Capítulo 8

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Tras aquella conversación tan reveladora, decidimos actuar con normalidad la semana antes de la fiesta de compromiso de Destiny. Ella se había recuperado con éxito de las graves quemaduras causadas por Satanás; no había ni rastro de cicatrices.

Yo continué con mis clases y entrenamientos con Axel. Cada vez era más complicado negar cómo me hacía sentir cuando estaba junto a él. Mas todo se volvía más complicado de controlar, cuando sus manos me tocaban para colocar mi cuerpo en la posición correcta de ataque o defensa. No sabía si aquello era sólo yo, o él también se percataba de esa electricidad que se creaba con el roce de nuestra piel. Por otro lado, fui capaz de mejorar muy rápido en mi táctica de ataque, en la precisión de mis movimientos y en el análisis de los puntos débiles de mis contrincantes.

Todos teníamos la certeza de que Aeryn y Satanás aprovecharían a atacar el día de la fiesta de compromiso de Destiny e Ethan, pero no sabíamos cómo. Además, nuestra preocupación era considerable, ya que todavía no habíamos podido hablar con Damian, lo cual le convertía en un blanco fácil. Sabíamos que esa noche sería clave para entorpecer sus planes, aunque temíamos que al final todo aquello nos condujera a la carrera de la búsqueda de las alas de Aurea.

No obstante, el peligro y el miedo estaba asegurado en cualquiera de las opciones. Sobre todo, en lo que me concernía a mí. Y el hecho de ser la hija del mismo diablo, y Aeryn, una mujer, que suponía, que era tan maligna como Satanás, era algo difícil de asimilar. Aunque me había hecho un poco a la idea durante aquella semana. Por otro lado, también me había mentalizado de que vendrían a por mí, de una forma o de otra conseguirían llegar hasta mí, y el encuentro con ellos dos era algo que me producía una gran inquietud. ¿Cómo actuarían ellos conmigo, su propia hija? ¿Acaso serían capaces de tenerme el más mínimo cariño al ser mis padres? La verdad es que no me imaginaba a Satanás como todo un padre, abrazándome, dándome su consuelo o su apoyo. Al diablo nunca le ha pegado ese tipo de comportamiento, y nunca lo hará. Así que la única conclusión que había podido sacar era que todo ello era verdaderamente espeluznante.

En cuanto a Claire, no había podido hablar con ella para poder atar finalmente los cabos sueltos de mi historia. Todavía debía descubrir por qué Claire había hecho creer al resto que yo era su hija, por qué había acabado en la tierra creciendo con Bryana, por qué mi madre me habría abandonado, si es que lo había hecho.

De todos modos, jamás hubiera imaginado que aquella noche se desarrollará tan extraña, preciosa y desoladoramente.

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Sarah se retocaba por enésima vez ante su tocador, mientras yo no podía dejar de admirar el vestido que me había dejado Destiny para la fiesta. Su pálido color violeta azulado hacía destacar el azul brillante de mis ojos, además de mi rubia melena, logrando conseguir que callera hipnotizada ante mi aspecto. Conseguía que pareciese un ser celestial, una fantasía hecha realidad que resplandecía dulcemente. El final de la tela, la cual era sumamente delicada, se perdía en el suelo volviéndose totalmente transparente. De los tirantes ,que reposaban por debajo de mis hombros, sobresalían unas finas tiras de aquella tela que quedaban colgando en mi espalda como si llevara una capa.

En el fondo estaba ansiosa por ver las maravillas que decían iban a ocurrir esa noche, ya que al ser la fiesta de compromiso de la hija de Raziel no habrían escatimado en gastos y los ángeles más importantes del cielo estarían invitados a la celebración.

Entonces, sacándome de mi ensimismamiento, Sarah dejó sus polvos en el tocador y levantó la mirada para decirme a través del espejo:

- ¿Estás lista? – Sus ojos relucían de felicidad por la fiesta. A Sarah siempre le había llamado el encanto de ese tipo de celebraciones con gente elegantemente vestida, bailando y riendo al levantar sus copas al brindar.

Las alas de AureaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora