Había comenzado mi día en la taberna al igual que Leathan; después de lo que había pasado la noche anterior no nos habíamos dirigido la palabra aún, él ni siquiera había dormido en la habitación; no estaba molesta, después de haber descansado y aclarado mis ideas, la verdad era que me sentía avergonzada, e internamente ya me había llamado idiota más de mil veces, lo mejor para ambos hubiese sido que yo siguiera guardando mis sentimientos; pero lo hecho, hecho estaba. Ahora ya nada me impediría pensar fríamente en mi verdadero objetivo, y ese era salvar a mi madre y recuperar mi reino. Aun no tenía noticias de Donovan, y si él no se apresuraba a ayudarme, yo misma buscaría la forma, lo haría, aunque mi único plan fuese ir armada con una espada al encuentro de Sloan; pero antes de hacer cualquier cosa, debía disculparme con Leathan, debía estar en "paz" con él.
Él estaba detrás de la barra limpiando los tarros con rostro inexpresivo; me sentía nerviosa con el simple hecho de acercarme a él, sabía que no estábamos bien y que tal vez ni siquiera quisiera escucharme, aun así, con todo el valor que tenía en mi cuerpo me acerqué decididamente dando un profundo respiro.
— Leath... perdón Alistair. – Volteó a verme con la misma expresión que me estrujaba el corazón.
— ¿Sí?
— Yo solo...
— No, no debes decir nada, lo siento, fui un...
— No, quien se debe disculpar soy yo, fui imperdonablemente grosera ayer, no solo contigo sino con Rose también, puedo ver que ella es una joven muy dulce y amable, me alegra mucho que ella haga feliz a mi amigo. Lamento haberte dicho todo lo que dije anoche y también lo que hice, no debí actuar así, no quiero que estés molesto conmigo, como lo sabes, eres lo único que tengo y no me gustaría perderte y mucho menos por lo que ocurrió. — Mi voz comenzaba a entrecortarse y dejé así mi discurso, no quería volver a ser débil frente a él.
— Gracias, pero eres una tonta si crees que algún día me perderás, hemos pasado muchas cosas juntos y tenemos muchas cosas más por hacer. — Sonrió.
— Eso es algo que también quería decirte.
— ¿A qué te refieres? — Preguntó confundido.
— Leathan me voy. — Dije con determinación.
— ¿Cómo que te vas? ¿a dónde? — Su tono era de preocupación.
— Voy por mi madre y por mi reino.
— ¿¡Estás demente!? — Dijo tomando su rostro con ambas manos.
— No, haré un plan, y ese es mi objetivo, pero para hacerlo no puedo quedarme aquí.
— Rowan, hacer eso es un suicidio. — Dijo entre dientes.
— Pero mientras no hago nada, día a día vivo con la incertidumbre de saber si mi madre vive o ya murió.
— Donovan dijo que tenía un plan, debes esperar. — Dijo tratando de mantener la calma.
— Leathan, ya me cansé de esperar, a veces creo que Donovan es un traidor y que en verdad el dichoso plan nunca existió. — Dije mientras una lágrima corría por mis mejillas.
— No voy a permitir que te lances al vació sin un plan certero, dime ¿a dónde irás?
— Yo... no lo sé. — Dije sintiéndome estúpida.
— ¿Sabes cuántos peligros hay allá afuera? No es seguro para ti, si emprendes un viaje sola cualquier cosa podría pasarte; te pueden secuestrar, te pueden asesinar si quieren y no podrás dar pelea. — Sus palabras me molestaban sobre todo porque tenía razón.
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Huyendo de la traición
Historical FictionDespués de que el más fiel consejero de su padre lo asesinara para quedarse con el trono, Rowan la princesa de Brexfarn, logra huir con ayuda de uno de los sirvientes del palacio, quien también es su más grande amigo y amor secreto. A pesar de que a...