-¡Toma ya! - Dije lanzando el mando al suelo y acto seguido hacer uno de mis bailes de victoria.
-Has tenido suerte – rechistó Connor.
-Lo que tu digas, aprende a perder y luego hablamos – le guiñé un ojo y volví a acomodarme en el sofá.
Connor Samuel John Ball, aquí mi querido mejor amigo de la infancia, puede que suene a cliché o algo así, pero dejemos claro desde un principio que esta no es la típica historia donde mejor amigo se enamora de mejor amiga, viven un extenso drama pero al final acaban juntos y felices comiendo perdices, de hecho, nunca he entendido lo de las perdices, ¿por qué perdices? Yo por ejemplo, sería más feliz comiendo pizza o helado en grandes cantidades.
Vale.
Basta.
Me he ido por las ramas.
-Quiero la revancha.
-Oh, ¿Seguro que quiere perder de nuevo señor Ball? - reí, a lo que él solamente respondió dándole un trago a su cerveza fulminándome con la mirada.
Empezamos otra partida, cuando de repente llamaron al timbre, ambos lo ignoramos y seguimos jugando.
Volvió a sonar, volvimos a ignorarlo, para que después un grito de mi hermano Tris me hiciese pegar un salto en el sofá.
-¡Kelly, abre la maldita puerta, estoy en la ducha!
-¡Ya voy! - le devolví el grito. Esta casa ya parecía la selva amazónica.
-No vas a abrir, ¿verdad? - dijo Connor entre risas.
-No, seguramente sea uno de sus amigos sin casa.
Connor se encogió de hombros y volvió a darle otro trago a su cerveza. Seguimos jugando, pero el maldito timbre no dejaba de sonar, ¿a quién se le ocurriría un invento tan molesto? Por favor.
Se escuchó a un estresado Tris bajando las escaleras mientras balbuceaba algo que no logramos comprender, lo que yo decía, la selva amazónica, ya se manifiestan las especies extrañas.
-¿Es que estáis sordos?
-Ocupados, en realidad – añadió Connor.
-Odio a este chico – murmuró Tris.
-También te quiero bebé – respondió Connor haciéndole morritos.
Puso los ojos en blanco y abrió la puerta, su amigo Levi, el que estaba apoyado en esta acabó en el suelo, literalmente.
Al escuchar el golpe que se había pegado el pobre no pude evitar soltar el mando de la consola y reírme como nunca me había reído antes, vale, ya sé que a veces soy un poco cruel, pero las caídas siempre son graciosas, eso es innegable.
-¿Ves? Te dije que era uno de sus amigos sin casa, ya estaba acampando fuera.
-Y los pantalones que me traes hijo mío, más rotos imposibles. - Dijo Connor uniéndose a mi mientras el pobre Levi nos miraba confundido.
Por fin Tris, todavía impactado por lo que acababa de pasar, decidió ayudar a su amigo a levantarse del suelo para luego lanzarnos una de sus miradas -Oh por dios, ¿es que no podéis ser normales por un segundo? -
-Así es la vida chico – Connor tan sólo se encogió de hombros de nuevo y volvió a mirar hacia la pantalla del televisor – Mierda Kelly, hemos perdido la partida – dicho esto, volvió a darle un sorbo a su cerveza.
Sentí una mirada sobre mi, entonces me di cuenta de las pintas que llevaba, una camiseta de mi hermano a la que podríamos llamar vestido, con un moño mal hecho y unos calcetines de gatitos.
-Bonita camiseta – soltó Levi, a lo que Tris me analizó de arriba a abajo para después lanzarle una mirada asesina a su amigo, el que se dio cuenta y soltó una risita. - Admítelo tío, le favorece más que a ti.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que dejes de robarme la ropa?
Vale, vale, vale, no es por hacer quedar bien a mi hermano ni nada por el estilo, pero el maldito imbécil vestía demasiado bien, muchas veces me entraban ganas de nombrarlo mi estilista personal, pero en lugar de eso, asaltaba su armario de vez en cuando.
-Tu amigo tiene razón cariño, es que Kelly está muy buena – dijo Connor a Tris entre risas. Sí, esto es normal en él, así se pasa la vida.
-Kells, ¿Estás segura de que quieres quedarte sola con este pervertido? -Dijo mi hermano ya en la puerta.
-Ni te rayes tío, ¿cerveza? - dijo Connor ofreciéndole el botellín. Tris tan solo ignoró su comentario y salió por la puerta seguido de su amigo. -No es por nada, pero tu hermano me odia.
No pude evitar reírme ante su reacción. Vale, no es que Tris odiase a mis amigos, bueno, puede que sí, no lo sé, pero si era amable con ellos perdería su imagen de hermano machito sobre protector, sinceramente, creo que en el fondo hasta le tiene cariño a Connor.
-Ya sabes como es – me encogí de hombros y le di un trago a su cerveza.
Nos pasamos el resto de la tarde jugando, ya que Connor perdía una y otra vez, por lo que sólo me pedía más revanchas que no le servían de mucho. Tener un hermano ayudaba en estos casos, había sido mi gran maestro todos estos años, tanto que ni el mismo conseguía ganarme a día de hoy. Al final la frase de 'el alumno supera al maestro' es aplicable en este caso.
-Tengo que irme, mañana hay que madrugar para estar puntuales en clase – Nos miramos y en cuestión de segundos los dos estallamos en carcajadas, la verdad es que a ninguno de los dos se nos daba bien esto de la puntualidad y mucho menos para ir a la cárcel.
Perdón.
Instituto.
Pero por suerte, ya era el último día de la semana.
Connor se fue y decidí levantar mi culo del sofá para ir a darme una ducha, aprovechando que Tris todavía no había llegado.
Sí, ducharse en esta casa era todo un sufrimiento, los dos habíamos mantenido una guerra absurda de hacer que el agua saliese fría cuando uno de los dos estaba en la ducha. ¿Por qué? No lo sé, cosas de hermanos, supongo.
Justo cuando estaba a punto de entrar en el baño, escuché a mi hermano entrar por la puerta, supuse que con su amigo, ya que se escuchaba más de una voz. Decidí darme prisa y me metí bajo el agua rápidamente.
Vale, todo iba bien, después de tanto tiempo podía darme una ducha relajante.
-¡Su p*** madre! - pegué un salto en la ducha con el que casi me como los patitos antideslizantes, pues el agua empezó a salir completamente helada.
Para mi suerte, sólo había una toalla pequeña con la que me tapé como pude para salir del baño lo más rápido posible y entrar en la habitación de mi hermano hecha una furia.
-¡Tristan Evans! - grité.
-Así me llamo – dijo dándose la vuelta en su silla mientras acariciaba a nuestro gato. Menuda escena.- ¿Por qué gritas? Vas a espantar a Levi. - rió. -Por cierto, deberías usar una toalla más grande.
Enseguida noté como mis mejillas se ponían rojas como tomates, Levi me estaba mirando con la boca abierta mientras Tris seguía en pleno ataque de risa.
-Tranquilo, estoy perfectamente – dijo su amigo sin apartar su mirada de mi.
Enseguida mi hermano dejó de reírse para tirarle un cojín a su amigo en toda la cara.
-Que sepas que me vengaré.
Dicho esto salí de la habitación indignada.
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Stay || Bradley Simpson
FanfictionElla, un completo desastre que no tiene nada claro en la vida. Él, otro desastre que tiene más que claro lo que quiere pero demasiado orgulloso para dar el paso y cambiarlo todo. Muy diferentes pero a la vez tan iguales. Si quieres saber más te inv...