XLIII

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Al llegar al Hospital, Hyunjin estacionó el auto y respiró profundamente. Estaba muy nervioso. Bajé del auto y rodee el mismo para ir a buscarlo, abrí su puerta y le tendi mi mano, él me miró y luego esbozó esa sonrisa que tanto me encantaba. Cerró la puerta con la otra mano y nos encaminamos por el Hospital de la mano. Él se aferraba a la mía con fuerza cómo sí lo fuese a dejar, pero, no lo haría.

Luego de preguntar dónde se encontraba su padre, encontramos su sala. Me senté en la sala de espera y Hyunjin entró allí.

En ese momento y tras repasar los acontecimientos previos me di cuenta de lo mucho que me gustaba Hwang Hyunjin. Después de recorrer toda la ciudad solo por él, sin rendirme. Me di cuenta que me gustaba tanto y que podría hacer cualquier cosa por él. Cualquier cosa que me pidiese, cualquier cosa que necesitara. Yo estaría allí.

La puerta se abrió y Hyunjin salió con un rostro tan pálido similar al de un muerto. Me levanté y me acerqué de inmediato.

—¿Qué pasó? —Pregunté, buscando sus ojos que seguían sin mirarme.

Él me aferró a sí y me abrazó, tan fuerte y lo correspondí de la misma manera. Sus manos acariciaron mi cabello, viajaron por mis brazos y hasta mi espalda. Luego se separó y me miró a los ojos, pero seguíamos tan cerca. Mi preocupación por él era muy intensa y él me miró por un momento sin vida, hasta que comenzó a recorrer su mirada por mi rostro y sonrió. Sus ojos también sonrieron. Siguió acariciando mi cabello, esa sensación de sentirse tan cómoda y de querer quedarme allí por siempre.

—Gracias. —Dijo entonces.

Sin separarnos ni un milimetro. Le sonreí, una gran sonrisa, mostrando todos mis dientes y él se acercó nuevamente dejando un beso suave en mi frente, haciendo que perdiera la razón. Aquel simple gesto me había dejado con los sentimientos a flor de pie.

—No tienes de que agradecer, tontito. Estaba preocupada. —Hice un puchero.

—No debiste de...

—No me digas eso. —Reclamé— Estaba preocupada y quería encontrarte.

—¿Dónde me buscaste? —Preguntó con una ligera mueca de tristeza en sus labios.

—Anduve por dos horas en bicicleta buscándote y luego cuando me detuve vi tu auto. No contestaste ni el celular. —Reclamé.

Él abrió sus ojos muy grande en modo burlón.

—¿Ahora ves lo que siente, no?

Le pegué en el hombro suavemente. Me dejó ir entonces y esta vez no quería salir de sus brazos. Me indicó que nos fuéramos a sentar así que eso hicimos. De pronto todo su nerviosismo volvió y aquella sonrisa que podía calmar mi interior ya no lo hacía. Su pierna la movía con ansiedad así que tomé su mano que estaba en su pierna y le sonreí. Él me sonrió también pero no era una sonrisa como la que me había dado previamente si no una más ambigua.

—Cuéntame...—Le dije y él asintió. Tomó un respiro.

—Lo que te dije, es una realidad. Está confirmado...pero lograra volver a caminar mediante rehabilitación.

Asentí y le sonreí— ¿Ves? Todo saldrá bien. —Acaricié su cabello y él se apoyó en mi hombro. Su respiración cálida en mi cuello me hacía poner nerviosa, el calor recorrió mi cuerpo como consecuencia.

No entendía cómo antes no sentía nada y ahora...ay.

—No creo que pueda ir a la playa, Laurine.

Mi corazón parecía detenerse en decepción pero intenté entender con toda su situación.

—Está bien, Hyunjin. Debes descansar...

—No creo que deba darme el lujo de tener vacaciones ahora, no cuándo mi padre tiene todos estos problemas. -Asentí- Puede haberme hecho sentir en un infierno pero no puedo no estar ahí para él.

Se alejó y me miró, no lucía en su mejor momento. Su cabello yacía desordenado y hasta un poco ondulado, sus ojos estaban somnolientos y tristes y su piel y sus labios estaban secos y muy pálidos. Su ropa estaba movida, arrugada y su camisa con algunos botones sin abotonar.

—¿No es gracioso? —Comenzó a hablar entonces cuando con mis manos abotonaba aquellos botones rebeldes que se trataban de escapar– Que lo quiera ayudar luego de cómo me trató...

Lo miré nuevamente y sus ojos estaban tan tristes.

—Es tu papá al final de todo. —Él asintió.

—Estaba mejor cuando entré a verlo, me saludó y me miró a los ojos cómo nunca lo había hecho. Tiene mucho miedo, lo pude notar en su rostro y hasta la mano me dió, jamás había sentido aquel calor de papá...

Le sonreí feliz.—Eso es genial, Hyunjin. Me alegro mucho.

Él sonrió y rió un poco. Luego volvió a la comodidad de mi hombro, casi deteniendo mi corazón por la acción tan impredecible.

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SILVER SPOON - HYUNJIN (현진)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora