David estaba atrapado en el pequeño cubículo del vestidor, observando su reflejo. La frustración y el desconcierto lo invadían mientras veía la nueva forma que su cuerpo había tomado. Su piel estaba tensa, y cada parte de su figura parecía más ancha, más pesada. Sentía cómo los pliegues de su piel se apretaban y cómo su estómago sobresalía, al igual que sus piernas y sus brazos, ahora mucho más voluminosos. Su pecho era más amplio, con una sensación de peso que lo hacía sentir expuesto, y sus senos, que antes consideraba una parte atractiva de su forma femenina, ahora se movían como una gelatina a cada movimiento.
Desesperado, intentó empujar la puerta del cubículo, pero la estrechez del espacio le impedía moverse libremente. "¿Cómo me pasó esto... otra vez?", murmuró, sintiéndose atrapado y sin salida. A lo lejos, escuchaba las voces y risas de otras chicas entrando y saliendo del vestidor, lo cual aumentaba su ansiedad. La sensación de estar atrapado, sin que nadie lo supiera, le producía un nudo en la garganta.
Finalmente, el vestidor quedó en silencio, y David, aunque algo aliviado, se quedó inmóvil. En ese momento, escuchó la voz familiar de Victoria llamándolo desde fuera del cubículo.
"¿David? ¿Estás aquí?" Su voz sonaba preocupada y cautelosa, como si intuyera que algo no estaba bien.
David dudó en responder. Sabía que Victoria quería ayudarlo, pero el temor y la vergüenza de mostrarse en ese estado le impedían hablar.
"David, si estás aquí, por favor, dime algo..." insistió Victoria.
Finalmente, David reunió el valor y respondió con voz temblorosa: "Sí... estoy aquí. Pero... estoy atrapado."
Al escuchar esto, Victoria rápidamente cerró la puerta principal del vestidor para asegurarse de que nadie entrara y, con esfuerzo, abrió la puerta del cubículo en el que estaba David. Al verlo, sus ojos se agrandaron por la sorpresa, pero inmediatamente, sin dudar, se acercó y lo abrazó.
"Oh, David..." murmuró, acariciándole la espalda mientras notaba las lágrimas en su rostro. "No tienes que sentirte avergonzado. Esto no cambia nada para mí."
David sintió que su respiración se calmaba un poco con el abrazo, pero al moverse, notó cómo su cuerpo, especialmente sus senos, se agitaban con cada movimiento, lo cual lo hizo sonrojar y querer ocultarse aún más. "Es que... Victoria, no puedo dejar de sentir que... esto es demasiado. Me siento vulnerable."
Victoria tomó sus manos con suavidad y le dio una sonrisa cálida. "David, eres hermoso de todas las maneras. Sé que es difícil, pero estoy aquí contigo para lo que necesites."
David intentó alejarse un poco, pero Victoria no se lo permitió. "Por favor, no te escondas de mí," susurró mientras acariciaba sus mejillas. "Eres fuerte y valiente por enfrentar todo esto, y yo te amo por completo."
David: "Es que... no sé cómo lidiar con esto. A veces soy esa chica que tú amas, y otras veces termino así, sin control sobre mi propio cuerpo."
Victoria: "Lo sé, David. Pero tal vez esto sea una oportunidad para que explores cada parte de ti. Tal vez esta versión te enseña algo que no podrías ver de otra manera."
David: (suspirando) "Es fácil decirlo... pero sentirme así, atrapado y diferente... no es algo con lo que me sienta cómodo."
Victoria lo miró con ternura y le dio un beso en la frente. "No tienes que estar cómodo todo el tiempo, ¿sabes? Está bien que te sientas vulnerable. Yo estoy aquí para apoyarte en esos momentos, y créeme, para mí sigues siendo el mismo David que amo."
David le sonrió débilmente, aunque su incomodidad seguía presente. "Gracias, Victoria. Pero... creo que necesito un momento a solas para entender esto."
Victoria asintió, entendiendo su necesidad de espacio. "Claro. Yo esperaré fuera. Tómate el tiempo que necesites." Antes de salir, le dio una última mirada de apoyo y cerró la puerta del vestidor para dejarlo a solas.
Una vez solo, David se giró hacia el espejo y se observó detenidamente. Vio cada curva, cada pliegue y cada parte de su cuerpo que ahora era diferente. Cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de calmarse. En su mente, comenzó a visualizar su figura anterior, la chica esbelta y confiada en la que se transformaba. Con cada respiración, imaginaba esa forma, ese control sobre su propio cuerpo.
Finalmente, sintió un escalofrío recorrer su piel y, al abrir los ojos, volvió a encontrarse con su figura de modelo, su forma femenina original. Una sonrisa de alivio cruzó su rostro, y comprendió que había logrado un pequeño avance en el control de sus transformaciones. Salió del vestidor y fue a encontrarse con Victoria, quien lo recibió con una mirada de alivio y alegría.
Victoria: "¡David! Sabía que podrías hacerlo. Estás de vuelta."
David: "Sí... creo que entendí algo importante. Cuando dejo que el miedo y la ansiedad me dominen, mi cuerpo reacciona. Tengo que aprender a manejar esas emociones, especialmente cuando estoy en esta forma."
Victoria: "Eso es increíble, David. Me siento tan orgullosa de ti. Y ahora podrás disfrutar más cada experiencia sin preocuparte tanto."
David: "Eso espero. Pero siento que tenerte aquí hace que todo sea mucho más fácil. Gracias por tu apoyo, Victoria."
La tarde transcurrió tranquila, y ambos disfrutaron el resto del día en la playa, sin incidentes ni transformaciones inesperadas. Al regresar a la habitación, Victoria propuso una idea emocionante: explorar la ciudad de noche. Eligió para David un vestido blanco, elegante y ajustado, que realzó su figura femenina y le dio un toque especial y sofisticado.
Ambos pasearon por las calles iluminadas, disfrutaron de una cena elegante y compartieron risas y momentos inolvidables. Victoria se sentía feliz de ver cómo David se sumergía en cada experiencia, mientras él encontraba seguridad en su apoyo.
De regreso a la habitación, mientras se preparaban para dormir, David miró a Victoria con una expresión que ella reconoció al instante.
David: "Bueno... creo que he cumplido todos tus caprichos por hoy. Ahora es mi turno de pedir algo."
Victoria: (sonriendo) "¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que quieres?"
David: "Quiero que me dejes hacerte sentir tan especial como tú me has hecho sentir a mí."
Victoria le sonrió y aceptó, acercándose a él con un brillo en los ojos. David se inclinó y comenzó a desvestirla lentamente, con movimientos delicados, acariciando su piel mientras disfrutaban de cada momento de cercanía. Compartieron un instante lleno de ternura, placer y deseo, en el que ambos sintieron la profundidad de su conexión.
La noche terminó en un abrazo, en el que se sintieron más cercanos que nunca, y donde David comprendió que, sin importar las transformaciones, lo importante era el amor y el apoyo que compartían.
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UN SOSTEN FANTASTICO
Ciencia FicciónDavid era un joven de 20 años, lleno de energía y pasión por los deportes. A pesar de su vida normal y su círculo social formado por sus mejores amigos, Victoria, Alejandra y Jorge, había un secreto que lo consumía por dentro. Al usar un sostén de m...