Capítulo IX

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— Rowan, debes venir de inmediato. — Dijo Leathan interrumpiendo la lectura que había comenzado hace unos pocos minutos.

— ¿Sucede algo? — Pregunté nerviosa al ver su actitud, misma que no era muy común en él.

— Sí, pero es mejor que el rey y Norbert te lo expliquen. — Contestó con seriedad.

Salí a toda prisa en dirección a la sala de reuniones en la que se encontraban el rey Alaric, Norbert y Bastian; los miré expectante, esperando que me dijeran qué sucedía y a juzgar por sus rostros estaba segura de que no serían buenas noticias.

— Sloan sabe que fuimos nosotros quienes liberamos a tu madre, también tiene conocimiento de que nuestras tropas están a las afueras de Brexfarn y planea un ataque sorpresa, afortunadamente nuestros hombres fueron alertados por Donovan y estarán preparados para emboscar al ejército enemigo; probablemente mientras hablamos esa emboscada está tomando lugar.

— ¿Qué podemos hacer? — Pregunté alterada, pues la noticia me había tomado por sorpresa, no esperaba que los ataques se dieran tan rápido.

— Nada por ahora, más que esperar noticias. — Guardó silencio por un momento. — Una victoria sería el mejor de los panoramas, pues el ejército de Sloan se vería disminuido y nuestros futuros ataques serán más devastadores para ellos.

— No debemos adelantarnos a los hechos majestad, antes de planear nuevos ataques debemos asegurarnos de haber salido victoriosos de este. — Dije recordando nuestro último fracaso y la gran decepción que me llevé al saber que no resultó conforme al plan.

— Eso es muy cierto Rowan, pero debemos tener alternativas para ambos casos, la victoria o la derrota.

— ¡Majestad! ¡Alteza! — Gritó Wade desde la puerta de la sala de reuniones mientras los guardias impedían su acceso.

— Wade, ¿no has aprendido nada aún? — Dijo Leathan molesto por el comportamiento de su cuñado.

— No es mi intención importunarlos en esta importante reunión, pero quiero ofrecerme voluntariamente para pelear contra el enemigo.

— No tienes entrenamiento, más que una ayuda serías una carga. — Dijo Norbert, externando el pensamiento que tenía en mente en cuanto escuché la petición de Wade.

— Un hombre más que nos ayude a derrotar al enemigo no es una carga. — Contradijo el rey. — Si después de este ataque el número de nuestros hombres disminuye necesitaremos más ayuda.

— Pero padre... — Replicó Bastian, pero fue interrumpido por Wade.

— Se los suplico, si es necesario estoy dispuesto a entregar mi vida por esta noble causa, es lo menos que puedo hacer después de todo el daño que causé, solo así sentiré que enmendé mis errores y será el mejor agradecimiento por su bondad. —Dijo Wade con valentía.

— Viniste hasta aquí con el firme propósito de cuidar de tu hermana, y ahora, deseas sacrificarte. — Espeté confundida.

— Sé que parece absurdo alteza, pero creo que seré de más utilidad en el campo de batalla que aquí, además ahora sé que mi hermana no puede estar en mejores manos, Leathan la protegerá más de lo que yo puedo hacerlo. — Dijo mirando con agradecimiento a mi amigo, y yo sentí un pinchazo en el corazón porque eso era verdad y yo mejor que nadie lo sabía.

— Si ese es tu deseo, lo concederé, marcharás al campamento con los hombres que trajeron de regreso a la reina Teresse. — Dijo el rey.

— Se lo agradezco mucho, majestad, gracias. — Dijo Wade con alegría para después retirarse.

Huyendo de la traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora