CAPÍTULO 15

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El final y el comienzo de una venganza, como yo solía llamarle, el pensar que aún con muertes y peligrosos secretos, esto aún no había terminado.

La posibilidad de encontrar el amor era algo que no estaba planeando para mi vida ¿Amor? ¿Qué demonios es el amor? Implicaría sentir y no debía de ser así, con una mente y corazón frío se podía actuar correctamente.

Aquel era un pensamiento que nadie me haría cambiar, lo había perdido todo; la impotencia se habia hecho cada vez mayor al descubrir quien poseía la herencia que siempre me perteneció a mi.

No había tiempo de pensar movimientos o de idear jugadas, el tiempo en este momento valía oro, James comenzaba a realizar una búsqueda intensa; estaba demaciado cerca y algo así no lo permitiría jamás.

En cierto punto pensé que éramos totalmente distintos, pero ese pensamiento estaba equivocado, éramos iguales, ambos peleariamos por obtener nuestro único propósito; venganza.

Amber siempre fue como una hermana para él y al igual de importante que era ella para él; lo era mí padre para mí.

Más que un amor, era lealtad, la que le juré hasta su último respiro; pero él ya estaba muy viejo para cumplir con los trabajos que un joven y codicioso hijo era capaz de realizar.

Me encontraba en un shopping, lugar en el cuál estaba bajo la mirada de todos; pero que mejor este escenario para un enfrentamiento tal como el que se produciría este día.

James me había encontrado, al principio fue por sus propio medios, hasta que acelere el proceso, siendo más alevoso con mis propios movimientos; haciéndome notar en la multitud.

A lo lejos pude verlo sonreír de manera victoriosa, solo quería enfrentarme, yo solo debía terminar con su vida lentamente, para luego ir detrás de Daniel, quién no parecía tener alguna iniciativa de continuar lo que ya había sido comenzado, prefería lamentarse que hacer algo; cobarde.

El primer disparo se hizo presente, desconcertado a las personas que se encontraban lejos del lugar donde se había producido el sonido; las que se encontraban cerca corrían por su vida y pedían ayuda desesperadas.

James no había dañado a nadie, solo habia advertido sobre su presencia, vestido con su color distintivo; el negro y sus cabellos rubios peinados hacia atrás.

Luego dos disparos hacia una de las tiendas que estaba cerca de su posición, los cristales de estas cayeron desplomados al suelo; la gente corría por doquier y entre el alboroto ambos nos mirábamos sin apartar la mirada.

Sirenas provenientes de automóviles policiales se escuchaban a las afueras del edificio, una vez liberada la zona, ambos estábamos frente a frente sin que nadie se interpusiera delante de nosotros.

Ambos nos apuntábamos mutuamente y nadie borraría la satisfacción que poseían nuestras miradas en aquel momento; alguien no saldría vivo de este enfrentamiento y ese sería James.

Él disparo primero, la bala se introdujo en mi hombro, no moriría; con una buena sutura más tarde ese hombro no sería un impedimento para matar a Daniel.

Yo no me quedé atrás y apunté hacia su persona, pero no contaba con la repentina aparición de un chico de cabellera castaña rojiza; quién empujó consigo el cuerpo de James a un pasillo donde había una salida de emergencia.

Yo por mi parte solo pude correr sin dar por finalizado mi trabajo; la policía había entrado al lugar y no permitiría por nada del mundo ser atrapado.



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No voy a mentir al decir que no me sorprendió mucho la repentina aparición de mi mejor amigo en aquel lugar.

Pesadilla sin retorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora