En el salón de la fortaleza de los ángeles negros se hallaban reunidos cuatro individuos alrededor de una mesa de roble. Todos tenían motivaciones ambiciosas, y de alguna manera, estaban rodeados de múltiples secretos y malas intenciones, mas el egoísmo podía con todos y cada uno de ellos. Sin embargo, habían decidido unir sus fuerzas con un gran objetivo en común: encontrar las alas de Aurea.
Aeryn, como de costumbre, tenía una actitud elegantemente despiada sentada en su silla de oro macizo. Con su mirada recorría atentamente la sala observando con cautela a cada uno de los presentes. Se creía la más poderosa de todos ellos, puesto que Jason y Cynthia eran, a su parecer, <<dos pobres angelitos indefensos>>, y Aurea, era una mujer a la cual su propia naturaleza le había sido arrebatada, quedando incompleta. En cambio, ella, era una poderosa bruja que en su día había sido un ángel blanco. Ella sabía lo que verdaderamente era luchar, jugar al juego del enemigo y ganarle en su propia partida.
El silencio de la sala se consumía en él mismo. La tensión era palpable. El nerviosismo era evidente en los dedos de Aurea, que tamborileaban en silencio encima de aquella mesa. Sabía perfectamente que Aeryn y Satanás iban a ser despiadados rivales al final de su plan, aunque siempre podría jugar la avaricia de los dos a su favor, causando que se mataran entre ellos dejándole así el camino libre a ella.
Cogiéndolos a todos por sorpresa, excepto a Aeryn, Satanás entró en la sala como un gran vendaval. Su rostro estaba consumido por la ira y sus ojos parecían arder como llamas salvajes de un fuego descontrolado.
- ¡Maldita sea! - dijo entrando en el salón - ¡Esa maldita hija de Raziel!
Acto seguido cogió un candelabro de uno de los muebles de la pared y lo arrojó contra uno de los muros del salón. Este, estaba encendido, por lo que, al estrellarse junto a las grandes cortinas rojas del salón, el fuego empezó a devorarlas sin piedad alguna.
Ante la escena Aeryn se limitó a lanzar un gélido soplido hacia las cortinas que apagó el fuego al instante. Y tras poner los ojos en blanco, dijo con un tono de voz impasible:
- Tranquilízate, ¿quieres? – se levantó de su silla y con vigorosidad se apoyó en la mesa con su los brazos estirados- Cuéntanos lo que ha pasado en tu visita al reino de los ángeles blancos.
- Me he colado en los sueños Destiny como planeamos, pero esa estúpida parece saber más que nosotros. Y me temo que llevaba razón en sus palabras: Agnes ha sido la única que me ha reconocido debajo de la apariencia de Miguel. Es mucho más poderosa de lo que creíamos. No va a ser fácil manejarla.
-Yo creo que con la ayuda de Jason podremos cambiarla de bando fácilmente- sonrió maliciosamente Aeryn.
Este asintió confirmando que se incluía en el plan de engaño que formularían más adelante. Sin embargo, eso no dejó tranquilo a Satanás:
-Espero que lleves razón, Aeryn, porque ella es mucho más fuerte que nosotros dos; es un ángelus valdesca.
- ¿Qué significa eso? - dijo Cynthia arrugando el entrecejo.
- Es un ángel que tiene capacidades innatas para la magia- contestó Aurea, mirando a Aeryn a los ojos con dureza- eso no lo habías mencionado, ¿por qué nos lo has ocultado?
La aludida volvió a poner los ojos en blanco. Se irguió completamente sobre su figura para luego caminar lentamente hacia Aurea, quien se encontraba en el lado opuesto de aquella mesa.
-No era seguro que hubiera nacido con tal naturaleza; no obstante, tenía mis sospechas al respecto- el tono soberbio de la voz de Aeryn enfureció más a Aurea- Mas no hay de qué preocuparse querida. La única capaz de enseñar a Agnes a controlar su poder soy yo. Mientras, su poder empezará aflorar espontáneamente, incontrolable. ¿Qué crees que va a hacer ella en esas condiciones? -le sonrió con aire divertido a Aurea.
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Las alas de Aurea
ParanormalneLa verdad significa poder. El amor separación. La familia, caos. La normalidad, cambio. Agnes creía que era una chica normal y corriente(del motón). Jake pensaba que había perdido a su hermana. Agnes creía tener una familia. Poder y de...