Mi corazón fue aplastado en el momento que mi cerebro procesó las palabras que se oían en la televisión.
"Se despide a cien trabajadores luego de cancelación de la construcción del Mall Esperanza"
El viento fresco de la mañana me abofeteo al salir de casa, caminando, sin pensar en nada más que en el título de la noticia. Las grabaciones que mostraban del Mall Esperanza, se reproducían en mi mente sin parar. Mi padre había encontrado trabajo luego de cinco tardíos meses y esto sucede. No sabía qué pensar, ni qué hacer, tampoco tuve el coraje de quedarme en casa hasta que mis padres despertaran y poder ver sus reacciones. Era muy débil, todavía era pequeña, quería ser independiente y aquí estaba llorando de camino a la escuela en vez de buscar una solución, con una mala noticia ya estaba cavando mi tumba.
El sentimiento de impotencia luego llegó. Mantuve mis manos en un puño y sin dejar de llorar, sin dejar de pensar en las expresiones que se habrán formado en los rostros de mis padres, sin dejar de pensar que se merecían mucho más que llegar al término del mes. No podía creer que mis padres fuesen tan fuertes, de caer y levantarse vez tras vez.
Ahora me sentía mal, me sentía mal por los zapatos de colegio nuevos que llevaba, el uniforme nuevo que vestía, el celular y hasta por mis calcetas.
Llegué muy rápido al Instituto, de tanto llorar y de tanto caminar rápido. El semáforo me impidió seguir caminando así que me detuve, volviendo un poco a mis sentidos. Por primera vez en la mañana miré a mis lados, la gente estaba normal, caminaba riéndose o simplemente recién despertando. Eran las siete de la mañana y el día ya parecía un desastre, saqué mi celular y me arreglé un poco, ya tenía todos mis ojos rojos, en conjunto con mi nariz y mis mejillas pero pensaba que podían pasar desapercibidas por lo fría que estaba la mañana. Ya que con esta piel tan blanca era difícil no ponerse roja por la brisa del comienzo del día.
El semáforo cambió a verde, comencé a caminar y un Jeep blanco y grande me hizo cambiar todo mi pensar en esa mañana, iba demasiada acelerada esa señora que manejaba, y por querer fastidiar un poco su existencia caminé lentamente por el paso de cebra. Luego de todo el tiempo que me demoré, aceleró imponente haciendo rechinar el auto y llegó más rápido que yo a la entrada del Instituto. Me quedé viendo al auto, para ver quién bajaba de allí con una madre tan fuera de si. Vaya, qué no-sorpresa, de tal palo tal astilla como dicen por ahí. Bajó Hwang Hyunjin con cara de pocos amigos, y arreglando su mochila en su hombro. Rodee los ojos sin pretenderlo y quité rápidamente la mirada. ¿Cómo explicar mi odio por aquel muchacho?
Bastaba con decir que todos pensaban que era buena persona menos un diez por ciento de la escuela. Todos se preguntaban cómo alguien tan guapo podía ser tan bueno, y además en todo lo que le pasaran lo hacía bien. Pero algunos estudiantes y yo sabemos que aquel chico no es lo que demuestra, me gustaría que fueran más ya que la manera en la que lo ponen de ejemplo es enfermiza. Bueno en fútbol, bueno en las calificaciones, "buena persona". Bueno, yo sabía mucho más de lo que debería de él.
Ese diez por ciento solamente constaba del Club de Lectura, donde yo pertenecía y donde presenciamos quién era aquel apuesto chico de verdad. No les voy a presumir que nunca me gustó, porque sí me gustó como típica chica que llega a la preparatoria con las hormonas y la mente revolucionada por la nueva vivencia pero murió tan rápido como empezó.
Hwang Hyunjin no era más que un malcriado.
Ingresé finalmente al Instituto y me encontré con mi amiga, al parecer lucía muy mal porque Adeline me miró como quién miraba a un muerto.
—Ouh, Laurine... —fue lo primero que dijo, sus ojos color miel me miraban con tristeza— ¿Estás bien?
¿Estaba bien? Pues no, pero los problemas económicos no eran más que problemas de familia y personales o eso había dejado más que claro mi madre cada vez que le contaba de mi buena confianza y comunicación
con mis amistades.—Claro, —sonreí como una persona valiente que creía que era— ¿Por qué?
—No lo sé —rió y se encogió de hombros, cambiando su cabello castaño del hombro izquierdo al derecho—, te ves...
—¿Horrible? —completé riéndome y saqué el espejo que traía en mi bolso para mirarme.
—No —se apresuró en decir—, sólo que no estás muy arreglada y siempre te arreglas por eso decía.
Asentí y la maestra de Historia nos cortó el hilo por el tremendo portazo que realizó cuando entró, con su cabello corto castaño claro y siempre con su estilo muy hippie. Hoy traía unos pantalones holgados café claros, botines negros y una chaqueta de chiporro por dentro y de cuero por fuera también negra.
—Ouh, lo siento. —se arregló los lentes y arrugó la nariz. Así era ella, muy cómica y dispersa sin embargo mi maestra favorita del Instituto—. Bueno, chicos. Hoy tenemos una noticia.
—¿Buena o mala? —preguntó Felix en la segunda fila, siempre preguntaba todo.
—Uhm, algunos la pueden tomar como buena, y otras como mala. —depositó sus ojos en mí con la última palabra y yo fruncí el ceño.
—Hwang Hyunjin pasará a ser su compañero de clases.
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SILVER SPOON - HYUNJIN (현진)
FanfictionHwang Hyunjin nació en "cuna de oro", su vida se basa en injustos privilegios y Laurine con cada rumor que llega a sus oídos, lo va odiando desde el pelo hasta la punta de sus pies. 🪄 26/03/20 -- 26/04/20 🪄 Contenido: Adol...