Ella es mía

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-¿Kara? — Lena me mira con preocupación — ¿Estás bien?-

-Sí... — Me aparto un poco — Lo siento, tengo que tomar una ducha-

-Pero...-

Me apresuro a ingresar al baño, abriendo la regadera colocándome debajo del agua fría, sentada en la bañera, mirando mis manos temblantes, sin poder comprender mi miedo, o tal vez sí, no lo sé, es una visión oscura del mundo, y no pretendo aceptar la veracidad. Cierro los ojos controlando los latidos de mi corazón, Lena podría preocuparse, y no quiero que eso ocurra. Pero entonces, esa voz distorsionada, nuevamente taladra mi mente.

-¿Guardarás silencio? — Cuestiona con cierta malicia — La mujer más poderosa del planeta, teme por primera vez-

-No sé a lo qué te refieres — Pienso y para mi sorpresa, hay respuesta.

-Sabes perfectamente a lo que me refiero, Kara Zor-El — Mi espalda siente un tacto frío y no puedo abrir mis ojos — La caja de poder que ocultas de tu amada, tiene un cronometro-

-Detendré su estallido, seré más rápida —Me apresuro a decir — Lena no tiene que saberlo-

-¿Acaso no confías en la mujer que dices amar? — Sus palabras me hacen enfurecer — Porque entonces tus sentimientos están divididos, entre el amor, y el temor de que ella sea lo que siempre pensaste, una dictadora-

-¡Lena es diferente! — Cierro con fuerzas mis puños, y mi cuerpo vibra.

-Di algo que puedas creer — Deja sonar una leve risilla — Tú dudas de la princesa, y cuando ella conozca ese lado de tu mente referente a su persona, sufrirás-

-Ella es distinta-

-Lo es, ahora que está contigo, pero sí decides no hablar, entonces lo que temes, ocurrirá-

-Ni siquiera sé por qué estoy escuchándote — La luz comienza a iluminar mi baño — Deja de querer manipularme-

-Yo no estoy manipulándote, eres tú quien intenta manipular a la heredera de los Gand-

La voz deja de escucharse y el sonido normal ha regresado, y he dejado de temblar. Mi ceño está fruncido, mis sentimientos son oscuros, puedo sentirlo en mi ser, pero es algo inevitable, a veces reacciono de esa manera, comúnmente al enfrentar a un criminal, sin embargo, esto es distinto. Sé que puedo controlar la situación, mi Lena no tiene que saber de la caja, así que debo actuar antes, evitar la catástrofe.

-Kara — Lena toca la puerta — ¿Puedo pasar?-

-Aguarda un momento, ya salgo-

-Bien-

Después de ducharme como es debido en cuestión de segundos, seco mi cuerpo colocándome la bata de baño, y al salir, veo a mi novia acostada en la cama, con los brazos cruzados tras su nunca, mostrando esas tersas piernas descubiertas gracias a que sólo trae puesta una camisa mía, es adorable, nunca me hubiese imaginado a la princesa mimada de esta manera.

-Tenías un gesto extraño en tu rostro — Dice en cuanto me coloco el pijama, y subo a la cama, recostándome a su lado — ¿Te sientes bien?-

-Perfectamente — Murmuro aspirando el aroma de su cuello, ella se remueve sonriendo — Estoy contigo, ¿por qué no estaría bien?-

-Eres galante cuando te lo propones — Ríe, colocándose de lado, para verme y acariciar mi mejilla — Me encanta cuando me miras de esta manera-

-¿Cómo te miro? — Sonrío, colocando mi brazo sobre su cintura, apegándola a mi cuerpo.

-Tus pupilas dilatadas dejan una circunferencia azul de tu iris — Da un leve beso a mis labios — Me siento atraída por tus ojos brillantes eléctricos — Ahora muerde mi labio inferior.

Lena de DaxamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora