Capítulo IV

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Después de la reunión que había tenido con aquel hombre, cuyo nombre, ahora sabía, era Donovan, tenía sentimientos encontrados, me sentía dichosa al saber que mi madre aún vivía, pero a la vez temerosa puesto que su vida seguía en peligro; también me preocupaba el plan que pudiese tener el reducido grupo de hombres que contaban con que yo retomara el poder en Brexfarn como la legítima heredera, no me lo había contado en su totalidad, pues era un plan que apenas habían ideado y su repentino surgimiento era lo que me preocupaba.

Una vez que terminamos nuestras labores en la taberna, Leathan y yo subimos a nuestra habitación, ninguno hablaba, seguíamos pensando en todo lo que habíamos discutido con Donovan esa mañana; me senté en la orilla de la cama sosteniendo la carta de mi madre con las manos temblorosas y con la vista clavada en el piso; Leathan me miraba expectante, yo sabía que también sentía curiosidad por conocer su contenido.

— Rowan, ¿vas a abrir la carta o seguirás prolongando tu angustia? — Dijo por fin, incapaz de contenerse.

— Tengo miedo de leer su contenido. — Contesté con voz trémula.

— Sea lo que sea, debes saberlo, nuestra ubicación ya no es tan secreta y debemos tomar medidas para evitar que Sloan nos capture.

— Tanto tiempo pensando en cómo rescatar a mi madre, como retomar el reino que me pertenece y ahora que tengo la posibilidad frente a mí, no me creo tan capaz de hacerlo, no creo ser lo suficientemente valiente. — Me sinceré.

— Rowan, no te dejaste amedrentar por las amenazas de Sloan, no aceptaste ser su esposa solo para mantener tu vida, huiste con un plan, que, si ahora lo piensas, fue sumamente estúpido y arriesgado, pero aun así lo hiciste; ahora no vas a decir que no eres lo suficientemente valiente para enfrentar esto, porque tú y yo sabemos que eso no es verdad. Ese trono te pertenece, ese reino es tuyo, y si no lo haces por el pueblo, tu pueblo, entonces piensa que lo haces para vengar a tu padre.

Las palabras de Leathan eran muy ciertas, sin embargo no podían disminuir la incertidumbre que albergaba mi mente y corazón, pero si de algo estaba segura, era de que no podía esconderme el resto de mi vida, tenía dos opciones, morir tratando de recuperar aquello que me pertenece o morir como una cobarde, escondiéndome y huyendo de los problemas por siempre, y yo prefería la primera opción; me arriesgaría, y si no lo conseguía al menos me quedaría la satisfacción de saber que no le dejé el camino libre a Sloan, de que no se pudo deshacer tan fácilmente de mí.

Tomé un profundo respiro y abrí la carta, al instante Leathan se sentó a mi lado.

Querida hija.

Tengo la esperanza de que puedas leer esto y que mis ilusiones de volverte a ver no sean vanas, si esto llega a tus manos, cree en mí, y confía en Donovan, él es el último recurso que tenemos para volver a estar juntas y para recuperar el trono de tu padre.

Sloan está furioso por tu repentina desaparición, y él mismo se encargó de expandir el rumor de tu muerte, rumor que incluso yo creí, pero ahora sé que eso no es verdad y vivo cada día esperando tu regreso. Pretendo estar de su lado y me da repulsión, pero no hay otra forma de mantenerme con vida; ahora hija mía, solo tú puedes salvarnos a todos porque la sangre que corre por tus venas es la sangre que reclama el trono.

Te ama, tu madre.

Leer la carta de mi madre, lejos de darme seguridad, me provocó ansiedad, incluso ella cree que yo soy quien puede arreglar esta catástrofe, que soy la única esperanza que tiene Brexfran; que soy su única esperanza para salir de la prisión en la Sloan la tiene atrapada y tal vez tenga razón, yo soy la legitima heredera del trono, soy yo la única que puede derrocar a Sloan y legitimar el poder; el pueblo me apoyaría, pero el consejo hará todo lo que esté en sus manos para sacarme del camino, no podré saber quién es un aliado y quién es un enemigo, sin embargo siento la responsabilidad de recuperar lo que me pertenece, ese trono por el que mi padre se esforzó tantos años, no permitiré que su reino y todo lo que construyó se quede por siempre en las manos de un traidor.

Huyendo de la traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora