Capítulo 39

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Al ver el nombre de Liam en la pantalla del móvil el corazón casi se le sale del pecho, se habrá equivocado pensó, su sangre bombeaba con fuerza en sus oídos y un temblor lo invadió por todo el cuerpo, su mente le decía que ignorará la llamada pero el corazón le decía que no, a gritos le pedía que contestara, total que su dedo
"involuntariamente" se deslizó por la fría pantalla y le dio responder.

-Bueno. -Contestó nervioso. Seguido de eso un silencio sepulcral se escuchaba a ambos lados de la línea.

-Damián. -Dijo Liam al fin varios segundos después. Solo con escuchar su voz  casi le da un paro cardíaco. -¿Qué tal estás?  -Agregó

-Bien y ¿tú?

-Bien...Gracias.

-¿Qué pasa? -Preguntó ansioso con el corazón latiéndole a toda prisa.

-Yo quería saber si mañana tienes tiempo para vernos hay una persona que quiere verte, logró decir él con evidente nerviosismo en su voz.

-Una persona, ¿quién? -Inquirió extrañado y sumamente afectado por estar escuchando su voz.

-Es alguien  que estoy seguro te hará muy feliz de ver. Prometo no quitarte mucho tiempo, se que ahora eres un hombre ocupado.

-Mmm mañana tengo una reunión muy importante por la mañana, no creo que me desocupe antes de las 11, ¿te parece que  nos veamos en mi oficina a las 12?

-Me parece perfecto, entonces mañana a las 12 , estaré... Estaremos en tu oficina.

-Está bien. Hasta mañana entonces.

-Hasta mañana. -Susurró Liam. -Y Gracias por contestar.

Damian e quedó sin respiración al igual que él, pasaron segundos en los que ninguno dijo nada más, era como si quisieran decirse algo pero ninguno se atrevía, por fin el chico finalizó la llamada y como si fuera por alguna extraña conexión los dos se llevaron una mano al pecho, el corazón parecía que se les había vuelto loco, por poco se les salía de la caja torácica.

Eres una tonto Damián, debiste decirle que no podías verlo, es más ni siquiera debiste responder, se supone que debes olvidarlo, alejarlo y de esta forma no lo vas a lograr. Tonto, tonto, tonto, mil veces tonto. -Se repetía en su cabeza a cada momento.

Esa noche para ambos fue de desvelo, por ratos dormían, luego se despertaban, se removían, se levantaban, volvían a acostarse y así sucesivamente. Saber que en pocas horas volverían a verse después de mucho tiempo les quitaba la tranquilidad que difícilmente después de lo vivido les estaba costando recuperar.

Para Damián fue difícil concentrarse en la junta de esa mañana, la extraña y repentina llamada de Liam lo tenía pensativo, quien sería esa persona "tan misteriosa" que quería verlo y a quien él se alegraría de ver. Scarleth no podía ser, la última vez que se contactó con ella le dijo que estaba de vacaciones en la casa de la playa, entonces, ¿quién podía ser? ¿La Nana, tal vez? No podía ser eso posible, si fuese la Nana, seguramente ella misma la buscaría, no tendría que recurrir a Liam para poder verlo ¿y si eran Richard y Esteban? Tampoco lo creía, él le habló de una persona no de dos, quizás omitió ese detalle y se trataba de ellos, o, en una estancia, ¿podía ser Sabrina? Solo de pensar en ella le daba dolor de estomago, tampoco podía ser posible, ellos se habían llevado muy bien pero no al punto de ser grandes amigos, lo único que le quedaba era esperar y apaciguar su incertidumbre, ya faltaban solo dos horas para su encuentro.

La junta llegó a su final a las 11 con 15 minutos, al salir de la sala de juntas le preguntó a su asistente si alguien esperaba por él, esta le informó que nadie había llegado, decidió avanzar entonces con algunos pendientes, así de paso se distraía en algo que le sacara a Liam de sus pensamientos , ahora que era el presidente de la empresa familiar gran parte de su tiempo la dedicaba a asuntos de trabajo, eso le servía para distraerse y olvidar, la verdad es que le había servido de mucho estar ahí.

Pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora