Capitulo 23 (Sorpresas y más sorpresas)

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Agotada, estresada, y cansada...

Esos son los adjetivos que me han definido estas últimas semanas. Planear un viaje ha sido más difícil de lo que esperaba, demasiadas reservas que hacer, demasiados horarios que seguir, y excesivo dinero que gastar; Y eso sólo en términos generales.

Para Dan y para mí las cosas han sido un poco más complicadas; hemos tenido que planear todo muy bien para poder lograr el objetivo principal... Conseguir el expediente. Mágicamente encontramos un buen hotel cerca del hospital al que debíamos ir. Cuando les presentamos la idea a los demás, todos estaban de acuerdo, excepto dos personas... Exacto: mi padrino y mi abuela. Sin embargo, al no tener argumentos válidos, no les quedó de otra que aceptar. Pero el que pusieran objeción sin tener un por qué, me dio un indicio de que las cartas no mienten y que allí en ese hospital se encuentra lo que tanto deseo encontrar.

En cuanto a mí, me encuentro en un verdadero dilema... Me alegra poder pasar tiempo con personas importantes en mi vida, pero me aterra hasta los huesos salir de esta ciudad. Mi padrino no mentía al decir que soy la promotora número uno del odio a la playa. El hospital donde se encuentra el expediente no podía estar en una montaña o en un desierto... No, tenía que estar en una playa. Podría hacerles una perfecta tesis de los motivos por los que la playa es horrible, pero me la ahorraré. Lo que definitivamente no me puedo ahorrar, es el verdadero miedo que me produce tener que ir a ese horrible lugar.

El sonido de un resoplido me sacó de mis profundos pensamientos...

-Abby ¿A qué hora llegarán los demás? –Cuestionó Maggi con claro fastidio.

-Relájate Maggi ya vendrán, sólo hemos estado aquí 15 minutos – declaré.

-Es que estoy aburrida – dice, con un tono de una niña, colocando su cabeza en mi regazo.

-¿Puedes comportarte como una persona madura? –

-Pidis cimpirtirti quimi ini pirsini midiri –exclamó, concluyendo aquella infantil acción con sacarme la lengua – Iré al baño a descargar mis orines, tenme aquí.

Me extendió su teléfono y yo le mostré mi verdadera cara de asco ante aquella clara pero innecesaria información. La vi dirigirse hasta un vigilante del aeropuerto, supongo yo que le preguntó dónde quedaba el baño. Estábamos en la sala de espera del aeropuerto de Santa Fe esperando a los demás chicos, mi abuela y mi padrino se encontraban deambulando por ahí, por lo que yo me quedé aquí con las pesadas maletas y una fastidiosa Maggi.

Yo decidí no moverme de este lugar, para evitar el mayor contacto con las superficies y personas que hay aquí, y ¡Vaya que hay personas! Dejé de contar después de 300, siento que me dará mi respectivo ataque de asma; y cómo no, si hay un montón de gente en un lugar tan pequeño... Bueno no es pequeño, pero aun así, no deberían dejar entrar tanta gente.

El temblor en mis manos y el constante movimiento de las mismas, puede ser una clara señal de lo nerviosa y ansiosa que me encuentro. Como todos aquí sabemos, no soy una aventurera que va por la vida tomando riesgos; yo soy más la pesimista amargada que se queda en su casa a esperar el maravilloso descanso de la muerte. Pero todo eso cambió cuando a mi vida llegó una enfermedad... Una enfermedad que sin pensarlo, trajo tantas cosas buenas a mi vida. Si bien el tornado que ha sido mi vida últimamente no me ha dejado adentrarme en mi papel de moribunda desahuciada, eso no impide que el miedo esté arraigado en mi ser. Muchas veces en las noches antes de dormir, me he encontrado pensando en cuánto tiempo tendré, si me queda poco o mucho, o si me permitirá tener todo eso que alguna vez soñé y son cosas que a veces no me dejan dormir. Pero luego pienso en todas las personas que tengo en mi vida en este momento, que he conocido gracias a ella, y en cómo las que ya estaban antes les he permitido disfrutar de una nueva faceta mía, y no me queda más que agradecerle a la vida, agradecerle porque ¿Qué es una rosa sin espinas? O ¿Cómo llegas a la mejor vista de la montaña, sin antes pasar por el camino extremo? En este momento querido amigo mío descubrí que ese es el misterioso camino de la vida.

¡No Digas La Palabra Con "H"!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora