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Habían pasado tres meses desde el encuentro. Hoseok tenía el mayor cuidado en que los dos menores no se vieran. Especialmente se preocupaba por Jungkook. Se había negado a ingerir alimento y se estaba poniendo muy delgado. Sabía que se trataba del omega dentro del maknae, pero seguía sin ser normal. En un caso similar, Taehyung se había encaprichado en quedarse en su cuarto. Sólo le abría la puerta a Jimin para que le llevara comida. Después de eso, nadie más ingresaba.

Cierto día, Jungkook iba pasando delante del cuarto de Tae con la mirada puesta en el teléfono. Fue cuestión de micras de segundo. En un abrir y cerrar de ojos se hallaba del otro lado de la puerta. Le arrebataron el celular y unos labios empezaron a besar los suyos con desesperación. Un olor muy fuerte de canela, tierra mojada y chocolate llegó a sus fosas nasales. Taehyung había entrado en celo. Y, por segunda vez, lo había metido a su cuarto para pasarlo con él. Gruñó y le dio un sonoro puñetazo.

-¡no soy un maldito juguete, Kim!

Con la manga del suéter que tenía puesto se limpió los labios con un asco más que notable en el rostro. Ese acto le dolió un poco - mucho - al alfa.

-¡no soy un maldito homosexual! ¡¡No me gustarías ni aunque el destino te eligiera para mí!! Si me vuelves a poner encima siquiera la mirada, de verdad, Kim. El odio que te tengo va a ser mayor.

La mirada del rubio se oscureció cuando el pelirrosa salió hecho una furia de su cuarto. Relativamente hablando, Jungkook había usado las mismas palabras que él al rechazarlo hacía ya unos meses. Eso no quitaba que doliera como el mismo infierno. Se arrepintió completamente de haberle dicho esas hirientes palabras al "alfa". Que lo criticaran, que lo lapidaran, no importaba. Verdaderamente sentía que Jungkook era su pareja destinada. Su lobo se lo hacía sentir y saber cada que estaba cerca del castaño. Movía la cola feliz y, de haber sido por él, en varias ocasiones se hubiera recostado en el suelo boca arriba, rogándole al maknae que le acariciara la panza. Le estaba restando importancia el que ambos fueran alfas. En ese momento incluso se sintió dispuesto a buscar una forma de volverse omega. Llámenlo desesperado. Llámenlo idiota, maldito e, incluso, hipócrita. No tiene importancia. El amor que el alfa le tenía a Jungkook era puro, increíblemente grande y bonito. Lo había herido, es verdad; pero lo hizo por miedo. Ese miedo era ya nulo.

Dejó de existir hacía tiempo, cuando el omega salió con una mueca que el pelirrosa consideraba una sonrisa. Al alfa le empezó a doler el pecho. El animal dentro de sí gritaba el nombre del maknae e impulsó a su portador a buscarlo. Mas él se negó. Inmediatamente su lobo tomó el control. Empezó a romper cosas y gritó desesperado. Se dispuso a dirigirse al cuarto del menor, pero llegaron los otros cinco miembros. Los dos alfas trataron de frenarle; pero Taehyung estaba fuera de control. Desesperado. Otro grito se escuchó por la casa. Su poseedor era su tierno pelirrosa. Lo sabía. Intentó zafarse de los brazos de sus captores para ir a consolar a su precioso Jungkook como Hoseok segundos atrás. Gruñó, abrumado. Todos lo miraron sorprendidos cuando se transformó en lobo. Les enseñó los dientes y salió corriendo del cuarto. Pero, cuando estaba a nada de llegar a la recámara de su amor, los dos alfas lo tiraron al suelo. Lanzó un aullido, lleno de dolor y desesperación. Fue entonces cuando entendió. Jungkook era su pareja destinada. Volvió a su forma humana y se puso a llorar. Jin se acercó, preocupado. El alfa lo rechazó cuando lo abrazó. Sólo quería el calor del maknae. Ni siquiera la calidez de la manta que le pusieron para cubrir su desnudez lo reconfortó. Se sintió tan, pero tan mal, que se fue a su recámara y se puso a llorar. Todo el tiempo que había pasado se había quedado en su cuarto, sin salir ni un segundo. Sólo le permitía la entrada a Jimin, quién lo obligaba a comer. También le obligó a contarle lo sucedido. Jimin se quedó sorprendido ante el relato; pero no dijo nada. Conocía a su amigo. Sólo necesitaba un abrazo, no palabras. Actos, no promesas. Amor, no el odio que le había agarrado el pelirrosa.




Sé que dije que sería largo, como el anterior, pero tuve una idea no tan mala en todos los aspectos y preferí ponerla. No van a sufrir, espero. Hasta la próxima!

Pdt: hubo un error en el capítulo anterior, el cabello de Tae era rubio y el de Jungkook rosa... ¿Se nota mucho que extraño su color de cabello cherry? :"v

¡No soy un alfa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora