CAPÍTULO 23

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El viaje...

Luego de mi pequeña y no muy divertida visita al reclusorio, di por finalizado mi experimento; por así decirlo.

Esa pequeña charla que tuve con mi adorable primo, me ayudó a dejar muchas cosas en claro; una de ellas fue a no tener fe en las personas.

No sé cómo llegué a pensar que podía redimirse, que podría cambiar; pero estuve realmente equivocada.

Me alegra saber que siempre nos odiaron por nuestro dinero y no por un conflicto de hermanos, para ser sincera, en algún momento pensé que tal vez mi padre había sido promotor de estos conflictos; pero esa idea desapareció en cuanto Paul me confesó la verdad.

Luego de mi charla, salí del reclusorio con mis pensamientos aclarados, subí a mi Camaro SS 1969 descapotable de color azul, si comenzaba a creerme una amante de los vehículos antiguos, 378 caballos de fuerza; con una velocidad máxima de 200Km/h.

Un auto diseñado especialmente para mi, a mi medida; me había sentido muy identificada con este auto a la hora de comprarlo.


Un auto diseñado especialmente para mi, a mi medida; me había sentido muy identificada con este auto a la hora de comprarlo

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Conduje a toda velocidad, por la carretera hasta llegar a mi ciudad, las personas disfrutaban del agradable día; entre risas y buenos momentos.

En eso pude divisar a una familia que a simple vista era hermosa, una mujer que aparentaba ser de treinta años de edad, junto a su esposo y dos pequeños niños, simplemente había quedado maravillada ante esa familia; pero sonreí mucho más al ver como la mujer cargaba en sus brazos a una pequeña bebé.

Luego de tal escena conduje a una velocidad menor a la de antes hasta mi hogar donde me esperaba mi novio.

Estacione mi vehículo enfrente de mi casa, entre y lo busque con la mirada; en eso mi nariz captó un aroma peculiar proveniente de la cocina.

Caminé hasta aquella habitación y efectivamente Daniel se encontraba cocinando él desayuno, traía un mandil azul, que lo hacía lucir muy bien; junto a una música tenue en el ambiente.

Cuando me encontré más cerca de él; me aferre a su cintura y con una sonrisa conecté miradas.

-¿Pudiste aclarar tus dudas amor?-dijo él para darse la vuelta y tomarme de la cintura para proporcionarme un beso

-Si amor, creo que ahora podremos planear ese tan esperado viaje-dije

-Me parece bien, pero primero hay que desayunar-dijo

-Está bien-dije sentandome en el comedor

Comimos todo lo que Daniel había preparado entre risas y alguna que otra broma.

Hablamos sobre distintos lugares al azar; pero ninguno definitivo.

-¿Qué te parece Europa?-dijo

Pesadilla sin retorno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora