18 | ...Hasta que no pude hacerlo

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"Yo no entendí nunca la importancia de tocarlo, hasta que ya no pude simplemente hacerlo"

Eran las 8 de la mañana, y Jungkook peleaba contra su corbata negra al frente del espejo que había en su armario, soltando gruñidos y palabras poco entendibles, y pasando por dentro de su boca su lengua, evidentemente enojado. Taehyung entraba al armario también, con una enorme bata de baño junto a otra pequeña toalla rodeando su cuello al mismo tiempo. Una vez le vió, brincó en su puesto y corrió hasta uno de los rincones y se escondió detrás de todos los sacos negros que estaban allí, sin importarle si se mojaban un poco por todo el agua que recorría aún su cuerpo. Jungkook le vió, sonrió y caminó hasta él.

— Buenos días, bebé... — Dejó un pequeño beso en sus rizos dorados, y salió del armario, dándole espacio para que se vistiese. Entendía, que aún después de varios momentos íntimos entre ambos y de haber observado con mucho detalle su cuerpo, el rubio no se sintiese cómodo todavía con su presencia a la hora de cambiarse.
No le molestaba. Sabía que las cosas entre ellos habían ido demasiado rápido en el ámbito sexual y también sabía que tenía que tener un poco más de confianza con el rubio. Salir más... Tomar un poco más de distancia en ese aspecto.

Y sí, aún afuera del armario, seguía con la corbata en la mano, sin poder colocarla correctamente en su puesto.

¿Por qué tenía que haber una reunión un domingo a las 9 de la mañana?
Él era el jefe, era ilógico que su secretario le hiciese eso a él y al resto de los trabajadores del lugar ese día. Los domingos no son días para tener reuniones sorpresa, mucho menos a tan temprana hora de la mañana.

Los domingos siempre eran especiales, siempre eran los únicos días que podía pasar con su hija sin ningún problema...

Iban varios años trabajando en el mismo lugar, y el pobre (aunque fuese en realidad un cirujano) aún no sabía cómo acomodarse una corbata para lo que eran eventos especiales. Jimin había intentado miles de veces enseñarle, pero por cuestiones del destino y de la vida, nunca terminaba de entender como acomodar el nudo correctamente sin sentir que se ahorcara a sí mismo.

Habían pasado tres ocasiones en las que tuvo que llamar rápidamente a Baejung en busca de ayuda para soltarse, gracias a que era un nudo tan difícil de soltar para sí mismo, que un tercero debía recurrir a él para cortar la corbata con tijeras.

Luego de un rato... Cuando Taehyung ya estaba vestido, con un pantalón algo ceñido a sus lindas piernas y una camiseta blanca un poco suelta, se encontró con los gruñidos de un pelinegro, sin poder aún colocarse la corbata.

— ¿Qué haces, Jungkookie?

— ¿Qué? Ah, nada, estoy... Nada, precioso... ¿Qué me dijiste que harías hoy con Bae mientras yo llego del trabajo?

El menor sonrió mientras se acercaba rápidamente hasta el pelinegro, que estaba sentado en la orilla de la cama, con su ceño fruncido y tomó entre sus manos la corbata. Pasando las tiras por los lados necesarios, como un experto, hasta finalmente terminar y acomodar un hermoso nudo.

— ¿Cómo...?

— Cuando vivía con mis padres, papá usualmente debía colocarse la corbata muy temprano en la mañana y mi mamá nunca quería levantarse. Cuando él debía ir a trabajar y yo debía hacer los labores de la casa, como cocinar, lavar, limpiar, cuidar a mi abuelita y todas esas cosas, mi hermano debía ir a la universidad... Mamá me mostró cómo hacerlo para que ella no tuviese que preocuparse más que en vagar en su sofá oloroso, y bueno, papá nunca quiso aprender, por lo que me tocaba a mí hacerme cargo de ello.

I love you | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora