XLIV

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El padre de Hyunjin mostraba una mejoría en su forma mental y afectiva. Él me contaba que se encontraba muy contento y cómodo con su padre. En todo lo que estuvo durante sus dieciocho años.

Ya tenía mis bolsos listos y mensajeaba a las chicas dónde estaban porque ya era la hora de irnos. Ellas ya se encontraban allá así que luego de darles un cálido abrazo a mis padres, me dejaron en el Instituto.

Mientras estaba en el celular mensajeando a las chicas, alguien cubre mis ojos. Claramente eran las chicas, pero...¿Ese aroma? Aquel aroma que me encantaba tanto. Le saqué las manos y voltee, era Hyunjin. Llevaba un bolso grande en su espalda y podía llorar en ese momento, él vendría al viaje. Estaba sonriendo como una estúpida, al darme cuenta intenté disimular mi sonrisa pero era tanta la emoción y la sorpresa que ya no podía ocultarlo.

—¿Y tú? ¿Vendrás? —Mi sonrisa no abandonaba mi rostro y al parecer contagie a Hyunjin quién me sonreía y me miraba con los mismos ojos que adoraba tanto.

—No podía negarme a venir a este viaje contigo.

Escuché que gritaban mi nombre, miré a un costado y allí venian Adeline y Catherine gritando, haciendo caos cómo siempre. Ambas saludaron a Hyunjin y el mismo al verse entre las chicas nos dejó. Pero no quería que se fuese, las chicas hablaban de algún tema al azar y mis ojos seguían al hombre que robaba mis suspiros. Caminó al encuentro con sus amigos. Así que de manera disimulada me llevé a las chicas cerca de allá.

—¡Playa por fin! —Exclamó Adeline y con Catherine comenzamos a bailar.

Nos esperaba un viaje de dos horas y media y aún no llegaban los buses. Todos los chicos y chicas de mi curso traían grandes bolsos y hasta maletas ya que nos quedaríamos por una semana, algunos ya iban con ropa de verano así como gorros para cubrir el sol, short, faldas, lentes de sol. Por mi parte, llevaba puesto unos cómodos y frescos pantalones holgados negros, una camisa a cuadros negro y blanco y unas chanclas altas negras. Saqué de mi bolso mis lentes de sol rojos ya que habían muchos que los estaban ocupando. Me encantaban y no podía esperar más para ponermelos.

Sorpresivamente llegó Woojin y Changbin. Los ojos de Adeline brillaban mirando al chico de baja estatura. Todo el curso les aplaudió ya que lo que menos se esperaba era que viniesen. Adeline corrió al encuentro con Changbin y nos dejó allí.

—Al menos tú no tienes a nadie y podemos sentarnos juntas. —Le sonreí y miré de reojo a Hyunjin quien parecía atento a nuestra conversación, se puso a toser sonoramente tras las palabras de Catherine. Me quería morir ahí mismo aunque nadie sabe de nosotros, mis mejillas tomaron color y me sentía completamente avergonzada.

El bus finalmente llegó y aunque todos mis compañeros se agruparon para ver quién subía antes yo hacía mi mejor esfuerzo para quedar cerca de Hyunjin. Era una estupidez pero era tan voluntario que tenía que hacer caso a mi cerebro.

El viaje fue más rápido de lo que pensé, Hyunjin había quedado lejos de mí y luego de que nos mandaramos mensajes a la distancia. Él quedó dormido en su asiento o eso pude divisar a la lejanía, su cuerpo moviéndose tranquilamente de arriba abajo.

Al llegar a la cabaña, todos ordenamos las cosas cómo las dejaríamos por la proxima semana.

Cuando ya caía la tarde con las chicas nos sentamos en las afueras, mis ojos se encontraron con Hyunjin y mi corazón parecía detenerse, lo seguí en el trayecto mientras él caminaba. Sus amigos se fueron a la costa y él se quedó allí. Hyunjin estaba allí, en el balcón justo enfrente de mí. Mis piernas estaban ansiosas por correr hacía él y abrazarlo por detrás pero me contuve, las chicas seguían hablando. Y sin darme cuenta lo estaba mirando en todo momento.

—Laurine, ¿Entonces qué piensas? —Demonios.

—Que sí. —Respondí por inercia y las chicas rieron.

—Laurine, ve con Hyunjin.

¿Qué?, casi me ahogue con mi propia saliva y me puse tan nerviosa que hasta mi sonrisa comenzó a temblar.

Ellas me miraron con gracia simplemente confirmandome que ya sabían todo.

—¿Q-qué? —Tartamudee sin querer, estaba más nerviosa que cuando exponía.

Las chicas rieron nuevamente.—Eres tan obvia, Laurine. Sabemos todo.

¿Qué?

Preferí el silencio y por mi mente pasaron todas las veces que miraba a Hyunjin sin pudor. Porque no podía no hacerlo, era cómo un hobbie. Si se encontraba en el mismo lugar que yo tenía que saber donde estaba y qué estaba haciendo.

Al ver que no reaccionaba, Adeline y Catherine me pararon de mi lugar y prácticamente me tiraron cerca de él pero aún tan ida tomé a Adeline de la mano y al parecer ella leyó mi mirada.

—No me importa, Laurine. Ahora estoy con Changbin, no te preocupes de mí, sé feliz.

¿Qué? No no...

Y prácticamente me empujaron a Hyunjin, choqué con su cuerpo y él me agarró de pronto cuando estaba a punto de caer. Verlo allí tan cerca, tan precioso, ahora ya no estaba sellado por un candado, ahora estaba todo disponible para mí.

—Te demoraste diez minutos en venir por mí. —Hizo un puchero.

Aún en shock con todo, me quedé mirándolo por varios segundos hasta que rompí en risas, en risas tan sonoras y tan consecutivas que contagiaron a Hyunjin quién aún me agarraba. Me alejé entonces y con los ojos llenos de lágrimas por las risas me intenté calmar.

Yo, haciendo el ridículo por Adeline y ella diciéndome que no importa, era el mejor ejemplo de lo estúpida que era.

—¿De qué nos reímos? —Preguntó ido Hyunjin.

Negué con mi cabeza y tomé su mano para bajar del balcón y caminar por la arena de la playa. Hyunjin tomó confianza rápido y me abrazó por los hombros, seguido de esto tomé su mano.

—¿Ahora somos libres? —Preguntó y asentí.

Entonces acercó sus labios a mi mejilla y en vez de besarla la lamió. Me alejé asqueada y lo golpee riendo, él también reía.

—Eres salada. —Estallamos en risas.

—¿Entonces, me estás diciendo que ya...no hay impedimentos para tú y yo?

Hice una mueca.—No le des mucha importancia. —Bromee.

Él gritó emocionado— ¿Qué no le de importancia? Ahora te puedo abrazar, tomar de la mano, besar...

Nos miramos incómodos, como sí aquello fuera de otro mundo. Entonces me di cuenta que habíamos pasado por tanto junto a Hyunjin pero nunca había tenido el privilegio de besar sus labios, aquellos labios que según las chicas estaban calificados entre los mejores. Por su grosor y por su sensualidad.

—¿Vamos a la playa? —Cambié de tema, ya que estábamos muy incómodos. Él rió, besó mi mejilla y caminamos del brazo hacia la playa.

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SILVER SPOON - HYUNJIN (현진)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora