· Heaven School Blessing [HuaLian]

54. RuoYe entre Hualian

No era como si Hua Cheng se sintiera bien — en absoluto. Su cabeza dolía y mantenerse erguido tampoco era tarea fácil. Además, de no ser porque era invierno sería difícil esconder el rastro que habían dejado en él las numerosas caídas que había sufrido por no contar también las heridas que él mismo se había hecho. Probablemente, de no haber sido por el hecho de que hoy podría ver a Su Flor en Los Cielos se habría dejado consumir por el dolor y siquiera se habría levantado.

Como de costumbre, Lluvia Sangrienta llegó temprano. Según los rumores era un tipo enfermizamente puntual; aunque en el fondo la única razón por la que aparecía pronto era para ver llegar a Su Alteza. Si fuera por otra persona lo mejor sería no contar el tiempo que al de rojo se le antojara hacer esperar a la otra parte para recibir su presencia. En cualquier caso, parecía ser que esa desgraciada mañana de lunes no podía traer cosas buenas. Antes de que pudiera divisar a Xie Lian en el horizonte fue convocado de nuevo por el consejo.

El tiempo pasó despacio, y solo una eternidad después sonó la campana. Para cualquier estudiante, aquello sería sinónimo del tiempo de descanso en el que quejarse de las clases con otros compañeros; para Lluvia Sangrienta indicaba el principio de la búsqueda de Su Flor.

Luego de dar un par de vueltas por el centro sin éxito alguno recordó el 'jardín secreto' donde había llevado al de blanco el primer día y simplemente se encaminó hacia ahí. 

Tan pronto como llegó, vio una hermosa figura agachada al lado de los arbustos hablando con cierto animalillo blanco como la nieve. Hua Cheng quedó simplemente embobado con aquella vista. No importaba cuántos años pasaran, para él Xie Lian siempre sería el dulce 'Príncipe' que le enseñó a vivir. 

Estaba a punto de llamar su atención cuando escuchó su dulce voz decir aquellas esperanzadoras palabras, "Se trata de ese hombre de rojo tan apuesto que vino el otro día". El corazón del azabache no pudo evitar palpitar con fuerza. ¿Xie Lian realmente pensaba aquello de él?

A decir verdad, el de blanco le había dicho algo parecido anteriormente, pero Hua Cheng imaginó que solo se trataba de algún acto de cortesía. Reunía tantas cosas en él mismo que lo habían atormentado desde que tenía memoria que le resultaba imposible no pensar que era alguien desagradable u horroroso. Sin embargo, oír de manos de Su Alteza que no era tan repulsivo ni execrable como creía era completamente reconfortante.

De repente, oyó rugir el estómago de su persona favorita, lo que había de decir: le transmitió una enorme ternura. Sin más, el de rojo se acercó adonde se encontraba Xie Lian y lo abrazó fuertemente por la espalda antes de tenderle una pequeña florecilla. 

— No sé si Ruoye tendrá hambre o no, pero estoy seguro de que Dianxia lo tiene. He de recordarle que se escapó antes de que pudiera probar su castigo. —, respondió con una risita ante la pregunta del contrario hacia el pequeño hurón. — ¿tan reticente es gege ante la idea de probar mi cocina? 

Hua Cheng no pudo evitar traer un poco más cerca a este hombre que lo volvía loco antes de comentar, — A propósito, no he podido evitar escuchar la conversación, ¿por qué infiere gege que "ese apuesto hombre de rojo" lo odia? 

En realidad, la voz del más alto dudó un poco en la parte de su descripción. Sin embargo, parecía que Xie Lian no se había dado cuenta. Únicamente omitió los detalles innecesarios y se volvió sonriente hacia él. 

— ¡San Lang! —, exclamó alegre.

Un par de líneas de sonrojo se dibujaban en sus mejillas. Era como si la emoción de ver al hombre parado frente a sus ojos hubiera vencido por unos segundos a la vergüenza de haber sido escuchado en su 'conversación privada con RuoYe'.