en los que podría terminar esta solicitud. Pero cada uno era peor que el anterior, así que antes que me diera un ataque de asma, resolví caminar e ir a enfrentarlos.

El camino hasta llegar a ellos se me hizo eterno. Con cada paso que daba sentía que me subía la presión, comencé a sudar frío y les puedo jurar que todos a 10 metros a la redonda podían escuchar mi corazón; los nervios no son algo que pueda controlar fácilmente. Luego de quién sabe cuántos minutos de nervios, llegué justo frente a ellos. Ambos, al observarme, dejaron de reír y me dieron toda la atención posible.

-Abby ¿Sucede algo? –preguntó mi padrino.

Había perdido la cuenta de cuantos discursos había preparado para este momento, pero como soy Abby "Mala Suerte" Dorty, en ese momento sólo salió:

-Necesito ir a Miami.

Ambos me observaron sorprendidos... No, casi anonadados de mi repentina confesión. Y me di una cachetada menta,l porque hubiera podido hacerlo mejor.

-Y ¿Se puede saber para qué? –indagó mi abuela.

Bien, momento de inventar una excusa...

-Porque quiero conocer la playa – comenté, tratando de sonar despreocupada.

-¿Tú? ¿Tú quieres conocer la playa? – Comentó mi padrino – Si siempre has dicho que la playa es la cuna de las bacterias y el nido de las enfermedades.

¡Demonios! Olvidé que siempre fui la promotora número uno del odio a la playa. A este punto mis nervios me consumían, no podía decirles la razón verdadera por la quería ir hasta allá, pero tampoco quería ir a la playa ¡Iugh!

¡No Digas La Palabra Con "H"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora