David era un joven de 20 años, lleno de energía y pasión por los deportes. A pesar de su vida normal y su círculo social formado por sus mejores amigos, Victoria, Alejandra y Jorge, había un secreto que lo consumía por dentro. Al usar un sostén de m...
David era un joven de 20 años, lleno de energía y pasión por los deportes. Siempre estaba entrenando en el gimnasio, jugando fútbol o probando los últimos videojuegos con sus amigos. Vivía con su madre y su hermana menor. A pesar de su vida normal y su círculo social formado por sus mejores amigos, Victoria, Alejandra y Jorge, había un secreto que lo consumía por dentro.
Desde muy joven, David había sentido una extraña fascinación con la idea de ser mujer. No podía explicarlo completamente, pero la idea de estar en el cuerpo de una mujer, de sentir lo que ellas sentían, lo emocionaba en formas que no podía compartir con nadie. Este deseo se había vuelto su más íntimo secreto, algo que alimentaba en la privacidad de su habitación, viendo videos y leyendo historias de Body Swap cuando quería desconectar del mundo real.
A pesar de todo, David siempre fue un chico reservado, nunca dejando entrever este lado de sí mismo. Con sus amigos, compartía sus aficiones deportivas y las últimas novedades en videojuegos, pero nunca hablaba sobre lo que realmente pasaba por su mente.
Un día, mientras revisaba el desorden del armario de su madre en busca de una camiseta vieja que pensaba usar para entrenar, sus ojos se posaron en algo inesperado: un brasier de encaje que estaba entre la ropa. Sin saber por qué, lo sostuvo entre sus manos y una oleada de curiosidad lo invadió. Sentía una atracción irresistible por ese simple pedazo de ropa femenina. Algo dentro de él le decía que debía probárselo, que quizás ahí encontraría la experiencia que tanto había deseado en secreto.
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Sin pensarlo más, cerró la puerta de su habitación, se quitó la camiseta y se puso el brasier. Lo ajustó lentamente, con una mezcla de vergüenza y adrenalina corriendo por su cuerpo. En ese instante, algo increíble sucedió...