CAPÍTULO 9

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Las semanas pasaron y le darían el alta a James; luego del accidente con Daniel nos turnabamos para estar al pendiente de James las veinticuatro horas del día.

Al principio no quería seguir su plan, solo quería mantenerme todo el tiempo juntó a mí hermano, pero comenzaba a perder fuerzas; así que comenzamos a turnabamos para poder estar al pendiente de él.

Nuestra "Sorpresa" falló y no tuvo éxito, si me preguntan ¿Dónde está Edward? No tengo ni la más mínima idea, luego del accidente solo le dediqué mi tiempo a James, solo iba al hotel para cambiarme de ropa, comer algo y en muy pocas casualidades lograba conciliar el sueño; hoy le daban el alta a James.

—Daniel necesito que me acompañes a llevar a James al hotel y luego te llevaré a casa—.

—¿Me estás diciendo qué lo quieres llevar a ese hotel de mala muerte y qué te deje ir nuevamente? Estás demaciado equivocada, nos vamos a casa, ahí él estará más cómodo y a gustó, en cuanto a ti, no te dejaré sola ni un minuto—.

—Está bien volveré a casa—. Dije ya resignada, era inútil pelear para defender mí postura cuando era clara que no ganaría, él tenía razón James no estaría cómodo en el hotel.

Caminamos a la salida con James caminado a la par mía, su rostro sólo tenía esa hermosa sonrisa de siempre y la única persona en este mundo a quien iban dedicadas esas sonrisas, era nada más y nada menos que a mí; Amber Baker.

Subimos al auto y en cuestión de minutos ya estábamos frente a mí gigante y extravagante casa.

Al entrar, algunos recuerdos vinieron a mi mente, algunos malos otros buenos; pero podía decir que estaba de nuevo en casa.

—Wow pequeña, esto es lujo no como la pocilga en la que vivíamos—. Habló mi hermano

—Gracias de nuevo por llamar a mi guarida, pocilga—. Hablé con sarcasmo

—De nada—. Respondió con una sonrisa burlona

—Bueno, tú James dormirás en mí cuarto ahí estarás más a gustó ya que hay solo dos habitaciones—.

—Gracias, ahora entiendo lo que quieres hacer no creas que no me di cuenta, pero una sola cosa; mucho cuidado con lo que le haces a mi hermana ¿Entendido? Y me la cuidas—. Dijo desafiante e imponiendo autoridad

Yo reí por lo bajo, nunca fue ese tipo de chico que se comporta como hermano mayor en estas situaciones; me sorprendió su reacción.

—Claro que la cuidaré y prometo no tocarla—.

—Mas te vale niño porque te estaré observando—. Expresó James subiendo las escaleras y adentrándose a la habitación de Daniel; la cual ahora le pertenecía a él.

El lugar quedó en completo silencio, Daniel se dio la vuelta y se quedo mirándome perdidamente; yo no podía mantener el contacto visual y comencé a retroceder.

Fue una mala idea, una muy mala, le di motivos para acorralarme; dejarme a la defensiva y a su merced.

Solo pude cerrar mis ojos y con tan solo un poco de coraje; los abri y lo vi ahí frente a mi con su mirada la cual bajaba y subía reiteradas veces de mis ojos a mis labios.

El nerviosismo comenzó a crecer, no tenía idea porque su cercanía provocaba tantos cambios en mí, no sabía si era solo atracción o algo más; no sabía si era amor ya que había perdido toda pizca de amor que alguna vez pude tener luego del accidente.

Con una de sus manos acarició mi mejilla izquierda, mi cuerpo tuvo una leve descarga ante su tacto; yo por mí parte mantenía el contacto visual solo lo que podía.

Pesadilla sin retorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora