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Se podía decir que ambos estaban teniendo una fantástica experiencia de esas que no se olvidan, Jimin pasó sus manos por su abdomen, llevaba puestas unas bragas color azul marino, mientras el mayor lo miraba con mirada atenta.

El menor sonrió con picardía al ver que Yoongi había abierto sus piernas y se había dado tres golpes en su entrepierna como si fuera una invitación para él, se sentó y se inclinó hasta juntar sus labios. 
Se dieron un beso necesitado, sus lenguas jugaban de boca en boca, y tan rápido como la delicada tela de encaje estuvo sobre su cuerpo, fue lanzada a algún lugar de la habitación principal; Jimin había tomado el miembro del pálido y lo hizo entrar en él mismo.

El rubio empezó a levantar su trasero, logrando el ritmo perfecto para ambos; la habitación se fue llenando de gemidos, jadeos y lloriqueos de parte del menor por las sensaciones que recorrían su cuerpo, mientras que Yoongi ejercía fuerza sobre las caderas del menor para que éste aceleran cada vez más. 

—¡Ahhh! —se quejó—. Quiero mas... ¿cómo hago para ir más rápido?

El azabache lo tomó de las caderas y lo recostó sobre el gran colchón, quedando ahora sobre el menor y empezó a penetrarlo lo más rápido que pudo, haciendo del rubio un lío completo, recibiendo rasguños en su espalda que sólo lograban insentivarlo a más. 

—Ya... ¡Ahhh! ¡voy a venirme!

—Hey —el pálido lo miró, pues el menor estaba desesperado y se movía como loco—. Cálmate un poco.

—¡No puedo! ¡Dame más!

Encogió sus hombros y lo hizo, dándole nalgadas hasta que Jimin manchó su propio abdomen, dejó de moverse, quedando totalmente agitado y extasiado por el reciente orgasmo. Rió, a él le quedaba un poco más aún para llegar, así que tomó las piernas del rubio y las puso sobre sus hombros para aprovecharse un poco del menor.
Lo miró detenidamente sin parar con el vaivén de caderas llenado la habitación del sonido de sus pieles chocando continuamente, tenía los labios carmín entreabiertos, su cuello lleno de chupones, mejillas rosadas por el calor que recorría su cuerpo y los ojos cerrados; se vino dentro del menor y se acostó sobre este, con el cuidado de no aplastarlo.  

—¿Suficiente por hoy, bonito? —Yoongi rió y el contrario abrió los ojos de golpes.

—Yoongi hyung —lo miró a los ojos, preocupado- creo que no puedo moverme.. 

—Lo sé, cariño —acaricio sus mejilla— a mí me duelen las caderas, no quiero imaginar cómo está tu culito.. —el azabache besó los labios del menor y luego su pequeña nariz de botón—. es mi turno de tratarte como un bebé.

—Mi boca aún sirve.

—¿Por qué eres tan necio? ¿No ves cómo estás? Harás lo que yo te diga, ¿está bien?— el menor asintió con un pequeño puchero en sus labios—. Tres cosas: primero, vas a descasar, dormir un poco antes de que llegue la comida que voy a pedir; segundo, comeremos y luego... —le mordió el belfo inferior y apretó la mandíbula de Jimin entre sus manos— me follaré esa boquita tuya.

—Sí —sonrió contento al escuchar la última cosa que demandó su mayor. 

Una vez que Yoongi abandono la habitación, como pudo, alcanzó una manta que estaban dentro del 2do placar, y se acurrucó en la cama; durmió tan cálidamente por unas tres hora hasta que sintió los brazos de Yoongi abrazar su desnuda espalda, se quejó un poco entre-sueño y se giró hasta acostar su cabeza en el pecho del mayor.

—Eres tan lindo cuando duermes —rió y Jimin abrió lentamente sus ojos—. ¿Quieres comer, bebé?

—¿Por qué no me levantaste? —se quejó mientras refriega su ojo izquierdo— de seguro ya está fría la comida.

—Tal vez, pero te veías tan lindo durmiendo que no quise despertarte cuando llegó el repartidor de pizzas —lo miró a los ojos. —Me aburrí estando solo.. la comida está en la sala, vamos, no quiero que estés sin comer.

El peli-negro se puso de pie y caminó hasta la puerta, esperando escuchar los pasos de su pequeño, pero jamás llegaron.

—Yoongi hyung —Jimin rió algo apenado— aún no he intentado ponerme de pie, pero sé que no puedo hacerlo y no quiero caerme. 

—¿De verdad? —se inclinó hasta el menor—. Te cargaré entonces, bonito.

—Dijiste que me tratarías como un bebé —el rubio se quejó un poco pero terminó enroscado en las caderas del mayor—. Quiero que me des en la boca.

—¿Alimentarte? Esta bien, puedo alimentarte —rió pensando en cumplir el capricho de su rubio. 

—No me refería a la comida —susurró en su oído. 

Can I eat ur ass? -YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora