Amor

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Sé que la ebriedad de Kara no será duradera como la de un humano, probablemente cuando reaccione querrá alejarse, pero ahora quiero disfrutar sus besos en mi cuello así como sus caricias en mi cuerpo, la manera de moverse entre mis piernas, buscando esa fricción placentera sin importarle que la alcoba comience a vibrar, pues es distinto el coito en el mundo humano, tenemos habilidades superiores y ahora ella no tiene total control, y yo estoy a punto de perder el mío por causa del placer, el beso exquisito en mis labios, Valor, realmente fueron años perdidos fingiendo odiarnos cuando esto es realmente lo que queríamos.

-Kara — Menciono en un susurro, pero ella hace caso omiso — Servil Kryptoniana-

-No voy a detenerme, Lena — Alza la cabeza, mirándome con fijeza — El efecto del licor ya pasó, así que no tienes excusas-

-Lo se, pero las costumbres humanas ven esto demasiado pronto para avanzar y…-

-No somos humanas, princesa — Murmura sobre mis labios — O es que acaso… — Entrecierra los ojos mirándome con malicia — ¿La imponente princesa de Daxam tiene miedo de una servil Kryptoniana?-

-¡Ni en tus mejores sueños! — Digo con rudeza, mordiéndole el labio.
-Excelente, querida Lena-

De rodillas en la cama, quita su camisa arrojándola en algún lugar de la alcoba, mirándome como si fuese el mejor platillo terrestre, aunque me niegue a admitirlo estoy nerviosa, es distinto intimar con alguien extraño que con alguien a quien amas.

-¿Qué sucede?-

-No te mentiré, estoy nerviosa Kara-

-¿Por qué? — Ladea la cabeza confundida — Tu eres quien tiene mayor experiencia-

-Si, pero nunca he hecho como dices, el amor-

-Entiendo — Sonríe — Y tampoco he intimado con alguien que ame, pero contigo lo siento mas natural-

-Tienes mucho control sobre mi-

-No tanto como el que tienes en mi-

Vuelve a colocarse sobre mi repartiendo besos en mi cuello, hombros dando leves mordiscos y me encanta y prefiero no decir nada mas, solo dejarme llevar por su increíble calidez y sensualidad, sobre todo al sentir sus manos ascender quitándome la blusa, seguido del sostén para abarcar mi seno izquierdo con su boca, lamiendo mi pezón de manera deliciosa que no puedo hacer mas que arquear mi espalda y clavo mis dedos en su cabeza.

-¿Quién te enseño?-

-No es momento para responder-

Y tiene razón, mis celos me impide seguir cuestionando porque lo único que quiero es sentir sus caricias, su magnifica lengua delineando mi seno, pasando al otro para darle el mismo trato suave y gentil, mientras que sus manos descienden por mis curvas hasta detenerse en el botón de mi jean, quitándolo con tal rapidez que me provoca escalofríos en el momento que rompe mi ropa interior, sus dedos acarician mi zona intima estimulando cierta parte sensible y que llena de calor todo mi ser. Ella levanta las caderas para despojarse también del resto de su ropa, y ahora ambas estamos completamente desnudas, y Kara se une a mi perfecta, su propia calidez con la mía, moviendo su pelvis lentamente para friccionar su vagina con la mía, deslizando sus manos en mis piernas y las mías rasguñando su espalda, pero como no quiero que tenga el total control, importándome poco que las paredes estén cuarteándose, cambio de posición haciéndola reir por estar ahora controlando esto, cruzando nuestras piernas para que haya mayor unión y placer, cerrando mis ojos moviéndola la cabeza hacia atrás, moviéndome lento y tortuoso, oyendo nuestros sonidos de gusto y amor, sus manos amasando mis pechos, sus pulgares estimulando mis pezones, y me encanta estar así, tenerla en mi total disposición, pues soy la única que puede doblegar a la poderosa Supergirl. Abro los ojos en el momento que la siento erguirse, esta mirándome con intensidad, sus pupilas abarcando la mayor parte de sus ojos azules preciosos, así que sabiendo cuanto me desea incremento la velocidad de mis movimientos, atrayéndola del rostro con fuerza para besarla usando nuestras lenguas, degustando nuestros sabores mezclados, ella es fascinante y se adapta perfectamente a lo que me gusta, y muerdo su labio inferior en cuanto sus dedos estimulan mi clítoris y yo hago lo mismo, sonriendo al mover mi rostro a su hombro mordiéndolo, sonriendo con malicia al escucharla emitir gemidos, pero también por ver los objetos en el suelo, las paredes arruinadas y la cama destrozada en el instante que ambas gemimos al unísono alcanzando el sumo placer.

Lena de DaxamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora