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El menor se quejó otra vez, su pecho estaba en contacto con la tapa del auto y su trasero completamente descubierto. 
Miró a todos lados, la zona estaba llena de árboles y pasto seco, lo que indicaba que la ciudad estaba alejada, sin embargo en cualquier momento podía pasar algún auto y eso le preocupaba.

—Yoongi.. estamos en la calle y.. ¡Ahhh! —mordió su labio inferior al sentir la lengua del mayor en su entrada— ¡Mierda! —levantó un poco su trasero y mordió su belfo inferior mientras posaba su mejilla en la tibia chapa bajo su cuerpo. 

—¿Te gusta, bonito? —se puso de pie y tocó el pezón derecho del menor, dándole un pellizco mientras le susurraba—. No vayas a gritar.

El pálido lo penetro sin previo aviso su rosada entrada, recibiendo un grito que Yoongi ahogó con sus propios dedos, los ojos del rubio se empezaron a cristalizar y se le escapaban lágrimas de dolor. 

—Yoon.. me duele —cerró los ojos y suspiro tratando de calmarse—. No quiero hacer esto.

—Tómalo como un castigo.. para la próxima se bueno conmigo, pequeño —acarició su cabello y luego lo tomó en sus dedos— ¿entendido?

Jimin giró su rostro y desde sus hombros, lo miró a los ojos, no dijo nada.

—¡¿Entendido?! —gritó tirándole levemente del cabello. 

—Sí.. —susurró mordiendo su labio, dolía pero le gustaba.

Yoongi empezó a mover sus caderas rápidamente, el menor cerró los ojos y apretó los labios. 

—Ahhh.. no quiero hacer esto aquí —soltó un gemido y abrió mucho más sus piernas— nos van a ver.

—Espero que lo hagan.. —dijo mientras mordida y lamía la cálida piel y luego le dio una nalgada— ¡muévete!

—¡Me duele, maldita sea!.. ¿como quieres que me mueva? —lo miró serio.

—Tú te buscas tus propios problemas— lo tomó de las caderas y lo subió a su regazo, Yoongi volvió a hundirse en él.

Entró y salió repetidas veces, mientras las quejas de Jimin encantaban su oído, el pequeño ciclo de quejas, llanto y dolor había terminado para ser reemplazado por el placer, cada vez pedía más con la mirada, cada vez se movía más rápido, lo marcaba, lo besaba, lo razguñaba; y eso le gustaba. 

—No puedo ser malo contigo porque sé que te terminará gustando —Yoongi lo cargó en su cintura mientras caminaba hasta las puertas delanteras del auto— vamos a continuar esto cuando lleguemos a la casa. 

—¡No! —empezó a brincar encima del mayor mientras éste daba pasos con dificultad debido al peso del menor— No.. dame más, no me puedes dejar así.

—Sí, si puedo —sonrío burlón, Jimin soltó un gruñido y se bajó del regazo del mayor.

—No puedes hacerme esto —lo tomó del brazo, abrió la puerta trasera y lo obligó a acostarse en los asientos— no hasta que sea suficiente para mí, Min. 

Se subió sobre el peli negro y empezó a brincar. Se sentía enfadado, le molestaba que su vecino siquiera pensará en dejarlo así de necesitado hasta que llegarán a quien sabe donde, pero él no se lo permitiría; Jimin se quitó la remera y luego se la quitó al mayor con rapidez. 

—Mierda.. —suspiró extasiado— juro que voy a morir justo ahora.. ¡Sí! ¡sí!

—Maldita sea.. —tomó las caderas del menor para ayudarlo a subir y bajar con rapidez, ejerciendo fuerza para que toda su hombría entrara hasta lo más profundo del menor— ¿como mierda lo haces?

—Ahh.. ¿hacer qué? —preguntó como pudo entre gemidos. 

—Gustarme tanto —mordió su labio inferior, Jimin no dejaba de brincar sobre él, lo movía, lo tocaba, y marcaba con chupones alrededor de su cuello varias veces hasta que ambos llegaron, casi al mismo tiempo, al ansiado orgasmo. 

Yoongi se sentó como pudo, aún dentro del menor, se vieron a los ojos y se besaron hasta que el teléfono del mayor sonó interrumpido el momento, abrazó al pequeño rubio con su brazo izquierdo y con el otro buscó el aparato que había caído al costado del asiento. Lo desbloqueo, y soltó una risa al mirar el mensaje de su teléfono.

—Señorito Park, pagarás una multa por caliente— dijo burlón. 

—¿Eh? —preguntó confundido— ¿qué multa?

—Me ha llegado un mensaje, creo qué hay cámaras cerca —rió mientras apretaba levemente el trasero del menor. 

—Yo la pago —tomó el rostro de Yoongi entre sus manos, dejó una caricia en sus mejillas y lo besó—.. pero déjame hacer lo que quiera contigo —besó su cuello, dejando un chupón más en la blanquecina piel mientras movía sus caderas.— Déjame quitarme esto que siento.

—¿Qué es lo que sientes, bonito? —rió y mordió el belfo del menor. 

—No lo sé.. —susurró sintiendo que el miembro del mayor se volvía a endurecer en su interior, comenzó a saltar— Ahhh.. pero estoy malditamente caliente y tú puedes ayudarme.

Can I eat ur ass? -YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora