David era un joven de 20 años, lleno de energía y pasión por los deportes. A pesar de su vida normal y su círculo social formado por sus mejores amigos, Victoria, Alejandra y Jorge, había un secreto que lo consumía por dentro. Al usar un sostén de m...
David, con el corazón acelerado y los nervios a flor de piel, finalmente logró quitarse el sostén. Al instante, su cuerpo volvió a ser el mismo de siempre. Se miró en el espejo, aliviado, pero también extrañamente intrigado por lo que acababa de vivir. Con rapidez, guardó la ropa interior de la madre de Victoria en el cajón donde la había encontrado, asegurándose de que todo estuviera en su lugar.
Salió del baño, tratando de actuar con normalidad. Victoria lo estaba esperando en la sala, y sin decir nada, lo llevó a su cuarto, donde había preparado una película. Se acomodaron en la cama, y pronto, los besos que habían compartido antes se reanudaron. La intimidad entre ambos creció rápidamente. Victoria se acurrucó más cerca de él, y los besos se volvieron cada vez más apasionados. David sentía que estaba viviendo un sueño.
Pero después de un rato, Victoria, exhausta por las emociones del día y las cervezas, se quedó dormida en sus brazos. David, aunque también algo cansado, no podía dejar de pensar en sus poderes. Era la oportunidad perfecta para probar algo que había deseado hacer desde que descubrió su habilidad. La tentación lo consumía.
Con mucho cuidado, se deslizó fuera de la cama, asegurándose de no despertar a Victoria. Buscó entre las cosas de su amiga hasta encontrar su ropa interior: un sostén y unos panties de encaje. Con la ropa en la mano, fue de nuevo al baño y cerró la puerta con suavidad.
Respiró hondo y se cambió. Al ponerse el sostén de Victoria, su cuerpo comenzó a transformarse de inmediato. Sus músculos se suavizaron, sus curvas se definieron, y su piel se volvió tersa. Sus senos crecieron hasta ser grandes y firmes, perfectos en comparación con los de su madre. Su cabello se alargó, volviéndose brillante y hermoso, mientras que sus facciones se afilaban en un rostro impecable. David miró su reflejo y quedó hipnotizado. Se había convertido en Victoria, su mejor amiga, pero ahora desde una perspectiva completamente nueva.
El placer que sintió al verse en el espejo era abrumador. Ver el cuerpo de Victoria en ropa interior lo excitaba más de lo que había imaginado. Sin poder resistirse, comenzó a tocar sus senos grandes y firmes, deleitándose con la nueva sensación. El placer que recorría su cuerpo era desconocido y, a la vez, adictivo.
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Pero la curiosidad no se detuvo ahí. David se quitó las panties lentamente, sintiendo su nueva piel bajo sus dedos. Miró su vagina y, sin poder controlarse, la tocó con delicadeza. La sensación era tan intensa, tan diferente a todo lo que había experimentado antes, que no pudo detenerse. La oleada de placer lo embriagaba.
Después de un rato, David se dirigió al cuarto de Victoria, pero esta vez en el cuerpo de ella. Se tumbó en la cama, aún explorando las sensaciones de su nuevo cuerpo, y comenzó a masturbarse por primera vez como mujer. Cada movimiento le traía un placer indescriptible, algo que nunca había sentido. La intensidad de las sensaciones era tan abrumadora que, eventualmente, cayó dormido, aún en el cuerpo de Victoria.
Al despertar, la luz del amanecer entraba por la ventana. Se incorporó rápidamente, mirando su pecho y sus senos, dándose cuenta de que seguía en el cuerpo de su mejor amiga. El pánico lo golpeó de repente. Corrió de vuelta al baño y, con manos temblorosas, se quitó el sostén. Su cuerpo volvió a la normalidad, y rápidamente se aseguró de que todo estuviera en su lugar.
Con el corazón aún latiendo a toda velocidad, volvió a la cama junto a Victoria. Minutos después, ella despertó, desperezándose lentamente.
—Buenos días hermoso —dijo, sonriendo mientras lo besaba suavemente en los labios.
—Buenos días bebé —respondió David, tratando de mantener la calma.
Ambos se arreglaron para ir a la universidad, como si nada hubiera pasado. Pero mientras se vestían, David no podía dejar de pensar en lo que había hecho la noche anterior. Sabía que sus poderes le abrían un sinfín de posibilidades, pero también sabía que estaba jugando con fuego. A pesar de eso, una parte de él no podía esperar para ver hasta dónde lo llevarían.
David sabía que tendría que aprovechar su poder, así que encontró 2 sostenes de Victoria y los puso dentro de su maleta
Luego de esto, David y Victoria, salieron juntos rumbo a la universidad, pero con David ocultando un gran secreto que, poco a poco, se volvía más difícil de ignorar.
