Después de la partida de Wade y los hombres, mi furia no había disminuido, pero me mantenía optimista esperando que informara la falsa estrategia a Sloan; los más altos mandos de nuestro ejército estaban al tanto del plan y ejecutarían el verdadero ataque en la primera oportunidad que tuvieran una vez que nuestros enemigos hubiesen caído en nuestra trampa y posterior a eso traerían al traidor ante nosotros para darle el castigo merecido.
A pesar de que mi mente estaba muy ocupada imaginando el desenlace que tendría esa estrategia, no había podido dejar de pensar en lo que había sucedido entre Leathan y yo; sus palabras surcaban mi mente una y otra vez haciéndome sentir impotente ante la situación que atravesábamos, y con tristeza me di cuenta de que esto me dolía más que su rechazo. No podía evitar pensar que lo mejor hubiese sido que yo no me enterara de sus sentimientos, que él los hubiese guardado justo como yo debí haberlo hecho, pero no fue así, ambos teníamos conocimiento de los verdaderos deseos de nuestros corazones y esto en vez de acercarnos, nos alejaba cada día más.
Los días siguientes todos parecían estar muy ocupados, Bastian se encontraba en constantes reuniones con su padre y consultores, la señora Mae no se apartaba de mi madre ni un momento, pues a pesar de que hubo una notoria mejoría en su salud seguía sintiéndose muy agotada y la mayor parte del tiempo la pasaba dormida; Leathan por su parte se encontraba, como de costumbre, pasando tiempo con Rose, quien lo acompañaba a cualquier lugar que él tuviese que ir. Yo solo me tenía a mí misma como compañía, había estado muy sola y mis actividades se reducían a leer algún libro de la biblioteca y acompañar a mi madre en su habitación, más allá de eso, no tenía otra cosa mejor que hacer. Cayó la tarde y podía ver la hermosa puesta del sol desde mi ventana, decidí que sería bueno salir un momento a tomar el aire en los jardines, por lo que me encaminé a ellos; una vez ahí tomé asiento de bajo de un árbol, contemplando los hermosos colores del cielo y escuchando el aleteo de las aves que a prisa regresaban a sus nidos, cerré los ojos y sentí como la brisa despeinaba mi cabello otorgándome gran tranquilidad.
— ¿Tomando un respiro? — Preguntó Leathan sentándose a mi lado y sacándome de mis pensamientos.
— Sí, algo así. — Suspiré. — ¿Qué te trae por aquí?
— También quería tomar un respiro. — Contestó cerrando los ojos.
Nos mantuvimos un largo rato en silencio, no habíamos estado a solas desde ese día y la tensión que había entre nosotros era casi palpable. Me resultaba muy extraño estar uno al lado del otro sin hacer comentarios tontos y graciosos, sin hablar y sin atrevernos a intercambiar miradas; nunca volveríamos a ser los mismos y lo resentiría por mucho tiempo.
— Rowan. — Se atrevió a hablar con timidez.
— ¿Qué sucede? — Pregunté dirigiéndole una mirada, pero él aún mantenía los ojos cerrados.
— Solo... quiero disculparme por todo lo que sucedió, no sé qué tan bueno fue haberte dicho aquello, pero...
— Por favor, detente. — Lo interrumpí. — No quiero que volvamos a tocar ese tema, ya es lo suficientemente difícil para mí y supongo que para ti también lo es.
— Pero, debemos dejar las cosas claras.
— Las cosas ya están más que claras, no sigas, te lo pido. — Me senté de frente a él y tomé sus manos haciéndolo abrir los ojos. — Míranos, llevamos días evitándonos, nada de lo que hablemos ahora cambiará lo que dijimos entonces... lo mejor será seguir nuestras vidas pretendiendo que nada de eso sucedió.
— ¿Cómo puedes pedir algo así Rowan? No es algo que podamos ignorar de la noche a la mañana.
— ¡Lo sé, pero no tenemos otra opción Leathan y bien lo sabes!... Hablar de esto solo me lastima más. — Dije con voz entrecortada.
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Huyendo de la traición
Historical FictionDespués de que el más fiel consejero de su padre lo asesinara para quedarse con el trono, Rowan la princesa de Brexfarn, logra huir con ayuda de uno de los sirvientes del palacio, quien también es su más grande amigo y amor secreto. A pesar de que a...