CAPITULO 5 TERRENCE GRANDCHESTER

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Candy estaba sentada en el camarote del niño que la noche anterior había conocido, ambos estaban sentados observando la hermosa mujer de la fotografía, que según Terrence era su madre.

-¿Cómo se llama?

-Eleonor Baker

-¿Porque no vino con ustedes?

-Papa dice que me abandono

-No creo que sea así

-Entonces ¿Dónde está?

Candy no supo que responder, aquel niño estaba lleno de tristeza porque no veía a su madre, ella durante 6 años no tuvo padres y podría entender lo que se sentía que no estuvieran a tu lado pero entonces...

-Tu mama siempre estará contigo ¿Sabes porque?

El niño la miro confundido y simplemente negó con la cabeza

-Porque ella te ama y siempre estará presente porque tú también la amas y le guardas un lugar muy especial aquí –Poso una mano en el pecho del niño del lado del corazón

El sonrió –Gracias...tienes razón ella siempre vivirá aquí, por cierto ¿Cómo te llamas?

-Mi nombre es Candice Britter, jejejeje ¿Cuál es tu nombre?

-Mi nombre es Terrence Graham Grandchester

-Mucho gusto, Terrence

Candy le ofreció su mano para que se la estrechara, él la tomo y le dio un leve apretón de manos, mientras observaba a la niña quien le pareció realmente hermosa.

Candy por instinto le dio un beso inocente en la mejilla del niño quien inmediatamente sin saber porque se sonrojo ante el tacto cálido de la niña rubia –No debes llorar mas ¿Lo prometes?

Terrence solamente asintió y le sonrió

-Debo irme

-¿A dónde?

-Con mis padres, deben estarme buscando

-¿te veré de nuevo?

-Tal vez, nos vemos Terry

El la miro sorprendido y sonriéndole dulcemente, mientras la joven salía del camarote, una vez solo se llevó una mano a la mejilla donde le había dado ese beso y sintió aun arder por el contacto de los labios de la niña sobre su piel –Candy... -Susurro antes de tomar la fotografía y ponerla en la mesita de noche.

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-Si quiero ir a Londres, tía –Anthony estaba feliz de que la tía le hubiera propuesto mudarse a Londres a la mansión Ardley

-Bien, pero no es paseo Anthony, es para que estudies en el colegio San Pablo, donde estarás internado en algunos años ¿Estás de acuerdo?

-Si tía

Tía Elroy lo miraba suspicazmente no entendía él porque del entusiasmo de su sobrino, pero no quiso discutirlo más por el momento, ella pensó que diciéndole del internado desistirá pero no fue así, por lo que pensó que una vez concluido el negocio que debía ver en Londres el cambiaria de opinión.

-Bien, partiremos mañana

"¡Si! Pronto estaré contigo Candy" pensó Anthony esperanzado

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-Llegamos a Londres niñas –Peter cargo a Candy para que pudiera ver más la vista que les ofrecía el barco de la ciudad de Londres, donde se veían algunas casas y muchas personas esperando en el puerto

-Bien no se separen niñas –Grace tomo de la mano a Annie para que avanzara con ella

Candy observo como sus padres se dirigían al automóvil para ingresar sus pertenencias y visualizo otro al lado donde estaba...

-¡Terry!

-¡Candy!

Los niños se acercaron separándose de sus familias que no se habían percatado de que los niños corrieron lejos de su lado.

-¿Es tu padre?

-Si

-Se ve muy enojado

-No, siempre tiene ese semblante –Dijo Terrence restándole importancia

-Te pareces mucho a él, pero tú eres más simpático –Dijo riendo la niña

-Y tú tienes una sonrisa hermosa

Candy se sonrojo levemente pero sonrió complacida –Gracias

-¡Candice!

Candy dio la vuelta y vio a su padre buscándola y un poco molesto pero no fue el único

-¡Terrence! ¿Qué acaso no te dije que no te sepa...?

-Parece que nuestros hijos nos juegan bromas ¿Verdad? –Comento Peter cuando Richard el padre de Terrence, poso los ojos sobre ellos –Candy no te separes de nosotros por favor, cariño

Candy le sonrió dulcemente –Perdóname papa, no lo hare más, lo prometo

Peter sonrió ante la dulzura de su hija, sin duda tomo la mejor decisión al insistir en adoptar a la pequeña rubia -¿Ya te despediste de tu amigo?

Candy se acercó a Terrence y le dio otro beso que puso como tomate al niño, mas porque estaban los adultos viéndolos, Richard miro a la rubia y a Peter un tanto desconfiado -¿Conocen a mi hijo?

-Lo conocí en el barco, señor

-Soy Richard Grandchester, duque de Grandchester y él es mi hijo Terrence –Dijo tomando de la mano a Terrence y mirándolos con altivez

-Soy Peter Britter, padre de Candice Britter –Replico Peter cargando a la niña –Nos retiramos, hasta pronto, con permiso

Ninguno de los niños se percató de la tensión que había en el ambiente pues aún eran muy inocentes para comprender que el duque de Grandchester no deseaba que su hijo estableciera cualquier amistad que no estuviera a su nivel.

-Vamos Terrence

-Si papa

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Llegaron a una mansión enorme donde inmediatamente llego la servidumbre para atenderlos, había una señora hermosa que salió inmediatamente en cuanto le avisaron que estaban ahí.

-¡Richard! –La señora tenía cabello rubio al igual que su madre pero era más baja y tenía ojos miel, tez blanca y no era tan esbelta –Que bueno que llegaste, te extrañe –Comento abrazando a su padre

-Karen, él es Terrence, de quien te hable

-¡Oh! Bueno...seré su nueva mama ¿no?

Terrence se quedó impactado ante lo dicho por aquella mujer, no quería otra mama, el quería a su madre, apretó con más fuerza la mano de su padre, quien lo miro –Ella es Karen hijo y es mi esposa, ella estará viviendo con nosotros ¿De acuerdo?

-No

-Aunque no lo estés, se hará como yo digo y por favor obedece a Karen en todo lo que te diga, vamos

Karen lo tomo del brazo y los tres caminaron hacia el vestíbulo de la mansión, donde los esperaba el mayordomo –Bienvenido su señoría

-Gracias, Harold, por favor lleva al jovencito a su alcoba

-Claro mi lord

Terrence miro a su padre con molestia y dejo que Harold lo llevara a su nueva habitación.

Una vez a solas, comenzó a llorar por las noticias nuevas que su padre le había dado en aquel momento pero entonces recordó "No debes llorar más, ¿Lo prometes?" la voz de Candy resonaba en su cabeza.

Inmediatamente se secó las lágrimas que habían salido y toco su corazón, mientras una sonrisa se formaba en su rostro -Te lo prometo, Candy –Susurro mientras cerraba los ojos dejando que la imagen de la niña invadiera su mente y corazón, "Siempre estarás aquí...junto con mi mama" pensó dulcemente antes de recostarse.

AMI-ENEMIGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora