· Heaven School Blessing [HuaLian]

20. La comida del Maestro del Viento

Los gritos de aquel nuevo estudiante cortaron la oración de He Xuan y, antes de que pudiera hablar de nuevo, el chico de blanco abandonó el lugar. A decir verdad, al de negro le habría gustado hacer lo mismo. ¡Ese hombre de aspecto desaliñado era extremadamente ruidoso!

Se había encontrado con este dos veces incluyendo la actual, y ambas había montado un gran alboroto. Sin embargo, en esta ocasión había sido astutamente ignorado. Era por eso que He Xuan había pensado que se calmaría y no causaría más problemas, mas... ¡qué equivocado estaba!

Los primeros tres, cuatro, ¿tal vez cinco inclusive? segundos, mantuvo su boca cerrada. No obstante, en cuanto llegó el sexto, la abrió ampliamente como si estuviera tomando una enorme bocanada de aire antes de bramar con fuerza, — ¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES A REHUIR DE MÍ?!!! ¡¡¡¡TÚ, EL PRÍNCIPE HEREDERO QUE DEJÓ DE SERLO PARA CONVERTIRSE EN LA ESCORIA DE LOS "CIELOS"!!!! ¡¡¡¡¡VERÁS CUANDO EL CABRÓN DE LLUVIA SANGRIENTA TE EVADA!!!!!

Si todavía quedaba alguien en esa cafetería que no hubiera volteado su cabeza para contemplar tal escena, esa situación había dejado de ser posible. Ni siquiera la persona más ajena podría evitar no hacerlo.

El rostro de algunos se volvió complicado, varios simplemente agradecían a los Dioses no estar en su misma clase y otros comenzaron a reír a carcajadas sin intención de detenerse. ¿Qué tipo de apodos innecesariamente largos eran esos?

No obstante, por mucha gente que hubiera contemplando ese espectáculo, nadie alzó palabra en defensa de Xie Lian. Si había algún sujeto al que le diera por hablar, era en nombre de Hua Cheng.

No fue hasta después de unos minutos que una voz pronunció, — TÚ... ¡Discúlpate con Su Alteza!

Era Shi Qing Xuan. Hasta ahora había permanecido en silencio con una expresión ennegrecida mientras apretaba sus puños. Sin embargo, parecía que el tiempo que había transcurrido no pudo ganar frente a su sentido de la justicia. 

Aunque estuviera muy agradecido de poder contar con un amigo como él, Xie Lian siempre le había dicho que no tenía caso que le defendiera. No importaba cuanto luchase, algunas cosas no cesarían jamás. Por ello mismo, Shi Qing Xuan lograba contenerse cuando escuchaba malos comentarios sobre el de blanco. No obstante, Qi Rong había acabado con su paciencia. Era consciente de que eran primos, y para él la familia era sagrada. 

Cuando Qi Rong escuchó aquella risible petición, vociferó, — ¡¡¿Que me disculpe?!! ¡¡¿Por qué debería hacer algo como eso?!! — Después de analizar al de verde, añadió, — ¡¿Tú eres ese molesto joven que antaño le hizo no-sé-qué al vino?! Oh, ya veo. Me he reído de tu amiguito y ahora quieres que lo retire.

El tono burlesco que estaba utilizando enojaba cada vez más a Shi Qing Xuan. He Xuan posó una mano encima de su hombro para llamar su atención. En cuanto cruzaron miradas, movió su cabeza hacia los lados.

A pesar de no haber usado palabras, aquel gesto fue suficiente para comprender el argumento que quería transmitirle. 

El de verde susurró, — Ming-xiong... 

Por una parte no sonaba demasiado convencido, pero por otra lo entendía. 

Al presenciar aquella escena, Qi Rong no pudo evitar chasquear la lengua. Acto seguido, se acercó a donde ese par estaban sentados y ojeó la mesa. Sobre esta había una fiambrera. El aspecto de la comida que había dentro era maravilloso. Si uno estuviera en alguna clase de serie animada, sería merecedor de un primer plano mientras un montón de apasionadas rosas de vivos colores lo enmarcaban.

Indudablemente era un almuerzo hecho a mano y, por lo que veía, preparado con especial cariño por parte del de verde para su amigo. 

Como si el único objetivo en la vida de Qi Rong fuera fastidiar a los demás, robó descaradamente un buen pellizco de esa apetecible comida.