Capitulo 28: No es lo que parece

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A Chiquilina le gustaba el poder ayudar a sus amigos, por eso accedió a llevar al señor Peluche a la veterinaria, el adorable perro chihuahua de color café, nunca imagino que al ir se encontraría con un amigable, alegre, caballeroso y guapo veterinario, sin duda algo andaba mal con ella, porque no había forma en el mundo en que ella admitiera lo que el sujeto le hizo sentir en ese momento en que sus miradas se cruzaron, después de la revisión huyo del lugar y regreso a su casa, Grandulón tuvo una larga noche de trabajo y sesión de fotos en la boda que aun seguía dormido, motivo por el cual paseaba con la mascota de su amigo para distraer al pequeño.

El destino parecía insistir en que se encontrara con aquel sujeto, pues ahí en ese pequeño parque afuera de su departamento estaba el veterinario caminando tranquilamente y siendo seguido por varios patos y ardillas.

La pequeña mujer dudada si acercarse y saludar o simplemente ignorarlo, optando por la segunda opción, tomo al señor peluche y volvió a su hogar. Después de una hora su amigo llamo para pedirle si podía regresar al señor Peluche, acordando un punto de encuentro, al salir de su hogar se sorprendió que justamente el departamento vacio enfrente del suyo estaba empezando a ser habitado por nada más ni nada menos que el veterinario.

-Entonces están son tus llaves, cualquier cosa puedes venir conmigo, no te atrases con la renta y modera el ruido- El dueño del edificio, el señor Rufus daba una breve explicación mientras personas extrañas para ella metían cajas y muebles a la habitación.

-Oh Chiquilina, es un placer encontrarme contigo ¿vives por aquí?- Chiquilina no sabía cómo reaccionar, es mas ni cuenta se dio cuando Rufus se fue y ella quedo sola con el hombre.

-Sí, vivo enfrente- Ella señalo el lugar de donde salió mientras apretaba más la correa del señor Peluche en su mano.

-Veo que aun tienes a este pequeño amigo ¿Cómo se ha portado?- El hombre rubio se arrodillo a la altura del canino y comenzó a acariciarlo.

-Bien, es algo tranquilo, justo ahora lo llevo con su dueño, así que es hora de irnos.- Ella comenzó a jalar despacio al señor Peluche para indicarle que tenían que irse y el perro obedeció de inmediato.

-Claro, es un gusto volver a encontrarte, ahora podre decirte vecina.- El veterinario se puso de pie y se despidió con la mano mientras ella y el chihuahua se alejaban.

Al perderlo de vista corrió hacia el encuentro con su amigo, necesitaba saber que le pasaba, tenía una sospecha de porque no podía hablar con el veterinario de forma normal sin sentir un inexplicable nerviosismo, pero se negaba a aceptarlo.

-Te digo Grandulón, yo estaba perfectamente bien hasta que fui a esa veterinaria, ¿habré conseguido alguna enfermedad? ¿Fue algo en el aire? ¿Es contagioso?- La mujer ego las palmas de sus manos en la mesa mientras se inclinaba más hacia su amigo.

-Primero que nada tranquila, no creo que estés enferma y también creo que tu sabes que pasa pero te niegas, alguien ya nos había dicho esos síntomas hace tiempo, y ahora los tienes tu.- Grandulón sonrió mientras acariciaba a su perro.

-No, no es cierto, eso no es, es todo menos eso porque no hay forma de que yo este.... De que yo pueda estar... De que yo...

-Estas enamorada

-No, eso es imposible.- Chiquilina se recargo en su asiento mientras jugaba con el popote de su malteada.

-Vamos, ¿Tu corazón se acelero cuando lo viste?

-Si

-¿Sientes como cosquillas en tu estomago?

-Algo

RIVALIDAD ENTRE LIDERESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora