Aterrizaje de Súper Héroe

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—Días después —

Los días pasan y siento a Kara cada vez más extraña, su particular personalidad ha tenido algunos cambios, además de notarla alerta en todo momento, sé que es Supergirl pero antes no se comportaba hasta tal punto de parecer paranoica. Ella dice que está bien, y no puedo sacarla de esa respuesta a no ser que tenga pruebas, prefiero encontrar la manera de hacerla sentir cómoda, evitando así intervenir en sus atuendos, por supuesto ha sido de ayuda. No la he visto desde hace dos días pues tuve que viajar junto a Lex a Texas, y no tenía idea de que los humanos resultaran más aberrantes, escuchando los murmullos ante su descontento con mi relación "anormal" lo único anormal aquí son sus mentes llenas de excremento.

-Lena, tenemos que ir al hotel-

-Tengo hambre, y ese hotel no entrega las raciones adecuadas para mi sistema-

-¿Hamburguesa?-

-Por favor-

Ríe ante mi respuesta, y él le ordena al chófer esperar, probablemente tenga que enviarle una hamburguesa, puedo notar su anhelo. Al entrar al establecimiento nuevamente recibo esas miradas, pero como siempre decido ignorarlos yendo a la mesa del fondo esperando a que mi hermano terrestre ordene nuestros alimentos. Envío un mensaje a Kara preguntando por su día, ella dice que tuvo que viajar a Gotham para un reportaje, y me siento preocupada, ese lugar se caracteriza por odiar a los Súper, pero sé que eso no la detendrá.

-Señorita Luthor — Salgo de mi ensimismo al ver a un hombre con atuendo decadente de esclavo frente a mí, así que arqueo una ceja en respuesta — Disculpe mi imprudencia — Es notable la falsa educación — Pero temo que debe acompañarme — Apunta hacia atrás, donde tienen a Lex amenazado por la espalda.

-¿Por qué? — Pregunto y él frunce el ceño.

-Porque así lo he dicho-

-¿Y desde cuando un gusano le da órdenes a un dragón? — Cuestiono con diversión, haciéndolo enojar.

-Entonces vendrá conmigo por las malas — Coge mi brazo con fuerza, pero no logra siquiera mover un cabello mío.

-¿Te importaría apartar tu apestosa mano de mi camisa? Vale quinientos dólares — Arrugo la nariz y él tensa la mandíbula.

-Oh vienes con nosotros, o todos aquí estallarán-

Ahora me percato de que los demás están asustados, atentos a mi conversación con este maloliente hombre, mi hermano niega con discreción, y sé que no debo ceder, aunque no lo haría de cualquier modo, no pienso permitir que un desagradable humano me dé órdenes como si fuese superior a mí.

-Hazlo — Él y todos los presentes me miran con sorpresa — Cada persona de este sitio ha dicho palabras ofensivas sobre mí, sí ellos me consideran una abominación y anormal, ¿por qué mostrar lo contrario? — Comienzo a reír con malicia mirando a los humanos que ahora lucen asustados y arrepentidos — No me interesan aquellos que juzgan sin conocer a las personas, sólo por creencias cavernícolas-

-¡Tráela ya! — Grita su compañero quien lleva puesto el chaleco con explosivos.

-No puedo — Gruñe el maloliente — ¿Qué demonios traes puesto?-

-Una camisa, ¿acaso no sientes mi piel? — Ladeo la cabeza sonriendo.

-Es mentira, debes traer una de tus ostentosas armaduras-

-Tal vez, pero como dije antes, no pienso acatar órdenes tuyas o las del cobarde que no atreve a oprimir ese botón — Él mencionado me mira con furia — Así que dime, ¿quién te ha enviado?-

Lena de DaxamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora